Tenemos una cualidad, una habilidad que es la fuerza de voluntad que ponemos en marcha cuando tenemos un objetivo que queremos conseguir. Automáticamente nuestra fuerza de voluntad nos empuja a “descubrir aspectos de ti que quizás no hubieras imaginado”, como señala la psicóloga Laura Palomares.
La cuestión es que solo con esta habilidad no podemos lograr nuestras metas, hay que entrenar “esa fuerza de voluntad de manera sana” por lo que Laura Palomares, como psicóloga, pone el foco en los hábitos que se pueden practicar de forma rutinaria en nuestro día a día a modo de entrenamiento de nuestra fuerza de voluntad.

El primero de estos hábitos que propone para arrancar con el entrenamiento es identificar qué tareas tienes pendientes y cuántas más puedes asumir, si es que puedes hacerlo o si es mejor centrarte, al menos por el momento, en las pendientes.
Lo más recomendable siempre es ponerse metas ajustadas y realistas, tener tiempo para valorar lo que has conseguido y margen para equivocarte y poder replantear la estrategia para hacerlo mejor.
Distintos expertos han planteado distintas estrategias para que tu adolescente fortalezca su fuerza de voluntad de cara a conseguir sus objetivos, incluso puedes plantear distintas rutinas cotidianas con las que tus hijos aprenderán a pensar como científicos, lo que sin duda les ayudará a enfrentarse a los retos de una forma más consciente de sus propias capacidades.
La fuerza de voluntad a la hora de estudiar
Estamos en el último trimestre del curso escolar, los días son más luminosos y largos, apetece más estar en la calle con los amigos que en casa estudiando, por lo que es fundamental que tengamos una fuerza de voluntad lo suficientemente entrenada como para conseguir los resultados académicos que buscamos.
Ponerle ganas a veces y llegados a estas alturas de curso, no es suficiente. Es importante plantear métodos de estudio y de trabajo que maximicen los resultados, que nos cunda más el tiempo que dedicamos a estudiar. Algunas de las estrategias para conseguirlo, de las más extendidas y recomendadas son las siguientes.
Analiza tu entorno. Puede que tu entorno, tus amigos o incluso sin querer hasta tu familia, estén proyectando apatía o desánimo a la hora de afrontar una actividad y esto te está influyendo.
Jean Daunizeau, investigador del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, señala que la pereza suele ser contagiosa.
Además, puede que haya a tu alrededor demasiadas distracciones que te empujan a aplazar la tarea o el momento de ponerte a estudiar. Eso es un peligro así que es mejor analizar tu entorno para eliminar las posibles distracciones y respetar tu forma de estudiar y de aprender, por ejemplo sabemos la importancia de detectar que hay niños que necesitan un aprendizaje más auditivo y cómo puede relacionarse con el fracaso escolar el hecho de que no se detecte a tiempo esta necesidad.

Escapa del caos. El caos no ayuda a afrontar las tareas, al contrario, consigue que la idea nos supere y nos desborde. No es un buen entrenador para la fuerza de voluntad por lo que es importante el orden, por ejemplo para saber que realmente arrancamos con lo más sencillo, para poder dividir las tareas más complicadas en tareas más pequeñas y más fácilmente abarcables.
Con unos minutos para poner orden en lo que tienes que hacer puedes ahorrarte muchas angustias después, cuando te metas en harina.
No solo el caos en torno a lo que sabes que tienes que hacer es una mala influencia, el orden en el lugar donde vas a estudiar es muy necesario. La motivación decae cuando el desorden está establecido en tu mesa de trabajo o en la habitación donde tienes que estudiar.
Dedícale un momento a organizarlo y limpiarlo si es necesario para que no solo te sea más fácil arrancar y continuar, sino que también te sea más fácil organizarte a corto, a medio y a largo plazo.
Divide y vencerás. Paso a paso, las tareas pueden ser grandes pero las podemos acometer con pasos pequeños aunque a primera vista sintamos que nos abruman. Lo mejor es dividir las tareas en otras más pequeñas y más fácilmente abarcables.
Tómate unos minutos en valorar las tareas a las que quieres enfrentarte, coge la primera de ella y divídela en objetivos menores. Empieza por la primera que haya resultado y así vas avanzando y no dudes en buscar ayuda por ejemplo en Youtube, donde vas a encontrar profesores particulares gratis para tus hijos que pueden ayudarles a entender mejor los conceptos y a aprender de una forma más amena y eficaz.
De una en una. Parece obvio pero conviene recordarlo, a veces ese momento de decidir por dónde empezar nos bloquea y paraliza, por lo que hay que simplificar esta elección para arrancar cuanto antes.
Lo importante es que decidas por donde vas a empezar, hay quien prefiere arrancar por la tarea más tediosa o complicada para quitársela de encima cuanto antes; también hay quien prefiere la motivación que supone empezar por lo más sencillo. Cada uno tenemos nuestra forma de entrenar a nuestra fuerza de voluntad.
Lo importante es empezar, de uno en uno, paso a paso, no es recomendable ponernos con dos tareas al mismo tiempo.
Reconoce tu esfuerzo. Visualiza lo que has ido consiguiendo quizás sin darte cuenta durante el proceso, valora el esfuerzo que has hecho porque eso va a alimentar tu motivación e incluso regálate pequeños refuerzos a modo de recompensas por lo que has conseguido. Desde descansar, salir con los amigos un rato, ver una película en familia, aquellos pequeños premios que te hagan feliz y te animen a continuar.
Aprende a desconectar. A descansar, a comer de forma sensata y saludable, a moverte de vez en cuando, ya sabemos que demasiadas horas sentado en una silla no es lo mejor para un niño y menos si hablamos de tiempo de estudio.
La falta de sueño, el sedentarismo o la mala alimentación no son los mejores aliados para que estés animado a continuar.
Un cerebro sano piensa mejor por lo que es vital que descanses lo suficiente, que te muevas de vez en cuando y que selecciones esos alimentos para que los niños se concentren mejor. Es muy importante el tiempo de ocio y descanso para la salud mental de toda la familia, incluso en periodos de exámenes finales como los que están a punto de llegar.

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