Lo que sí que está confirmado es que es más común en niños de 4 a 8 años que en adultos. Esta costumbre se suele perder a medida que nos hacemos mayores, pero se desconoce el motivo. Se entiende que se produce este proceso de “desaparición” porque el cerebro se vuelve más eficiente en la realización de tareas o por vergüenza social.
¿Qué dice la ciencia sobre la lengua al concentrarse?
Por un lado, la Universidad de Westminster realizó un estudio donde observaron a niños de 4 años desarrollando una serie de tareas y comprobaron que este gesto se producía con más frecuencia cuando las actividades implicaban la motricidad gruesa. Al contrario de lo que pensaban, pues creían que iba a ser más común en tareas de motricidad fina, que son las que demandan más concentración.
Por otro, hay investigaciones que señalan que el acto de “apretar la lengua” está relacionado con ciertas áreas del lenguaje de acción rápida que implican gestos manuales.
Asimismo, la neuroanatomista, Adele Diamond, confirma que existe una estrecha relación entre el desarrollo motor y cognitivo durante la acción de “apretarse la lengua”. Esto explicaría que cuando pensamos en hablar se activan las mismas áreas que si habláramos, es decir, cuando estamos ejecutando una tarea manual, el cerebro está “describiendo como lo hacemos” y aunque no estemos hablando, la lengua se mueve, por ello para que una función no se vea afectada por la otra, intentamos “bloquear” la lengua a través de este gesto.
Mientras, las investigaciones neurológicas han demostrado que la lengua es el órgano con más terminaciones nerviosas de nuestro cuerpo. Es emisora y receptora de una gran información para el ser humano. Por lo tanto, el acto de inmovilizar la lengua ayuda al cerebro a controlar la información que recibe y a focalizar toda su atención en la actividad que está llevando a cabo.
Para las teorías biológicas, como afirma, Desmond Morris, prestigioso zoólogo y etólogo inglés, este gesto obedece a una herencia biológica que indica que la persona que está realizando una actividad con la lengua fuera no quiere ser molestada. Otras corrientes biológicas concluyen que es una herencia del pasado, cuando el hombre “testaba“ el aire con la lengua.
Otras investigaciones relacionadas
La vinculación del sacar la lengua con el desarrollo del lenguaje, también ha llevado a muchos investigadores a analizar hacia qué lado se saca la lengua. La mayoría de los estudios han constatado que casi todos los niños mueven la lengua hacia la derecha, lo que indica que es un gesto controlado por el hemisferio izquierdo, el responsable de las áreas del lenguaje, lo que relaciona este gesto con el lenguaje.
Como conclusión, y apoyándonos en un artículo publicado por la revista Cognition, el acto de sacar la lengua sirve para bloquearla. De este modo las áreas del cerebro que comparten la lengua y las actividades manuales se dedican solo a la actividad manual, ampliando la capacidad de éste para la acción a realizar.
Leticia Rubio Sanchez-Vizcaíno es psicopedagoga de la Escuela Infantil “El Mundo de Mozart”