Según la Sociedad Española de Neurología, un 25% de la población infantil padece algún tipo de problema para dormir bien y es algo que tiende a verse normal. Según Baby Sleep Solutions, la mejor herramienta de la que pueden disponer los padres para ayudar a un niño a dormir bien, es tener el conocimiento y entender cómo unos buenos hábitos de sueño aportarán el descanso reparador necesario para su correcto desarrollo.
Y es que, son muchos los estudios científicos que han demostrado que la calidad del descanso del bebé y los niños tiene un impacto directo en el bienestar, el rendimiento cognitivo, la capacidad de atención, el estado anímico, la resiliencia, la adquisición de vocabulario, el aprendizaje y la memoria. Por ello, la falta de sueño no debería ser algo que se normalizase a ninguna edad.
Los profesionales de Baby Sleep Solutions, un equipo multidisciplinar sanitario especializado en sueño infantil, aseguran que el conocimiento sobre el sueño infantil es la mejor herramienta que pueden tener los padres para ayudar a sus hijos a dormir mejor. En este sentido, los buenos hábitos de sueño son esenciales y, según ellos, están al alcance de cualquier familia: un horario regular adecuado a la edad del niño, tener rutinas y rituales para dormir, respetar el sueño diurno, eliminar estímulos y pantallas para tener un momento de desconexión, hora temprana para ir a la cama o tener un espacio de sueño adecuado que propicie el descanso son solo algunos de los consejos que nos dan.
En relación a ello, desde Ser Padres también queremos ayudaros a conseguir que vuestros peques descansen toda la noche del tirón. Uno de los problemas de sueño infantil que más miedo da a muchas familias son los temidos despertares nocturnos: no duermen ellos y tampoco nos dejan conseguir un sueño reparador a nosotros. Y nosotros, como padres, sufrimos porque ellos sufren y vamos acumulando cansancio día tras día que pueden llevarnos a perder la paciencia o a no rendir lo suficiente en otras tareas igual de importantes para nosotros.
Es un proceso que requiere de paciencia y aprendizaje por nuestra parte, y de desarrollo por parte del peque. Pero, hasta que lo consigamos, existen cosas que podemos hacer.
Para evitar los temidos despertares nocturnos, hemos elaborado la lista definitiva de rituales que os ayudarán a conseguirlo.
Acortar las siestas
Es muy importante que los niños mantengan sus siestas diurnas, pero no conviene pasarnos demasiado con el tiempo. Si duermen una siesta demasiado larga, costará que el sueño llegue por la noche.
Si, por el contrario, las suprimimos por completo, en la noche estarán extremadamente cansados y no conseguirán descansar correctamente.

Establecer rutinas sanas de sueño
Las rutinas que hacéis antes de dormir es lo que indica al niño que ha llegado la hora de ir a la cama, así que su cuerpo se irá preparando para el momento. El sueño llegará de manera calmada, sin estrés.
En este artículo podréis descubrir los ingredientes necesarios para establecer una buena rutina para ir a la cama.

No separarlo nunca de su objeto de apego
En alguna que otra ocasión os hemos contado que el objeto de apego es mucho más que un simple peluche para tu hijo. Es el objeto que le da seguridad y que le ayuda a desapegarse (de manera sana) de su mamá, la que le ha dado seguridad desde el momento de nacer.
Por eso, es necesario que lo tenga cerca a la hora de dormir: solo así podrá sentir la seguridad y la calma de sentirse arropado.

Intenta que vaya a dormir antes de que esté demasiado cansado
¿Pensabas que lo mejor sería agotar a tu hijo al máximo para que durmiese como un lirón toda la noche? Nada más lejos de la realidad. Lo mejor es que el peque vaya a la cama cuando esté cansado, pero no agotado.
Si hacemos lo segundo, el malestar del agotamiento generalizado evitará que descanse como es debido.

Siempre en su cama
Las rutinas hacen felices a los niños y a los bebés. Así que, para que duerma a gusto y seguro, será mejor que no andéis cambiando de cama muy a menudo.

Intenta que el ambiente sea confortable
Que la temperatura sea la correcta (ni mucho frío ni mucho calor), que el ambiente esté con un nivel de humedad óptimo, que no haya luces que puedan distraer el sueño, que no haya ruidos excesivos… A la hora de dormir, todo debe ser lo más cómodo posible.

Evita cenas copiosas
Para evitar digestiones pesadas durante la noche, es mejor optar por cenas ligeras (sin grasas, sin demasiadas proteínas o sin bebidas con gas). Además, es mejor que demos de cenar al niño entre dos y tres horas antes de ir a dormir.

Intenta que no vaya a la cama sin la digestión hecha
Irse a la cama sin haber hecho bien la digestión no es bueno ni para ellos ni para nosotros. Para evitar que puedan sentirse demasiado pesados a la hora de dormir o durante la noche, es esencial evitar las cenas abundantes y con alimentos que llenen mucho al cuerpo. Será mejor optar por una cena ligera entre dos y tres horas antes de ir a la cama.

Actividades relajantes antes de ir a dormir
Es necesario eliminar pantallas y estímulos externos que sean enemigos del sueño. Lo mejor antes de dormir es apostar por rutinas relajantes, como leer un cuento en voz tenue y con luz flojita, practicar unos minutos de meditación… nada de saltos y juegos estimulantes justo antes de ir a la cama.

Un buen baño relajante
Otra rutina que puede estimular el sueño infantil es el baño relajante con agua templada y un gel o champú con olor suave. El peque quedará tan relajado que dormirá toda la noche del tirón.
