Hace unos años era común hablar de guarderías, pero hoy ese término ha quedado en desuso. La denominación oficial es escuela infantil, un concepto que refleja mejor el papel educativo de estos centros en el desarrollo de los niños desde que alcanzan la edad de ir al colegio. Más que un cambio de nombre, implica reconocer su función pedagógica. Tiene un impacto importante el lenguaje en este caso concreto, como en tantos otros en la vida.
Las escuelas infantiles son centros educativos destinados a niños de 0 a 6 años, divididos en primer ciclo (0-3 años) y segundo ciclo (3-6 años). A diferencia de lo que sugería el término guardería, no se trata solo de un espacio de cuidado, sino de un entorno diseñado para acompañar el crecimiento y el aprendizaje en esta primera etapa escolar.
El cambio de denominación responde también a una evolución social y pedagógica: hoy se reconoce que los primeros años son clave para el desarrollo cognitivo, motor, social y emocional del niño. Por eso, las escuelas infantiles cuentan con personal especializado y planes educativos adaptados a cada franja de edad.
No en vano, sus profesionales trabajan después de haber realizado una formación académica específica, bien un grado de Formación profesional o el grado universitario que habilita para trabajar con niños de 0 a 6 años (Grado en Educación Infantil).

El marco legal que regulariza las escuelas infantiles
Aunque aún muchas familias siguen usando la palabra guardería, es importante saber que la legislación educativa vigente habla únicamente de escuela infantil. Esta precisión ayuda a valorar la función real de estos centros: no solo velar por el bienestar del niño, sino potenciar sus capacidades y favorecer su autonomía antes de la educación primaria.
La normativa educativa en España ha dejado atrás el término guardería para reconocer oficialmente a estos centros como escuelas infantiles. Este cambio no es solo semántico: refleja la consideración de la Educación Infantil como la primera etapa del sistema educativo, con carácter formativo y no meramente asistencial.
La Ley Orgánica de Educación (LOE 2006), modificada por la LOMLOE (2020), establece que la Educación Infantil abarca de los 0 a los 6 años, dividida en dos ciclos: el primero de 0 a 3 años y el segundo de 3 a 6. Ambos se conciben como una etapa única, con objetivos pedagógicos claros orientados al desarrollo integral de los niños en lo cognitivo, motor, social y emocional.
Además, el Real Decreto 95/2022 concreta la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Infantil. Este texto regula aspectos como los principios pedagógicos, las competencias que deben fomentarse desde los primeros años y la importancia del juego como herramienta de aprendizaje. Así, se refuerza la idea de que estos centros no son espacios de mera custodia, sino de acompañamiento educativo.
El marco legal también exige que las escuelas infantiles cumplan ciertos requisitos: contar con personal cualificado, mantener una ratio adecuada de alumnos por educador, disponer de instalaciones seguras y adaptadas a la edad de los pequeños, y garantizar una atención individualizada. Estas condiciones son controladas por cada comunidad autónoma, que desarrolla sus propias normativas para autorizar y supervisar los centros.
En este sentido, muchas comunidades han puesto en marcha redes públicas de escuelas infantiles de primer ciclo, reforzando la gratuidad parcial o total de las plazas de 0 a 3 años y garantizando la calidad pedagógica. Este impulso normativo busca favorecer la conciliación familiar y laboral, al tiempo que asegura que todos los niños tengan acceso a una educación temprana de calidad.
La apuesta por las escuelas infantiles profesionalizadas y por la gratuidad del ciclo ha hecho que España lidere en escolarización infantil temprana en Europa.

Tienen un proyecto educativo, como colegios e institutos
El proyecto educativo es un componente vital en el funcionamiento de una escuela infantil, como lo es en cualquier otro centro educativo, ya sea un colegio o un instituto. Es la base sobre la cual se establecen las metas y objetivos educativos para los niños. Este se desarrolla con la participación activa de los educadores, padres y otros miembros del centro infantil.
El proyecto educativo de una escuela infantil tiene como objetivo principal estimular el desarrollo integral de los niños en sus diferentes dimensiones: cognitiva, emocional, social y física.
Para lograr esto, se utilizan diversas estrategias y metodologías pedagógicas que se adaptan a las necesidades individuales de cada niño. Además, se promueve el aprendizaje a través del juego, fomentando la creatividad y la autonomía de los niños.
En el proyecto educativo también se establecen los valores y principios pedagógicos como el respeto, la igualdad, la participación y la diversidad. Se busca crear un ambiente en el que los niños se sientan seguros y valorados, promoviendo el desarrollo de su autoestima y confianza en sí mismos.

En definitiva, hablar hoy de escuela infantil es hacerlo de un centro plenamente integrado en el sistema educativo, con una función pedagógica reconocida en la ley. El término guardería ha quedado atrás porque ya no describe lo que estos centros ofrecen: un espacio diseñado para acompañar el aprendizaje, fomentar la autonomía y preparar a los más pequeños para la siguiente etapa escolar.