Aunque no se puede controlar cada factor de riesgo, adoptar ciertos gestos sencillos puede ayudar a reducir significativamente las probabilidades de un parto prematuro. Cuidarse durante el embarazo no solo es posible, sino que es una de las mejores formas de proteger a tu bebé y disfrutar de un embarazo saludable y pleno.
La prevención del parto prematuro puede ser posible con algunos cambios y cuidados en el día a día de la mujer durante su embarazo. Hoy en día, cada vez más bebés nacen antes de las 37 semanas de gestación, lo cual aumenta el riesgo de inmadurez y la necesidad de atención en unidades de cuidados intensivos neonatales. Conocer los factores de riesgo y adoptar ciertas medidas puede ser crucial para reducir la posibilidad de parto prematuro y proteger la salud del bebé y de la madre.
Espaciar los embarazos
Tener hijos muy seguidos puede aumentar el riesgo de un parto prematuro. Si quedas embarazada en el primer año tras el nacimiento de tu bebé o tras una pérdida, el riesgo de parto antes de tiempo es mayor. Esto no significa que necesariamente ocurra, pero es importante informar a tu médico para que pueda brindarte las mejores recomendaciones.
Evitar el tabaco y sustancias nocivas
El tabaco es uno de los mayores enemigos de un embarazo saludable. Fumar en el embarazo afecta los vasos sanguíneos de la placenta, lo que limita el flujo de oxígeno y nutrientes que recibe el feto. Esto, a su vez, puede provocar un nacimiento prematuro. Además, es esencial evitar la exposición al humo de otros fumadores, el alcohol y cualquier droga. Estas sustancias pueden tener efectos negativos graves en el desarrollo del bebé y en la duración del embarazo.
Corregir la anemia
La anemia, especialmente en el primer y segundo trimestre, es un factor de riesgo de parto prematuro. Por ello, la dieta de la futura mamá debe ser rica en hierro. Los alimentos como la carne, los moluscos (almejas, mejillones), las legumbres y los frutos secos son excelentes fuentes de este mineral. Las madres veganas o vegetarianas deben consultar a un dietista para asegurarse de recibir la cantidad adecuada de hierro y otros nutrientes. En caso de anemia diagnosticada, el ginecólogo puede recomendar un suplemento de hierro. Para mejorar la absorción, se recomienda consumirlo con alimentos ricos en vitamina C, como kiwi, fresas o naranjas.

Tratar las infecciones a tiempo
Las infecciones, especialmente las urinarias y vaginales, están detrás de casi el 50% de los partos prematuros. A veces, estas infecciones no presentan síntomas claros, por lo que es importante acudir al médico si sientes escozor al orinar, picazón o ardor en el área genital. La higiene oral también es crucial, ya que las infecciones en las encías pueden influir negativamente en el embarazo. Una buena salud bucal y la consulta médica oportuna ante cualquier síntoma pueden marcar la diferencia.
Mantener una alimentación equilibrada
Una dieta rica en nutrientes es fundamental para un embarazo saludable. Los ácidos grasos omega-3, presentes en el aceite de oliva, el pescado azul, las frutas y las verduras, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a prevenir infecciones. Incluir lácteos ricos en probióticos, como el yogur y el kéfir, también es recomendable, ya que estos alimentos favorecen una flora bacteriana vaginal saludable, protegiendo contra infecciones. Por otro lado, se debe reducir el consumo de grasas saturadas, que no aportan beneficios al embarazo.
Controlar el estrés
El estrés puede ser perjudicial en cualquier etapa de la vida, pero durante el embarazo es especialmente importante gestionarlo. El cuerpo libera cortisol, una hormona relacionada con las contracciones y el inicio del parto, cuando está sometido a estrés. Si la carga de trabajo o las responsabilidades te abruman, no dudes en hablar con tu médico. En algunos casos, puede ser necesario considerar una baja laboral para asegurar la tranquilidad y bienestar de la madre y del bebé. Además, si notas dolor o malestar abdominal, acude a urgencias para recibir atención inmediata.

No saltarse las revisiones médicas
Las consultas prenatales permiten al ginecólogo o a la matrona identificar cualquier factor de riesgo y tratarlo a tiempo. Si tu médico detecta que tienes un riesgo elevado de parto prematuro, puede derivarte a una Unidad de Prematuridad. Estas unidades están diseñadas para brindar atención especializada a mujeres en riesgo, incluyendo cribados específicos de infecciones y control del cuello uterino.
Factores de riesgo que deben ser monitorizados
Algunos factores aumentan el riesgo de un parto prematuro, y deben ser monitorizados durante el embarazo:
- Embarazo múltiple.
- Antecedentes de parto prematuro o rotura de membranas antes de la semana 34.
- Alteraciones en el útero (como miomas que deformen el útero) o en el cuello uterino (conización o acortamiento).
- Abortos espontáneos o voluntarios después de la semana 17-18, debido a incompetencia cervical.
- Complicaciones en el embarazo, como sangrado, rotura prematura de membranas o amenaza de parto prematuro.
¿Qué son las unidades de prematuridad?
En algunos hospitales existen Unidades de Prematuridad, especialmente preparadas para seguir de cerca a las futuras madres con mayor riesgo de parto prematuro. En estas unidades, los profesionales llevan a cabo revisiones frecuentes para detectar y tratar cualquier condición que pueda precipitar un nacimiento prematuro, asegurando un control más estrecho del embarazo y protegiendo tanto a la madre como al bebé.

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