La diferencia entre los niños con altas capacidades, los de alta demanda y los altamente sensibles

Aunque algunos rasgos son comunes y compatibles, no es lo mismo tener altas capacidades intelectuales que ser un peque de alta demanda o una persona altamente sensible.
niño triste

Las altas capacidades intelectuales se entremezclan con un sinfín de características que no son exclusivas de esta condición neurológica que tiene el 10% de la población. Ni siquiera son características que tenga toda la población con dicha condición, pero a veces puede parecer que sí por lo mucho que insisten en ellas los expertos y quienes divulgamos su palabra. Por eso, conviene aclarar que no es lo mismo tener altas capacidades intelectuales que ser un niño de alta demanda o un peque altamente sensible.

Bea Sánchez, conocida en el mundo digital como Mamá Valiente, que divulga sobre estas altas capacidades, autismo y TDAH puesto que convive con ellas en casa y se ha formado en todas ellas, dedica un interesante post divulgativo a explicar las diferencias entre las tres condiciones, todas ellas descritas por la ciencia no para etiquetar a los niños y niñas, sino para conocerles mejor y poder atenderles y acompañarles en consecuencia.

El primer punto que conviene aclarar para evitar confusiones es que ninguna de las tres condiciones que tratamos en esta pieza son una enfermedad. Y no siempre vienen dada por una condición hereditaria, genética, aunque parece que sí hay evidencias de que el componente genético tiene un su peso en el caso de las altas capacidades intelectuales, por ejemplo.

Además, es importante recalcar que pueden ser compatibles. De hecho, es habitual que los niños y niñas con altas capacidades sean también peques con alta sensibilidad.

Diferencias entre los tres conceptos

La diferencia entre lo que significa ser un niño de alta demanda, de alta sensibilidad o con altas capacidades viene marcada por la definición de cada uno de los conceptos.

La alta demanda, explica Bea Sánchez, es un concepto acuñado por primera por el Dr. Sears (High Need Baby) para describir a un peque (su cuarta hija) que “no es un llorón puntual, sino un bebé que llora muy intensamente, por periodos prolongados de tiempo, sin forma alguna de calmarlo y con todas sus necesidades cubiertas”.

Bebé llorando - Getty Images/iStockphoto

Estos bebés, explica Mamá Valiente, “viven toda acción con mucha intensidad, lo cual hace que duerman muy poco y que con ese poco renueven toda su energía física, que es mucha y muy temprana”. Además, suelen ser peques que despiertan “muy rápido” sus habilidades motoras. Por ejemplo, “andan antes que la media de niños y nunca parecen estar satisfechos, necesitan mucho estímulo sensorial, mucho estímulo afectivo y mucho estímulo físico”, explica Bea Sánchez, que también incide en que estos bebés maman de forma constante y no soportan la separación, sobre todo, de su madre.

Los bebés con alta demanda suelen tener “hipersensibilidad a los ruidos, las luces, la música, las voces”, y pueden llegar a ser muy “absorbentes y agotadores, pero también responden muy intensamente a los estímulos, lo que hace que esta peculiaridad los convierta en bebés fascinantes, apasionados por el mundo e incapaces de dominar todo lo que supone”, concluye Bea Sánchez.

Por su parte, los niños y niñas con altas capacidades pueden ser o no personas altamente sensible. Lo que les diferencia no es esta característica emocional, sino su condición neurológica; cómo funciona su cerebro. Por la forma en la que trabaja su herramienta cerebral se producen más conexiones neuronales y esto hace también que se desencadenen una serie de características comunes (no todas se dan en todos los casos) que les definen. “Tienen un aprendizaje más rápido que la media, tienen una gran memoria y amplitud de vocabulario a edades tempranas, suelen ser autodidactas en la lectoescritura y otras habilidades, puesto que resuelven con gran facilidad los problemas”, dice Bea Sánchez.

Además, son peques con un gran sentido de la justicia, “una curiosidad exacerbada” y que, por sus características, tienen más probabilidades de desarrollar un desequilibrio entre lo emocional y lo cognitivo que les puede derivar en dificultades sociales. Es importante, igual que en el caso de los peques de alta demanda, acompañarles. ”Como ocurre con la alta demanda, un padre sabe percibir si su hijo responde a este término, dado que el niño tiene una alta exigencia en su desarrollo y requiere por parte de los padres un trabajo constante para estar a la altura de las inquietudes del niño sin que el aburrimiento lo visite en forma de depresión infantil”, explica Bea Sánchez.

Fuente: Depositphoto

Por un último, en el caso de las personas altamente sensibles, también denominadas PAS, destacan desde la infancia “por su tremenda empatía y su capacidad de percepción de los estímulos”, dice Sánchez. “Son niños muy sensibles a la luz, los ruidos y sobre todo a las emociones humanas. Tienen una fuerte inteligencia emocional y pueden bloquearse con facilidad ante situaciones extremas, violentas, o desbordadas”, añade.

Estos peques pueden percibir cosas a nivel emocional que otros niños y niñas de su edad no detectan, lo cual hace que puedan verse superados a nivel emocional más a menudo. Les ocurre, por ejemplo, con la ficción (cuentos, películas…). Además, son niños generalmente “tímidos y reservados, prefieren la tranquilidad, y tienen grandes capacidades creativas, y también les mueve un alto sentido de la justicia, son perfeccionistas y llevan mal el estrés”, concluye Bea Sánchez. 

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