La influencia de nuestras experiencias familiares previas puede tener un impacto profundo en la construcción y el mantenimiento de nuestras relaciones familiares actuales.
Por eso, es importante explorar la importancia de reconocer y abordar las dinámicas familiares pasadas para fomentar la salud y la armonía en las relaciones familiares presentes.
La psicóloga María Vallejo, experta en terapia familiar, expone las claves a trabajar para hacer el duelo, basándose en seis puntos a tener en cuenta:
1. Aprende a reconocer los patrones familiares:
La familia en la que crecemos moldea nuestras expectativas y actitudes hacia las relaciones. Identificar patrones disfuncionales o nocivos es crucial para no repetir inadvertidamente comportamientos perjudiciales en nuestra propia familia.
2. Aprende a través de la reflexión:
Reflexionar sobre la crianza y las experiencias familiares permite un mayor entendimiento de cómo estas vivencias influyen en la forma en que nos relacionamos con nuestros seres queridos. La autoconciencia es el primer paso para romper ciclos negativos.
3. Mantén una comunicación abierta:
La comunicación abierta y honesta es esencial para superar desafíos emocionales derivados de las experiencias familiares pasadas. Conversar sobre sentimientos y expectativas ayuda a construir puentes emocionales y fortalecer los lazos familiares.
4. Establece límites saludables:
Establecer límites claros es fundamental para evitar que nuestra dinámicas aprendidas de pequeños influyan negativamente en la familia actual. Reconocer y respetar las necesidades individuales y colectivas es esencial para el bienestar emocional de todos los miembros.
5. Busca apoyo profesional:
En algunos casos, puede ser beneficioso buscar la orientación de un profesional de la salud mental. Un terapeuta puede ofrecer herramientas y estrategias para abordar de manera efectiva los desafíos derivados de las experiencias familiares pasadas.
6. Crea una nueva narrativa familiar:
La capacidad de crear una nueva narrativa familiar es empoderadora. Al reconocer la posibilidad de cambiar patrones negativos, se puede construir una familia basada en el amor, la comprensión y el apoyo mutuo.
En definitiva, la psicóloga incide en la idea de que no permitir que la familia de la que venimos dañe la familia que queremos requiere autoexploración, comunicación abierta y la disposición de romper con patrones destructivos. Al hacerlo, al atravesar el duelo, podremos construir relaciones familiares más saludables y duraderas.
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