Por qué son habituales los fallos “tontos” en los niños con altas capacidades intelectuales

Es habitual que los niños y niñas con altas capacidades resuelvan cuestiones complejas y, sin embargo, tengan dificultades para dar respuesta a otras que son muy sencillas. Este es el motivo.
curiosidad infantil

Mi hija con altas capacidades tiene serias dificultades para resolver operaciones matemáticas sencillas. En cambio, es capaz de razonar e hilar detalles hasta resolver otras cuestiones que son muchísimo más complejas. Y como a ella, les pasa lo mismo a muchos niños y niñas con altas capacidades, que cometen “errores tontos”, permítame la expresión, de manera más habitual de lo que parece.

El motivo por el que esto les ocurre a los peques con altas capacidades (y a los adolescentes) es la falta de interés y motivación por ese aprendizaje concreto. Lo explican Anaïs Rodríguez y Mari Carmen Gutiérrez, del gabinete psicológico Altascapaciqué. “Las estructuras poco flexibles dan como resultado un alumnado aburrido y poco motivado por aprender en general. Y en el caso de las altas capacidades, esto genera sensación de pérdida de tiempo, desinterés en el aprendizaje y somatización y ansiedad por la repetición”, exponen.

Es habitual, y las dos psicólogas así lo confirman, que los niños y niñas con altas capacidades tengan la capacidad de “encadenar una respuesta con la generación de múltiples y diversas nuevas preguntas”, pero la curiosidad es esencial en este proceso; es el motor del mismo. “No todo con lo que se encuentran en el día a día les genera esta curiosidad, y por contra, muchas veces resulta desmotivador y repetitivo”, apuntan Rodríguez y Gutiérrez.

Ejemplos concretos de “errores tontos”

A los niños y niñas con altas capacidades intelectuales, generalmente, les cuesta menos aprender las cosas. Sobre todo en aquellas áreas en las que destacan. Sin embargo, es esencial conectar con su motivación y curiosidad. Si no se alimentan estos factores, el aprendizaje es muy probable que no llegue. Lo dejarán de lado por falta de interés.

Fuente: iStock

Es necesario para conseguirlo entender cómo funciona su cerebro y, en consecuencia, cómo aprenden estos peques. “Comprender los conceptos más rápidamente lleva a necesitar menos repeticiones en explicaciones para comprender, ponerlo en práctica menos veces para integrar conocimientos, y crear confecciones autónomas o de forma autodidacta entre conceptos de distintas áreas”, explican Anaïs Rodríguez y Mari Carmen Gutiérrez.

Las dos psicólogas ponen ejemplos concretos de cómo esa desmotivación y falta de interés les lleva a cometer “errores tontos”, de esos que, si no sabes mucho del tema, te llevan a pensar que es imposible que ese niño o niña destaque por sus altas capacidades. Algo así ocurre también cuando se quedan “embobados”, aislados del mundo, sin pestañear casi y sin atender a estímulos verbales; solo tocarles les saca de ese momento en el que en realidad están pensando de manera intensa.

“Cuando un proyecto o tarea no es motivadora y por contra, resulta tediosa, aburrida y repetitiva, y, además, no conecta tampoco con el mundo y la realidad, se deja de prestar atención y se pueden llevar a cabo lo que todos conocemos coloquialmente por ‘fallos tontos’”, aseguran las dos psicólogas especializadas en altas capacidades.

Por ejemplo, puede que se queden inacabadas rutinas y repeticiones en el aula y en casa. Puede también que den respuestas antes de tiempo porque den por hecho que se les va a preguntar algo concreto y ellos y ellas responden antes de que la pregunta se complete. También, como nuestra hija mayor, pueden resolver erróneamente algunos cálculos simples y dar respuesta a problemas más complejos, y otro “error tonto” habitual es responder mal a preguntas literales por el simple hecho de querer profundizar en la respuesta dándole más vueltas de las que tiene.

Niño curioso

En definitiva, en las altas capacidades intelectuales, “todo aquello que no genera curiosidad, ganas de jugar y trastear con los conceptos y contenidos y, a la vez, enlazarlos con la realidad y encontrarles un sentido en su día a día genera, por contra, desmotivación y desconexión”, señalan Anaïs Rodríguez y Mari Carmen Gutiérrez. Ambas inciden en la importancia que tiene “estimular la curiosidad” para evitar esos fallos tontos como dejarse la mochila por hacer a medias o no ser capaces de sumar 14+6 pero sí de deducir rápidamente qué número hay que sumar a 14 para que el resultado sea 20.

Es imprescindible relacionar ideas en una misma tarea, aumentar el ritmo de aprendizaje evitando la repetición, relacionar y conectar aprendizajes con la realidad así como con intereses propios y potenciar la curiosidad y la conexión con nuestras emociones”, concluyen Anaïs Rodríguez y Mari Carmen Gutiérrez.

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