Aumenta el tiempo que tienen libre y en demasiados casos, aumenta el uso incontrolado de los dispositivos móviles, junto al anonimato en las redes sociales, perfectamente se pueden trasladar los casos de acoso infantil de las aulas a las redes cuando llega el verano.
Whatsapp es la red a través de la cual se comete más ciberbullying, en un 70’2% de los casos, seguido por Instagram en casi un 50% de los casos y TikTok que se acerca al 40% de los casos tal y como lo señalan los expertos de la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña.
Según los datos que manejan desde estas dos fundaciones, casi un 25% de los escolares menores de edad, podrían ser víctimas de bullying o acoso en el ámbito académico. Y en algunos casos, durante las vacaciones escolares de verano, este acoso no desaparece sino que se traslada al entorno digital donde la fácil difusión a través de las redes sociales llega incluso a agravar la situación.
Porque los acosadores, en más de la mitad de los casos son compañeros de la misma clase y en casi el 91% de los casos según los datos de este estudio, van al mismo centro escolar que la víctima, aunque utilicen la tecnología para llevar a cabo este acoso.
La importancia de la prevención
Todos queremos desconectar y descansar, ir a la playa, pasar el rato en la piscina, viajar y en definitiva, compartir tiempo de calidad con amigos y familia. Es una época de mayor cantidad de tiempo libre que no podemos dejar que lo ocupe casi por completo el teléfono móvil y aún menos cuando hablamos de menores que lo usan sin la supervisión de un adulto.
Es verdad que son numerosos los padres y las madres que por motivos de seguridad, optan por poner en las manos de su hijo o su hija un dispositivo móvil pero es conveniente que al hacerlo se sigan una serie de pautas, recomendaciones y consejos para evitar problemas en el futuro por el mal uso que el menor pueda darle a ese dispositivo o porque realmente puede ponerse en peligro de alguna manera facilitando información sensible sobre él mismo o sobre la familia.
Por eso el papel de las familias es clave para prevenir y detectar el acoso escolar incluso durante las vacaciones, siendo conscientes de los riesgos asociados con el uso sin supervisión de los teléfonos móviles y prestando atención a los comportamientos atípicos o distintos que puedan presentar sus hijos y que pueden ser una señal de que están sufriendo ciberbullying.
El III Estudio sobre Bullying según los afectados, realizado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR señala que un niño o un adolescente que sufre acoso escolar tarde de media, 13 meses hasta que lo hace público contándoselo a alguien, más de un tercio de las víctimas se lo oculta a sus padres y la gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes que sufren acoso, un 94% de todos ellos, presenta problemas psicológicos asociados con ansiedad, depresión o sensación de miedo permanente.
Benjamín Ballesteros es director técnico de la Fundación ANAR y pone el énfasis en que “no debemos minimizar los daños que el acoso psicológico puede producir, ya que trae consecuencias muy graves para las víctimas como baja autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, agresividad, ansiedad, autolesiones e incluso ideas de suicidio.”

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