Lucía Mi Pediatra desmonta tres recursos y hábitos habituales en la crianza de los niños

En su último libro publicado, ‘Los virus no entran por los pies’, la doctora Lucía Galán Bertrand desmonta muchos mitos acerca de recursos y hábitos que se repiten en la crianza de los niños.
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Bebé recién nacido. - Getty Images/Westend61

En su último libro publicado, ‘Los virus no entran por los pies’, la doctora Lucía Galán Bertrand desmonta muchos mitos acerca de recursos y hábitos que se repiten en la crianza de los niños. Por ejemplo, Lucía Mi Pediatra desmonta un remedio casero muy común entre las abuelas. En esta pieza, destacamos tres de los más comunes: dos de ellos son recursos, y otro es un hábito, o mejor dicho, una ausencia de dicho hábito, que puede tener consecuencias graves para los peques. 

Antes de destacar dos de los recursos que, según Lucía Mi Pediatra, sigue viendo que ponen en práctica muchos padres y madres durante la crianza de sus hijos e hijas porque están equivocados al respecto, destacamos el hábito de no proteger del sol a los peques ahora que vienen semanas de mucho calor.

Dice la doctora Galán Bertrand que muchas familias siguen olvidándose de poner protección solar a sus hijos e hijas pequeños porque “si ya están morenos no se van a quemar”. Esto es un error clamoroso, según la pediatra, porque todos los tipos de piel son susceptibles de quemarse y ya sabéis que una quemadura aumenta de forma importante el riesgo de sufrir un melanoma, que es uno de los cánceres más agresivos que existen”.

Lucía Mi Pediatra puntualiza que los fenotipos más claros —piel clara, pelo rubio, ojos claros, pelirrojos…— “tienen más riesgo de sufrir melanoma, pero incluso en las pieles bronceadas, oscuras o negras, también pueden tener lesiones en la piel”. Por eso, recalca la importancia de poner “siempre” protección solar a los niños. “Se estima que se podrían evitar el 80% de los melanomas si protegiésemos adecuadamente a los niños del sol”, apostilla.

Una niña jugando en una playa - Naoise Culhane

En su libro, Lucía Mi Pediatra no solo desmonta mitos como el de que los virus entran por los pies o el recién comentado de que la protección solar no hace falta si estás moreno o tienes la piel oscura o negra. También habla de cosas que los padres y madres hacen pensando que tiene un efecto cuando no es así. Es decir, de recursos habituales en la crianza de los niños que no sirven para nada. Ponemos dos ejemplos concretos.

El primero tiene que ver con el uso de los estimulantes alimenticios. “Llevamos arrastrando muchos años aquellos jarabes que se daban antiguamente y que ahora están totalmente desaconsejados”, apunta Lucía Galán Bertrand. 

La pediatra cita textualmente lo que dice al respecto de estos productos la Asociación Española de Pediatría (AEP): “no existe eficacia demostrada ni seguridad en uso, y su ingesta puede acompañarse de efectos secundarios indeseables como excesiva ganancia de peso, somnolencia, taquicardia, molestias digestivas, etcétera”.

Los estimulantes del apetito, según la doctora, solo estarían recomendados, siempre bajo recomendación del pediatra, “en enfermedades crónicas con marcada pérdida de apetito, desnutrición, anorexia infantil o enfermedades graves como el cáncer”.

Un bebé feliz - Getty Images

Por otro lado, otro recurso que sigue viendo mucho entre padres y padres de niños y niñas pequeños y que desmonta Lucía Mi Pediatra es rapar la cabeza a los bebés recién nacido, uno de los mitos de la crianza muy extendidos que son totalmente incorrectos, con la idea de que el pelo les crezca más fuerte y en abundancia.

Sobre esta cuestión, la pediatra recuerda que no hay contraindicación alguna acerca de rapar el pelo a un bebé, pero recalca que “el color, el grosor y el crecimiento del pelo viene determinado genéticamente”, y que solo se puede modificar de forma temporal por alguna situación anómala o condicionante externo. Por ejemplo, “enfermedades como una anemia ferropénica o un tratamiento con quimioterapia, o la toma de infinidad de fármacos que pueden alterar la estructura del cabello”.

Por lo tanto, añade Lucía Mi Pediatra, “rapar la cabecita a los bebés para que el pelo salga más fuerte es un mito”, un recurso que no sirve para el objetivo por el que se hace en la mayoría de ocasiones. “Cuando el pelo crece, incluso de adultos, si lo dejamos crecer durante bastante tiempo y no lo cortamos, pues la punta se vuelve más quebradiza, más fina y más abierta incluso”, explica la pediatra. 

Y es al cortar el pelo, añade la doctora Lucía Galán Bertrand, cuando “esa parte final y se ve el pelo cortado en una sección más robusta, y eso da sensación de que lo tiene más fuerte, pero realmente, el pelo es exactamente el mismo, y esto no influye para nada en el folículo piloso, ni en el cuero cabelludo ni en que se rellenen las calvitas que les quedan a los bebés en las primeras semanas de vida”

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