La noticia de una madre que decidió nombrar a su bebé "Aguacate" ha generado un debate sobre los límites de la creatividad en la elección de nombres para los bebés. Este caso, ocurrido en Honduras, ha llamado la atención no solo por lo inusual del nombre, sino también por la reacción del pediatra, quien advirtió sobre las posibles consecuencias negativas que el niño podría sufrir en el futuro.
En los últimos años, se ha observado una tendencia creciente hacia la elección de nombres únicos y originales para los recién nacidos. Esta moda responde a un deseo de los padres de distinguir a sus hijos y dotarlos de una identidad única desde el nacimiento.
Sin embargo, expertos como Sabrina Rogers-Anderson, autora del conocido libro "The Little Book of Bogan Baby Names", advierten que esta búsqueda de originalidad puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Los nombres que sugieren un bajo nivel socioeconómico o que son difíciles de pronunciar pueden llevar a prejuicios y discriminación en diversos ámbitos de la vida, algo en lo que coincide el investigador de la Universidad Northwestern, David Figlio quien comenta en este sentido que las personas “estamos programados para intentar determinar en un instante si queremos o no confiar en alguien, o si queremos huir de alguien.”

“Le harán bullying”
El pediatra que atendió al bebé "Aguacate" expresó su preocupación de manera directa: "Le harán bullying". Esta afirmación no es infundada, ya que diversos estudios han demostrado que los nombres inusuales pueden tener un impacto significativo en la vida de las personas y no siempre hablamos de que el impacto sea positivo cuando decimos que será significativo.
Investigaciones realizadas en universidades como Marquette y Shippensburg han revelado que las personas con nombres comunes tienen más probabilidades de ser contratadas, mientras que aquellas con nombres poco convencionales pueden enfrentar dificultades en el ámbito laboral y social. Además, se ha encontrado una relación entre los nombres impopulares y una mayor tendencia a la delincuencia juvenil, aunque es importante señalar que esta correlación no implica causalidad.
Una originalidad mal entendida
La elección del nombre "Aguacate" plantea un debate más amplio sobre los límites de la creatividad parental y la responsabilidad de proteger a los niños de posibles dificultades futuras. Mientras que algunos defienden el derecho de los padres a elegir libremente el nombre de sus hijos, otros argumentan que es necesario considerar las implicaciones a largo plazo de estas decisiones.
El impacto de un nombre inusual como "Aguacate" va más allá de las posibles burlas en el patio de la escuela. Investigadores como David Figlio, de la Universidad Northwestern, han encontrado que los niños con nombres poco comunes tienden a tener un peor desempeño escolar y son menos propensos a ser recomendados para clases para estudiantes dotados.
Además, un estudio británico reveló que uno de cada cinco padres se arrepiente del nombre que eligió para su hijo, especialmente cuando se trata de nombres inusuales o con ortografía peculiar. Esto sugiere que la elección de un nombre no solo afecta al niño, sino que también puede ser una fuente de estrés para los padres a largo plazo.
Expertos en desarrollo infantil sugieren que, al elegir un nombre, los padres deben buscar un equilibrio entre la originalidad y la practicidad. Un nombre que sea fácil de pronunciar y escribir, y que no tenga connotaciones negativas, puede ser una opción mucho más favorable para el futuro del niño. Por eso escuchamos de nuevo nombres clásicos que vuelven a ser tendencia entre las elecciones de las madres y los padres o nombres basados en los colores o incluso nombres que conectan con la naturaleza y la tradición.

Por qué no pasa en España
En España, la elección de nombres para los recién nacidos está regulada por la Ley 20/2011 del Registro Civil, que establece ciertos límites para proteger a los menores de nombres que puedan resultar perjudiciales. Además de esto, la decisión final sobre la aceptación de un nombre recae en el encargado del Registro Civil. Este funcionario tiene la responsabilidad de interpretar la legislación y determinar si un nombre cumple con los requisitos legales.
La legislación española prohíbe nombres que puedan ofender la dignidad de la persona, causar confusión en cuanto a la identidad o que sean idénticos a los de hermanos vivos pero además hay otras restricciones para proteger la integridad del recién nacido:
- No se permiten nombres con connotaciones negativas o que puedan provocar burlas, como "engendro", "loco" o "caca".
- Están prohibidos los nombres de ciudades, frutas, países o marcas comerciales.
- No se pueden usar más de dos nombres simples o uno compuesto.
- Se prohíbe el uso de nombres completos de celebridades.
- Los hermanos no pueden tener el mismo nombre.
- Se desaconsejan las abreviaturas como nombres oficiales.
- Los nombres que puedan confundir el género de la persona están prohibidos.
El caso del bebé "Aguacate" nos recuerda la importancia de considerar cuidadosamente las consecuencias a largo plazo de nuestras decisiones como padres. Mientras que la legislación española proporciona un marco de protección contra nombres potencialmente perjudiciales, la responsabilidad última recae en los padres.

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