Ken Robinson era un educador y escritor británico (falleció en el año 2020 a causa del cáncer con 70 años de vida) protagonista de una charla con millones de visualizaciones en Youtube en la que explica cómo debería ser la educación en las aulas de los colegios.
La charla, que ya tiene 17 años de historia puesto que la dio Robinson en el año 2006, suena completamente actual, perfectamente vigente, y eso es lo que aporta si cabe mayor atractivo al contenido del mensaje que dio en aquella conferencia TED, que tiene más de 75 millones de visualizaciones.
Para Ken Robinson, la gran diferencia entre el ser humano y el resto de especies de seres animales que habitan en la faz de la Tierra es “la idea de creatividad”. Argumenta el experto en educación que las personas “tenemos una imaginación poderosa”, por lo que considera “cada vez es más importante que cultivemos estas capacidades en nuestros sistemas educativos, que llevan mucho tiempo ignorándolas”, afirmaba en la charla.
En opinión del prestigioso teórico británico, los sistemas educativos deberían transformarse para dar protagonismo y prioridad a cuestiones como la creatividad y el pensamiento crítico. “Nada me parece más desolador que escuchar los debates políticos sobre cómo mejorar las escuelas haciendo más pruebas y más exámenes. Es fundamental que haya instituciones públicas que promuevan estos talentos por el bien común”, exponía Robinson.
Esto lo advertía, insistimos, hace 17 años, cuando la educación todavía caminaba, salvo excepciones, por la senda de la lección magistral, los exámenes estandarizados y demás hábitos basados en el aprendizaje memorístico. Un tiempo en el que era raro encontrar propuestas académicas distintas, algo que cada vez es más habitual teniendo en cuenta que la ciencia apuesta también por este camino.

La creatividad, en todas las áreas
En concreto, Ken Robinson defendía que las escuelas y colegios, empezando por los públicos, debían enfocar su modus operandi en potenciar y exprimir la creatividad, que es enorme en las edades más tempranas. Este y la atención a la diversidad, cultivando los talentos de cada estudiante y acompañando a cada uno de ellos y ellas en sus distintas necesidades, eran cuestiones esenciales que defendía el experto británico para el sistema educativo.
Para Robinson, la creatividad se trabaja, no solo se tiene, porque es además multifacética, no solo se refiere a la parte artística del conocimiento. Y la escuela es el lugar perfecto para ello. “Se puede ser creativo en cualquier cosa relacionada con la inteligencia humana. La creatividad es aplicar o poner a trabajar la imaginación. Es el proceso práctico de crear algo: desde una teoría matemática hasta cualquier cosa dentro de los límites de la invención e ingenio humanos. Todo el mundo tiene capacidades creativas. Y estas siempre pueden mejorarse”.
Y del mismo modo que la creatividad no solo tiene que ver con el arte, tampoco la educación ha de basarse en exclusiva en las modalidades de ciencias. No pueden tener un trato o estatus superior que las artes y las humanidades. Esto, hace 17 años, también formaba parte del imaginario popular de buena parte de la sociedad (una parte amplia de ella sigue defendiendo esta posición) y del grueso del sistema educativo. “Si las cualidades más importantes fueran aquellas que los test de inteligencia son capaces de evaluar, nuestra civilización nunca se habría desarrollado como lo ha hecho”, argumentaba.
En cualquier caso, el sistema de aprendizaje en todas las áreas del conocimiento en las que se profundiza en los colegios e institutos, debería huir, según Ken Robinson, de la memorización. Deberían, señalaba el teórico, potenciar la duda, el análisis y el pensamiento crítico, que son habilidades vinculadas con la resolución de problemas y el cuestionamiento crítico, claves en su opinión en la vida real, más allá de la educación.
A modo de ejemplo concreto, Ken Robinson señalaba al teatro: “es una manera muy poderosa para que la gente conecte, se comunique y explore sus relaciones entre sí. Es el arte del comportamiento humano, donde las preguntas que se plantean no son lo que piensas, sino lo que harías en esas circunstancias”, explicaba. “Es curioso que esto no se use de forma extendida en las escuelas, a pesar de que evidentemente es una forma importante de conexión y aprendizaje”, apostillaba.
Un segundo ejemplo es la danza. "No existe un sistema educativo en el planeta que enseñe danza todos los días a los niños de la misma manera que les enseñamos matemáticas", decía Robinson en la conferencia. “Creo que las matemáticas son muy importantes, pero también lo es la danza. Los niños bailan todo el tiempo, si se les permite hacerlo”, añadía.

Una invitación a cambiar el sistema educativo
Robinson, durante la charla del 2006, invitaba a todos los profesores y maestros a cambiar el sistema de enseñanza. Lo hacía con una referencia a la Antigüedad.
“El aprendizaje no es un monólogo, sino que es una conversación, una relación. Y los grandes maestros de la Antigüedad sabían que el aprendizaje se produce a través del diálogo y la interacción. Los grandes profesores son alumnos, y los grandes alumnos son profesores”, indicaba.
Para Robinson. “ser un buen maestro de escuela conlleva entender que no te limitas a transmitir lo que sabes a gente que no lo sabe”. Según el británico, continúa, “hay que conocer la materia, pero también saber hasta dónde alcanzan sus propios conocimientos. Los profesores son catalizadores que mejoran la comprensión de todos”, defendía.
El autor de libros como “Tú, tu hijo y la escuela: El camino para darle la mejor educación” y “Escuelas creativas: La revolución que está transformando la educación” define la educación como un “sistema adaptativo complejo”, por lo que defiende su capacidad de transformación como algo humano que es. “El funcionamiento del sistema educativo tiene unas características constantes, pero es algo dinámico y vibrante, en constante cambio. Además, hay mucho espacio para la innovación. Se pueden hacer cambios. Mucho de lo que pasa en las escuelas en nuestros países no lo dicta la ley, sino que es lo que la gente se ha acostumbrado a hacer”, apuntaba.
Para Ken Robinson, en definitiva, hay “espacio para el cambio si tienes la voluntad y las ganas para intentarlo”, y ese cambio se produjo poco a poco en los 14 años posteriores a esta conferencia viral detrás de la que vinieron libros y muchas más charlas y artículos divulgativos hasta su pérdida en el año 2020. Poco a poco, gota a gota, la transformación de la que hablaba en 2006 el autor del bestseller ‘El elemento’ se está empezando a ver en la educación, aunque quizá no al ritmo que él hubiera deseado.