Y sin duda El Principito es una buena ayuda, una herramienta perfecta para abordar este sentimiento, la sensación de felicidad, de sentirnos felices con lo que somos, con lo que hacemos, con quienes nos acompañan en la vida.
No siempre es un concepto fácil de tratar por lo que encontrar “una muleta” en la que apoyarnos a veces es de gran ayuda para que consigamos explicarnos mejor, para ver todos los aspectos que se esconden dentro de la palabra y la idea de “felicidad”.

La sencillez de El Principito, la candidez aparente de muchas de las conversaciones que mantiene con los distintos personajes de la historia, son de gran ayuda y han servido y sirven a millones de personas en todo el mundo para reflexionar sobre conceptos tan importantes como la autoestima, la amistad, el amor y por supuesto, la felicidad.
El Principito y su forma de entender la felicidad
Se calcula que se han vendido más de 200 millones de copias del libro de Antoine de Saint-Exupéry en todo el mundo, de hecho se ha traducido a más de 300 idiomas, además se ha adaptado al cine, al teatro e incluso se ha construido un ballet en torno a la historia de El Principito.
Si ha conectado tanto, durante tanto tiempo y con tanta gente tan diversa en todo el mundo, seguro que puede conectar también con nuestros hijos e hijas. Y no solo como lectura recomendada, sino como excusa para hablar de emociones y sentimientos como la felicidad, qué entienden ellos por ser felices, si se sienten felices o no y por qué, cómo piensan que se consigue ser feliz en la vida, si nos ven felices a nosotros,...
El Principito lo tiene muy claro y lo expresa en frases tan hermosas como estas:
- Si quieres comprender la palabra felicidad tienes que entenderla como recompensa y no como fin.
- Nunca nadie está contento donde se encuentra.
- Solo seremos felices cuando cobremos conciencia de nuestro papel, aunque nos corresponda el más oscuro.
- El sentido de las cosas no está en las cosas mismas sino en nuestra actitud hacia ellas.

- Los hombres de tu planeta cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín, sin embargo no encuentran lo que buscan.
- Solo hay que pedir a cada uno lo que cada uno puede dar.
- Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres.
- Haz de tu vida un sueño y de tu sueño una realidad.
- Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas de sol.
- Mirad, en la vida no hay soluciones sino fuerzas en marcha. Es preciso crearlas y las soluciones vienen.
- Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya.
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