La alimentación en la infancia es un factor clave, ya que va a determinar los hábitos alimentarios durante toda la vida. Además, una alimentación saludable puede prevenir muchas enfermedades.
Las cifras de sobrepeso y obesidad infantil está aumentando de forma alarmante. Según el último Informe Regional Europeo de Obesidad 2022 de la OMS, casi uno de cada tres niños tienen sobrepeso u obesidad en Europa. La prevalencia mundial de obesidad se ha triplicado en los últimos 40 años, y esto resulta un dato preocupante, dadas las consecuencias negativas del exceso de peso en la salud de los niños.
Por eso es importante que los padres nos aseguremos de que nuestros hijos reciben un menú adecuado y desarrollen hábitos saludables de vida.
Cuando nuestros hijos tienen que comer en el comedor escolar debido a nuestros trabajos, la cosa se complica un poco. ¿Cómo sé si el menú escolar es saludable?
Te damos cinco claves para que sepas identificar un buen menú escolar:
1. Debe ofrecer abundantes frutas y verduras
Según la distribución del plato de Harvard, aproximadamente la mitad de los alimentos que consumamos a lo largo del día deben ser frutas y vegetales (sin incluir en este grupo las patatas). Por tanto, uno de los aspectos más importantes de un menú debe ser que incluya a diario vegetales y frutas (cuanta más variedad, mejor). Esto se consigue, por ejemplo, ofreciendo como primer plato una ensalada y ofreciendo una guarnición vegetal en el segundo plato.
2. Proteínas de calidad y cereales integrales
La otra mitad de este plato que proponen los expertos de Harvard está formado por proteína saludable y cereales integrales. Ejemplo de proteínas saludables son las legumbres, el huevo, el pescado, la carne… Se deben limitar las carnes rojas y evitar los fiambres y otras carnes procesadas que son menos saludables, como por ejemplo las salchichas.
Los cereales, preferiblemente integrales: pan integral, pasta integral, arroz integral… Los cereales refinados, como el pan blanco, se deben limitar.
3. Para beber, agua
Un menú saludable debe ofrecer agua como bebida. Huye de los menús que incluyan zumos (aunque sean naturales), refrescos u otras bebidas azucaradas. Recuerda que un vaso de zumo no equivale a una pieza de fruta, ya que al elaborar un zumo, la fibra que contiene la fruta se pierde, y los azúcares se concentran, de forma que tomar un vaso de zumo es algo más parecido a tomar un vaso de agua con azúcar que a tomar una fruta.
Si ofrecen leche, debemos asegurarnos de que no se añade a la leche azúcar o cacaos azucarados.
4. De postre, ¡fruta!
La fruta siempre será el mejor postre de un menú. Si ofrecen algunos días de la semana un derivado lácteo como yogur, es importante que se trate de un yogur natural. Se deben evitar los yogures azucarados y los yogures “de sabores”, que, al fin y al cabo, también incluyen azúcar añadido en su composición.
5. Respetar el ritmo de cada niño
Esto es una cuestión fundamental. En la escuela, al igual que en casa, debemos intentar que las comidas sean una experiencia positiva, agradable y enriquecedora. Por ello, se debe respetar el ritmo (no todos los niños comen a la misma velocidad) y las necesidades de cada niño en concreto (no todos los niños necesitan comer la misma cantidad).
El personal del comedor nunca deberá forzar a comer ni obligar a comer más rápido. Las necesidades de los niños son diferentes y también varían a lo largo del tiempo; es nuestra responsabilidad ofrecer un menú saludable, pero deben ser los niños los que decidan cuánta cantidad necesitan comer en función de sus propias sensaciones de hambre y saciedad.