Empezar a caminar antes o después: identifican los genes que marcan este hito crucial del desarrollo infantil

Un macroestudio genético revela por primera vez qué genes influyen en cuándo empieza a caminar un bebé, arrojando luz sobre su desarrollo neurológico y posibles vínculos con el TDAH o el rendimiento escolar futuro.
Caminar más tarde está genéticamente asociado con un menor riesgo de TDAH y una mayor probabilidad de obtener mejores resultados académicos en la vida adulta
Caminar más tarde está genéticamente asociado con un menor riesgo de TDAH y una mayor probabilidad de obtener mejores resultados académicos en la vida adulta (Midjourney - RG) - Caminar más tarde está genéticamente asociado con un menor riesgo de TDAH y una mayor probabilidad de obtener mejores resultados académicos en la vida adulta

Un nuevo estudio científico ha descubierto los genes que influyen en cuándo empieza a caminar un bebé. Se trata de un hallazgo clave para entender el desarrollo de los niños y niñas desde la primera infancia, y también es una prueba de que la edad a la que un bebé da sus primeros pasos depende de la estimulación, sí, pero en gran medida depende de la genética.

¿Cuándo dio tu bebé sus primeros pasos? ¿A los 10 meses? ¿A los 15? ¿Aún no camina con 17? Esta etapa, tan emocionante como simbólica, no solo es una de las más fotografiadas en la crianza, sino también una de las más comentadas. Padres, pediatras y cuidadores tienden a observar con atención este momento, a menudo con la duda de si “va tarde” o “ya debería”.

Una investigación recién publicada en Nature Human Behaviour con datos de más de 70.000 niños europeos aporta una respuesta decisiva a esta cuestión que tantas familias se plantean: parte de esa diferencia en el inicio de la marcha autónoma está escrita en nuestros genes.

Sí, cuándo camina un bebé no depende solo de lo que come, de cómo le estimulas o si es más inquieto. Este estudio, el mayor realizado hasta la fecha sobre este hito del desarrollo, demuestra que la genética también influye. Además, lo hace de forma compleja, pero mensurable.

Sus hallazgos van más allá del cuándo: sugieren que este hito está vinculado con estructuras cerebrales clave para la motricidad y que podría tener conexiones genéticas con trastornos como el TDAH o incluso con la educación alcanzada en la vida adulta.

Un macroestudio genético revela por primera vez qué genes influyen en cuándo empieza a caminar un bebé
Un macroestudio genético revela por primera vez qué genes influyen en cuándo empieza a caminar un bebé (Midjourney - RG)

Un hallazgo muy relevante

El estudio fue coordinado por un equipo internacional liderado por la psicóloga Angelica Ronald (University of Surrey) y ha analizado el genoma completo de 70.560 niños de ascendencia europea procedentes de cuatro grandes cohortes europeas.

El objetivo principal de este grupo de investigación era identificar qué variantes genéticas están asociadas con la “edad de inicio de la marcha” (AOW, por sus siglas en inglés). Es decir, cuántos meses tenía un bebé cuando caminó sin ayuda por primera vez.

Fig. 1: Gráfico de Manhattan del metanálisis GWAS de la edad al inicio de la marcha.
Fig. 1: Gráfico de Manhattan del metanálisis GWAS de la edad al inicio de la marcha.

Los investigadores identificaron 11 regiones genéticas independientes que influyen significativamente en este momento del desarrollo. Entre ellas, destaca el gen RBL2, implicado en el desarrollo cerebral. También encontraron que aproximadamente el 24% de las diferencias individuales en la edad de caminar pueden atribuirse a variantes genéticas comunes, lo que demuestra una alta “heredabilidad poligénica”.

Además, crearon una puntuación genética predictiva (polygenic score) que fue capaz de predecir, con un pequeño margen de error, cuándo caminaría un bebé. Esta puntuación incluso se asoció con diferencias en el volumen cerebral neonatal en áreas como el cerebelo, el tálamo y los ganglios basales, fundamentales en el control motor.

Fig. 2: Co-localización de variantes en el locus genómico 2.
Fig. 2: Co-localización de variantes en el locus genómico 2.

Qué significa para la crianza y el seguimiento pediátrico

Uno de los datos más sorprendentes del estudio es que caminar más tarde está genéticamente asociado con un menor riesgo de TDAH y una mayor probabilidad de obtener mejores resultados académicos en la vida adulta. Es decir, algunos bebés que caminan más tarde podrían tener ventajas genéticas en el desarrollo cognitivo posterior, aunque esta no sea una regla universal.

Los investigadores también detectaron una correlación genética positiva entre caminar más tarde y una mayor complejidad en la estructura del cerebro (más pliegues corticales, especialmente en zonas sensorio-motoras). Esto sugiere que el cerebro de esos niños y niñas podría estar desarrollándose de forma distinta —ni mejor ni peor, simplemente de forma diferente—.

En resumen, este estudio no solo desmonta la idea de que los bebés que caminan tarde lo hacen porque “algo no va bien”, sino que muestra que hay una gran variabilidad genética que explica este proceso. Y es que, como dejan entrever los autores de la investigación. caminar es un marcador del desarrollo neurológico, pero su cronología está influida por múltiples factores, no todos observables a simple vista.

Fig. 2: Co-localización de variantes en el locus genómico 2.
Fig. 2: Co-localización de variantes en el locus genómico 2.

Este hallazgo tiene implicaciones para la pediatría y la salud pública notables ya que, aunque sigue siendo crucial derivar a especialistas si un niño o niña no camina a los 18 meses, entender que existe una base genética puede ayudar a entender el motivo (o a plantearse otras posibilidades), reducir la ansiedad de los padres y ajustar las expectativas sobre lo que es “normal” en el desarrollo infantil. Recuerda, de todos modos, que nunca debes forzar a andar a tu bebé.

Además, esta investigación abre la puerta a futuras estrategias de detección precoz de trastornos del neurodesarrollo a través de la genética, sin que ello signifique sustituir la observación clínica ni los estándares actuales de seguimiento infantil.

Referencias

  • Anna Gui, Anja Hollowell, Emilie M. Wigdor, et al. Genome-wide association meta-analysis of age at onset of walking in over 70,000 infants of European ancestry. Nature Human Behaviour, 2025. DOI: 10.1038/s41562-025-02145-1

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