El cuerpo de la mujer no deja de experimentar cambios durante los nueve meses que dura el embarazo aproximadamente y eso es algo que tarde o temprano sale a la luz y es tan evidente que es completamente imposible esconderlo de alguna manera. Primero, internamente, y poco a poco también de forma externa, aunque no son visibles por los demás a simple vista hasta bien avanzado el proceso.
De hecho, durante el primer trimestre, aunque la barriga de la mamá sí cambiará ligeramente al final del mismo, es muy difícil que vestida alguien note que una mujer está esperando un bebé ya que la barriga no se nota; incluso si la mujer es muy embarazada y siempre ha tenido una tripa plana. Nadie notará nada en estos primeros 30 días de feliz espera.
Sin embargo, esto empieza a cambiar alrededor del cuarto mes, y durante el quinto es difícil ocultar la realidad. No en vano el feto mide ya de 17 a 23 cm y pesa casi 400 gramos a estas alturas de la etapa.
Aún así, hay circunstancias que marcan la evolución de la tripa de cada mujer, que llegados a este punto del ecuador del embarazo puede ser de un tamaño y forma muy distinto a otras futuras mamás embarazadas del mismo tiempo. Esto es, se puede generalizar y afirmar que sobre el cuarto o quinto mes los demás notarán las consecuencias físicas de la gestación, pero que hay excepciones en las que todavía puede ser más tarde.
Diferencias entre primer o segundo embarazo
Entre estos matices que marcan las diferencias entre unas mujeres gestantes y otras está el hecho de si son primerizas o no, ya que las que lo son suelen desarrollar la barriga algo más tarde porque sus músculos rectos abdominales conservan el tono.
Por otro lado, las características físicas de la mujer también son elementos que tienen un papel decisivo en cuándo notarán los demás el embarazo, sobre todo la altura y el peso. Ambas variables lo son por pura lógica: en las mujeres altas, la barriga suele ser menos voluminosa, mientras que la acumulación de grasa abdominal también hace que se disimule más el crecimiento de la tripa a medida que avanza el embarazo. Es decir, las mujeres con menor índice de grasa corporal suelen tener barrigas más prominentes.
Además, también afecta la anchura de pelvis, siendo mayor la barriga en las gestantes que la tienen estrecha y menos redonda y grande que las que tienen la pelvis ancha. Y, entre todos los factores que afectan en cuándo se notará la tripa, también se puede reseñar la cantidad de líquido amniótico, puesto que en las mujeres que producen mucho, las barrigas suelen redondearse más.
Pero, como decíamos al comienzo del texto, lo habitual es que en el segundo trimestre, antes o después dependiendo de las circunstancias mencionadas, ya sea imposible disimular que una vida crece dentro de esa barriga.
