Muchos niños se adaptan al colegio sin dificultad, pero otros no pueden evitar llorar cada mañana al separarse de sus padres. Estas lágrimas, aunque habituales, pueden angustiar a las familias. Conocer las causas y aplicar estrategias adecuadas ayuda a que la adaptación sea más positiva y menos dolorosa para todos.
Dejar a los niños en el colegio a primera hora puede convertirse en un auténtico reto para muchas familias. Mientras algunos pequeños entran felices y deseando ver a sus amigos y profesores, otros se aferran con fuerza a sus padres y comienzan a llorar desconsolados al llegar a la puerta.
Las escenas de lágrimas, rabietas y frases como “no quiero ir” son habituales en este período de adaptación. No se trata de un capricho, sino de una respuesta emocional normal en la infancia.
Tal y como explican expertos en educación y psicología infantil, estos episodios suelen estar relacionados con el desarrollo emocional del niño. Con paciencia y acompañamiento, suelen remitir poco a poco.

Es un proceso natural
En España, la escolarización obligatoria empieza a los seis años, por lo que la asistencia a guardería o Educación Infantil antes de esa edad es opcional.
Cuando decidimos escolarizar a nuestro hijo antes de esa etapa, entran en juego varios factores que pueden explicar el llanto: su nivel de madurez emocional, el grado de extroversión o el tipo de apego que mantiene con la familia. En ocasiones, lo que ocurre es un claro caso de ansiedad por separación. Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), este tipo de episodios suelen durar menos de cuatro semanas y forman parte del proceso normal de adaptación.
Aun así, los especialistas coinciden en que llorar al inicio de las clases no implica necesariamente un problema grave. Con apoyo, rutinas claras y mucha paciencia, la mayoría de los niños superan esta fase con éxito.
En cualquier caso, lo mejor es que los padres se armen de paciencia y, en la medida de lo posible, intenten llevar a cabo estos trucos para padres de niños que lloran al dejarlos en el colegio como si se les fuese la vida en ello para que los episodios vayan remitiendo poco a poco.

Cómo ayudar a tu hijo cuando llora en el colegio
El llanto al separarse de los padres en la puerta del colegio es algo más común de lo que parece y forma parte del proceso de adaptación. Aunque resulte duro, lo importante es acompañar con calma y transmitir seguridad.
Mantener una actitud serena y positiva
Una primera clave es mantener una actitud serena y positiva. Si el niño percibe nerviosismo o tristeza en ti, aumentará su angustia. Despídete con cariño, pero sin alargar demasiado el momento. Cuanto más breve y seguro sea ese “adiós”, antes podrá relajarse y entrar en clase.
Validar sus emociones
También resulta esencial validar lo que está sintiendo. No minimices su miedo ni lo castigues por llorar. Un “entiendo que te cueste, pero sé que vas a estar bien” le ayudará a poner nombre a sus emociones y a sentirse comprendido.
No recurrir al chantaje emocional
Evita recurrir al chantaje emocional (“si lloras me pongo triste”) o a dramatizar en la recogida. Lo mejor es reforzar lo positivo: destacar lo que ha hecho en el colegio, los juegos con los amigos o lo orgulloso que te sientes de su esfuerzo.
Ser constantes en las rutinas
La constancia en la rutina es otro gran aliado. Acudir todos los días al colegio de la misma manera, acompañado de un adulto de referencia y con horarios estables, le dará seguridad y previsibilidad.
Pequeños rituales
Si el niño necesita un apoyo extra, pequeños rituales como un objeto de apego o un gesto compartido con los padres (un dibujo, un corazón en la mano) pueden convertirse en un recordatorio de que está acompañado aunque no estéis presentes.
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Con paciencia, cariño y coherencia, el llanto irá disminuyendo y poco a poco aprenderá a vivir la experiencia escolar con más confianza.
