Cuando tu bebé llora por la noche, lo que haces, pero sobre todo lo que piensas, importa más de lo que imaginas. La ciencia del sueño infantil ha avanzado mucho en los últimos años, pero un nuevo estudio nos recuerda ahora un detalle que no podemos pasar por alto: no solo los hábitos cuentan, también las creencias, nuestra forma de interpretar y pensar acerca del descanso de nuestros hijos desde que nacen. Un equipo de investigación ha diseñado y validado un cuestionario que mide qué piensan los padres cuando sus hijos lloran durante la noche y las respuestas que han analizado son clave para entender un posible factor que incide en por qué tantos niños no descansan bien.
La hipótesis de la investigación es que cuando los padres interpretan el llanto de su bebé como un signo de sufrimiento o manipulación, tienden a responder de formas que, sin querer, refuerzan los despertares nocturnos. En cambio, quienes ven el llanto como una forma de autorregulación o un proceso evolutivo normal tienden a responder de forma más pausada, y sus hijos suelen dormir mejor.
Esta idea, que conecta psicología, neurociencia del desarrollo y prácticas de crianza, ha sido plasmada en un instrumento novedoso y fiable: el cuestionario Beliefs About Baby Crying at Night Questionnaire (BBCNQ).
A falta de nuevos estudios o muestras más ambiciosas, la investigación que lo presenta puede marcar un antes y un después en la forma de abordar los problemas de sueño en la infancia.

Detalles del estudio: el cuestionario que muestra lo que piensas los padres sobre el sueño de sus hijos
El estudio, publicado en Sleep Medicine, ha sido liderado por investigadores franceses. Su objetivo fue desarrollar un instrumento capaz de identificar las creencias específicas que tienen los padres cuando su bebé llora por la noche.
Para ello, el equipo diseñó un cuestionario de 20 ítems basado en investigaciones previas sobre sueño infantil, apego y regulación emocional.
La muestra incluyó a 379 madres y padres de bebés menores de 18 meses, con diferentes perfiles socioculturales. Los resultados permitieron identificar cinco grandes grupos de creencias:
- Interpretación emocional del llanto: “mi bebé llora porque se siente solo o triste”.
- Interpretación manipulativa: “mi hijo llora para llamar la atención”.
- Convicción de intervención inmediata
- Confianza en la autorregulación del bebé
- Creencias ambivalentes o mixtas
El análisis estadístico mostró una fuerte relación entre ciertas creencias —especialmente las centradas en la intervención inmediata o la interpretación negativa del llanto— y una mayor incidencia de despertares nocturnos, dificultad para volver a dormir y dependencia del adulto.

Lo que pensamos del llanto afecta en cómo duerme el bebé
Lo más interesante del estudio no es solo que haya un nuevo cuestionario, sino lo que revela sobre el vínculo entre lo que creemos y cómo actuamos durante la noche.
Cuando un padre o madre cree que su bebé llora por una necesidad urgente, tiende a intervenir rápido. Esta actuación inmediata, aunque motivada por el cariño, puede interrumpir el aprendizaje natural del bebé para autorregularse, consolidando patrones de sueño fragmentados.
En cambio, los padres que entienden el llanto como parte de un proceso de maduración emocional suelen esperar unos segundos antes de intervenir, y sus hijos desarrollan mayor autonomía para volver a dormirse.
Esto no implica dejar que un bebé llore hasta calmarse, algo que desaconsejan la mayoría de expertos en crianza: si un recién nacido llora, debemos atenderle independientemente del motivo. Se refiere, más, a niños y niñas un poco más mayores y autónomos, a los que no es necesario atender en el primer segundo de su llanto nocturno.
Además, el estudio subraya que las creencias no son fijas: pueden cambiarse a través de la información y la reflexión, lo que abre una puerta a intervenciones psicoeducativas tanto en consultas pediátricas como en talleres de crianza.

Aplicaciones para familias y profesionales
Este estudio tiene implicaciones prácticas claras tanto para padres como para profesionales de la salud y la educación:
- Observar sin intervenir de forma automática cada vez que el menor llora. Actuar cuando sea necesario, valorando la necesidad de tu hijo o hija. Atender siempre pero no de forma automática.
- Hablar con otros cuidadores (pareja, abuelos, educadores) sobre cómo se interpreta el llanto.
- Consultar con especialistas cuando el insomnio infantil persiste, prestando atención no solo a rutinas, sino también a factores emocionales y de apego. Y revisando hacia nuestro interior: cómo interpretamos y reaccionamos al llanto nocturno y al mal descanso de nuestro hija o hijo.
- Evitar juicios: no hay una sola forma correcta de actuar, pero sí herramientas para actuar con más conciencia.
Si te interesa profundizar en el sueño durante la primera infancia, te recomendamos la lectura de esta noticia en la que te mostramos cómo ayudar a tu bebé a dormir rápido y de manera segura con consejos y técnicas avaladas por expertos.
Referencias
- Gustin MP, Lecuelle F, Anders R, Leslie W, Franco P, Putois B. The development and validation of the beliefs about Baby Crying at Night (BBCN) scale. Sleep Medicine, 2024. DOI: 10.1016/j.sleep.2024.109357.