El árbol de los logros es esa herramienta que muchas familias han puesto en marcha para animar y motivar a sus hijos a ser responsable con distintas tareas y rutinas, sobre todo cuando hablamos de niños más pequeños, se acabaron los gritos en casa con la puesta en marcha esta herramienta. Pero también se utiliza para motivar a los niños a sacar adelante sus estudios cuando son algo más mayores.
No se limita aquí, porque podemos usar esta herramienta con niños más mayores, con preadolescentes e incluso con jóvenes en plena adolescencia. Solo hay que adaptar un poco sobre todo las explicaciones, porque el funcionamiento viene a ser el mismo en todos los casos.
Cuando hablamos de adolescentes, lo primero y más importante es explicarles claramente de qué estamos hablando y cómo funciona esta herramienta. Es vital conseguir animarles a que ellos mismos reflexionen sobre sus logros y sus metas, lo que han alcanzado en su vida, lo que les gustaría llegar a alcanzar y sobre todo, qué están haciendo para conseguirlo.
Después es cuando nos ponemos a crear físicamente el árbol de los logros, pueden hacerlo ellos solos, con un poco de esa intimidad que tanto valoran en casa cuando llega la adolescencia.
Es muy constructivo que te cuenten lo que han dibujado, que describan cómo es su árbol, cuáles son sus logros y sus metas, cómo van a planificar su esfuerzo para conseguirlas y por qué esos logros y esas metas son importantes para ellos. Es una forma muy visual de que los niños aprendan la importancia de la perseverancia, cuando se marcan como meta un logro y se enfocan en trabajar para conseguirlo.

Un árbol para cuidar su autoestima
Esta herramienta les va a ayudar a valorarse y sobre todo a conocerse, a reflexionar sobre lo que han conseguido hasta aquí y a motivarse, al visualizar lo que quieren conseguir.
Mediante “el árbol de los logros” podemos detectar problemas emocionales en los niños, conseguimos conocernos a nosotros mismos, algo igual de importante que conocer a los demás. Los adolescentes aprenden a apreciar sus competencias y sus habilidades, que no es una tarea sencilla pero sí es fundamental para un desarrollo personal pleno y saludable.
Analiza la imagen que tiene el adolescente de sí mismo, busca que se centre en la parte más positiva de su personalidad y nos muestra cómo está su estado de ánimo al completar sus cualidades y sus logros.
Es un ejercicio para realizar su prisa porque la reflexión sobre capacidades, cualidades positivas, tanto sociales como intelectuales, físicas, intelectuales o emocionales, y los logros conseguidos, no es fácil ni sencilla.
Como hicimos para incentivar el estudio de los niños, habrá que dibujar en ese árbol unas cuantas ramas y unas cuantas raíces, no tiene por qué ser el mismo número de unas y de otras. En las ramas ubicamos las manzanas que son los logros conseguidos y los que están por llegar.
Bajo el tronco están las raíces, que simbolizan los valores, las cualidades positivas que cada uno tiene que buscar sobre sí mismo. Al finalizar esta actividad es normal que el niño o el adolescente, se sienta sorprendido por la cantidad de habilidades que ha encontrado dentro de sí mismo.
Y una vez terminado el dibujo es interesante que se lo enseñen a algún miembro de la familia de su completa confianza, para que les dé su impresión al respecto y para que se convierta como dice Elsa Punset, en lo que ella define como “entrenadores emocionales” de nuestros hijos.

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