La psicóloga estadounidense Susan Forward los describe en su libro 'Padres que odian' como aquellos que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato, las demandas, desde la infancia hasta la adultez.

No todos los niños encuentran la comprensión, el cariño y la calidez necesaria del seno familiar para crecer sanos y felices. Algunos padres reaccionan con excesiva rigidez, lejos de toda sensibilidad ante los comportamientos o los sentimientos de sus hijos. Muchos de aquellos niños, cuando son adultos, se sienten indignos, se subestiman y actúan de manera autodestructiva. Además, les cuesta admitir que la relación con sus padres ejerce una poderosa influencia sobre su vida, a pesar de que continúan luchando por conseguir de ellos el amor y la aprobación que siempre anhelaron.
Ser padre y madre no sólo significa engendrar un hijo, sino que también tiene que ver con la entrega de herramientas claves para enfrentar el mundo. Los padres tóxicos (incluyendo a padres, abuelos, madres o cuidadores) lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad en sus hijos con la cual, poder crecer sanamente en al mundo, no hacen más que anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.
Los niños de padres tóxicos, explica la psicóloga norteamericana Susan Forward quien parece que acuño el término en su libro 'Padres que odian', serán adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables.La psicóloga estadounidense Susan Forward los describe en su libro 'Padres que odian' como aquellos que, por diferentes razones, causan sufrimiento a sus hijos a través de la manipulación, el maltrato, las demandas, desde la infancia hasta la adultez.
No todos los niños encuentran la comprensión, el cariño y la calidez necesaria del seno familiar para crecer sanos y felices. Algunos padres reaccionan con excesiva rigidez, lejos de toda sensibilidad ante los comportamientos o los sentimientos de sus hijos. Muchos de aquellos niños, cuando son adultos, se sienten indignos, se subestiman y actúan de manera autodestructiva. Además, les cuesta admitir que la relación con sus padres ejerce una poderosa influencia sobre su vida, a pesar de que continúan luchando por conseguir de ellos el amor y la aprobación que siempre anhelaron.
Ser padre y madre no sólo significa engendrar un hijo, sino que también tiene que ver con la entrega de herramientas claves para enfrentar el mundo. Los padres tóxicos (incluyendo a padres, abuelos, madres o cuidadores) lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad en sus hijos con la cual, poder crecer sanamente en al mundo, no hacen más que anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona. Los niños de padres tóxicos, explica la psicóloga norteamericana Susan Forward quien parece que acuño el término en su libro 'Padres que odian', serán adultos con baja autoestima, inseguros, sumisos y emocionalmente inestables.
Características de un padre tóxico

Estos son algunos de los rasgos más característicos que definen la conducta de un padre tóxico:
- Controlador en exceso: un padre tóxico ejerce control excesivo sobre sus hijos. Muchas veces llega a poner reglas demasiado estrictas y consecuencias desproporcionadas como castigos severos.
- Crítico constante: una de las características más comunes de este tipo de padres es que critica frecuentemente a sus hijos, enfocándose en sus debilidades, defectos o errores. Son pocas (o nulas) las veces que reconocen su esfuerzo y valoran sus logros.
- Manipulador por excelencia: la manipulación emocional es otro de los rasgos más frecuentes. Los padres tóxicos utilizan métodos manipuladores para controlar las emociones y el comportamiento de sus hijos.

- Escasos de empatía: un padre tóxico carece de empatía hacia sus hijos, ya que no es capaz de comprender sus sentimientos y emociones. No se pone en su lugar ni tampoco atiende a sus necesidades afectivas.
- Agresivo: el maltrato que puede tener un padre tóxico puede ir desde lo físico hasta lo verbal y emocional. Es capaz de ridiculizar, humillar, ignorar, insultar o ir a los golpes.
Cómo acabar con esta situación tóxica de padres e hijos
Para tratar de solucionar esta presión en los niños, la psicóloga estadounidense Susan Forward sugiere los siguientes patrones de actuación:
- Enfrentar a los padres desde la perspectiva de dos adultos hablan.
- Explicar a los progenitores con la mayor claridad posible lo que piensas, lo que está mal en la relación, lo que la daña, lo que hace sufrir.
- Preguntarles si creen que hay algo que puedan hacer para contribuir al problema que tienen ambos en esta relación.
- Preguntarles si existe una razón para el maltrato, para las descalificaciones, para la falta de cariño, si es el caso.
- Si ellos responden que la culpa es suya y no reconocen que hay un problema, es una señal poderosa de que ellos no quieren contribuir a tener una relación saludable.
- Si eso no es suficiente para cambiar el trato, limitar el contacto. Si el padre se queja, retomar la conversación desde el punto en que le pides que cambie. Si nuevamente no lo hace, considerar la opción de abandonar por un tiempo ese lazo sentimental dañino.