Se dice que las personas empezamos a ser conscientes de las rutinas diarias cuando entramos en la adolescencia. Nos damos cuenta de que las necesidades más básicas del día a día son siempre las mismas, por eso, si entendemos que es mejor establecer un patrón, nos es más fácil cumplirlas y mantenernos saludables.
Pero para llegar a este punto, seguramente tus padres comenzaron a ayudarte con esos horarios antes incluso de que fueras consciente de ello, cuando eras un bebé. Y es que, establecer un horario regular es beneficioso. Descubre aquí algunas de las ventajas y cuándo puedes empezar a ayudar al bebé con ello.
Ventajas de establecer rutinas
Los niños, al igual que los adultos, necesitan seguir unas rutinas y unos horarios. Es algo ventajoso para todos, pero especialmente para los más pequeños porque les ayuda en su desarrollo y educación. Además de ello, el hecho de cumplir y satisfacer sus necesidades como comer, dormir o bañarse, les hace más felices.
Aunque en las primeras semanas es posible que no consigas establecer unas rutinas porque que los bebés comen más bien a demanda (cuando se lo pide el cuerpo), también notarás que según pase el tiempo comenzará a respetar unos ritmos.
En ese momento empezarás a establecer unas rutinas más fijas y, como comprobarás, esto tendrá varias ventajas. En primer lugar, hará más fácil vuestra vida como padres porque podréis predecir algo como transcurrirá el día a día con el bebé.
En segundo lugar, al propio niño le será beneficioso porque verá satisfechas sus necesidades esenciales. Como tercera ventaja añadida, si el pequeño tiene una rutina, si en algún momento tiene que estar a cargo de algún familiar o cuidador, a este le será más fácil darle un buen cuidado porque entenderá que es lo que el bebé le está pidiendo.
¿Cuándo es mejor establecer un horario regular?

Aunque no existe una edad o un momento concreto establecido por los expertos, los bebés podrían estar listos para seguir un cierto horario más o menos entre los 2 y los 4 meses de edad. A partir de este punto, sus rutinas de alimentación y sueño se vuelven más predecibles y consistentes, por lo que podría ser la circunstancia perfecta para incentivar al niño a seguir un horario más definido.
Algo por lo que optan muchos padres es por anotar cuándo come, duerme y cuándo está despierto su hijo con el fin de entender sus ritmos naturales y descifrar así algunos de los primeros patrones que va estableciendo.
Algunos especialistas incluso aconsejan por empezar a establecer rutinas desde que los bebés son bien pequeños, con semanas de vida. La realidad es que más que pensar en una edad determinada, lo que debe priorizar es el bienestar del niño.
Teniendo esto en cuenta lo mejor será seguir el instinto maternal y los consejos del pediatra para determinar con ello cuáles son las necesidades que tiene según el momento. Por ejemplo: si el bebé tiene necesidad de comer algo porque tiene hambre, no debes negárselo solo porque no se ajusta al horario, debes seguir tu instinto y no imponer un horario cerrado.