¿Es bueno que los niños duerman con una luz de apoyo?

La exposición a la luz de los niños y niñas mientras duermen puede reducir la producción de melatonina, una hormona vital para su descanso. Entonces, si ya están acostumbrados a dormir con esa luz, ¿cómo les enseñamos a conciliar el sueño a oscuras?
¿Es bueno que los niños duerman con una luz de apoyo?

Cuando el sol se oculta en el horizonte, los niños y niñas saben que se aproxima la hora de irse a la cama. Se lavan los dientes, terminan de preparar la mochila para el día siguiente y, con la esperanza de alargar un poco más el momento de dormir, piden a mamá o a papá un cuento de buenas noches. Pero la historia termina, sienten un beso en sus mejillas y entonces, dicen: "Deja un rato encendida la lámpara, por favor".

Muchos niños y niñas se sienten más seguros y tranquilos cuando se van a dormir con una luz encendida, las también llamadas quitamiedos o luces nocturnas. Para complacerles, los padres dejan que esas luces tenues iluminen los sueños de sus hijos, pero lo que no saben es que lejos de ayudar, esa exposición a la luz por pequeña y tenue que sea, puede suprimir la producción de melatonina.

La luz reduce los niveles de melatonina

Y, ¿qué es la melatonina? La melatonina es la hormona encargada de regular el sueño, una hormona que solo se genera durante la noche para preparar a nuestro cuerpo para dormir. Un estudio realizado por la Universidad de Colorado en niños de entre tres y cinco años, comprobó que cuando nos sometemos a una luz intensa, ese proceso se puede cortar, lo que alteraría nuestro reloj biológico.

Para realizar la investigación, registraron los patrones de sueño y producción de melatonina de los niños y niñas durante varios días en los que estaban expuestos a distintos tipos de iluminación. Los resultados reflejaban que cuando se exponían a grandes fuentes de luz, la segregación de melatonina se cortaba en el 90% de los niños. Los científicos concluyeron la importancia de la hormona para lograr un sueño reparador y que cuanto mayor sea la luminosidad del cuarto, menor será la producción de melatonina y mayor la probabilidad de que los pequeños sufran alteraciones del sueño que le impidan descansar adecuadamente.

La luz y la miopía

Hay otros estudios que también corroboran los contras de dejar esa luz encendida que nosotros creemos que ayuda a que concilien el sueño. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature, realizado por la Universidad de Pensilvania y el Hospital Infantil de Filadelfia, que indica que solo un 10% de los niños de entre 2 y 16 años que habían dormido a oscuras hasta los dos años eran miopes en el momento de realizar la investigación. Sin embargo, un 34% de los niños que habían dormido los dos primeros años de vida con la luz nocturna de un piloto tenue eran miopes. Y un 55% de los niños que habían dormido con una lámpara o una bombilla encendidas contrajeron miopía en edad adulta, cinco veces más que entre los niños que habían dormido en la oscuridad durante sus primeros años de vida.

Aunque este estudio no concluye que la luz sea la causa directa de la miopía sí establece una relación entre la ausencia de oscuridad en el sueño nocturno como factor de riesgo para el futuro desarrollo de un cuadro de miopía. Los científicos informan que el ojo alcanza su máximo desarrollo en los tres primeros años de vida, por eso, exponerlo en esos momentos a un alto grado de luminosidad de forma continuada sin descanso por la noche, puede afectar y hacer que se desarrollen patologías oculares.

¿Cómo conseguimos que los niños aprendan a dormir sin luces de apoyo?

Por lo tanto, como padres y madres es importante que trabajemos con ellos para acostumbrarlos a irse a la cama de la mejor manera posible potenciando lo que los especialistas llaman 'higiene del sueño'.

En el caso de que el pequeño sea un bebé, podemos acostumbrarle desde los primeros días de vida a dormir en un lugar a oscuras y en silencio por la noche. Si desde bebé no recurre a la luz de apoyo no hará falta que después se la quitemos.

Si por el contrario, el niño o niña ya está acostumbrado a dormir con luz tendremos que reeducar sus hábitos de sueño durante la noche, excepto en casos de niños con miedos y fobias patológicas a diversas situaciones o circunstancias. En esos casos habrá que consultar con el pediatra o el psicólogo.

Para aquel que no pueda dormir sin su lucecita al lado, podemos ir disminuyendo poco a poco la intensidad de la luz, hasta dejar un piloto pequeño que apenas ilumine la estancia. Además, Lameese D. Akacem, profesora de la Universidad de Colorado, en Boulder, la autora principal del estudio de la melatonina, aconseja a los padres la creación de una atmósfera un poco oscura a medida que va acercándose la hora de irse a dormir. Después, reducir de manera gradual la cantidad de luz: "Atenuar la luz permite que la melatonina alcance su patrón natural", dice Akacem.

Para conseguir que los pequeños se desvinculen de la luz, además de hacer que vean que toda la familia duerme a oscuras y con las luces apagadas, es importante seguir una rutina diaria. Ya conocemos la importancia que le da la Asociación Española de Pediatría (AEP) a los hábitos del sueño y desde ahí hacen hincapié en la necesidad de que ambos padres "se impliquen a la hora de potenciar e inculcar los buenos hábitos de sueño y su importancia principalmente en los primeros años de vida, que es cuando se adquieren".

La recomendación de Judith Owens, directora de Medicina del Sueño en el Hospital Infantil de Boston, es "poner la luz en el suelo, para no dirigir la luz directamente a los ojos". Y también poco a poco, podemos ir alejando esa luz del pequeño, encendiéndola después en el pasillo o en un cuarto cercano. Si es necesario, podemos acompañarle a oscuras durante un rato al lado de su cama para que sus miedos se desvanezcan, se tranquilice y aprenda a conciliar el sueño sin luz.

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