Según el estudio que acaba de publicar el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona, siete de cada diez hogares en nuestro país tiran a la basura alimentos de manera habitual.
Las familias con hijos, desde niños pequeños a adolescentes, son las que más alimentos tiran a la basura, frente a aquellas familias monoparentales o las que tienen hijos ya mayores, que son las que menos desperdician en su día a día.
La mayoría de los alimentos que se desperdician son frutas y verduras en un 80%, segundos de los alimentos a base de cereales y los lácteos.
Alimentando al cubo de la basura
La principal causa del desperdicio de los alimentos es su deterioro, básicamente por culpa de una mala gestión por parte de las familias. La compra de cantidades excesivas de productos perecederos hace que gran parte de ellos terminen en el cubo de la basura.
Curiosamente, las familias que reconocen comprar sus alimentos en tiendas pequeñas y mercados de proximidad, desechan menos cantidad que aquellas que compran en supermercados o hipermercados, según se desprende de los datos de este estudio.
“La presencia en los supermercados de alimentos ultraprocesados, como aperitivos poco saludables, pizzas congeladas, helados y yogures inducen a la compra innecesaria”, apunta Pietro Tonini autor principal de este estudio.

¿Qué hacemos para tirar menos comida? La experiencia japonesa
Planificar tanto las compras como la preparación de las comidas de la familia es fundamental, “planificar detalladamente las comidas previstas, revisar los alimentos que ya tenemos en casa, hacer listas de la compra, congelar alimentos para prolongar su vida o reutilizar las sobras permite desperdiciar menos”, comenta Pietro Tonini y añade un aspecto muy importante como es el de “involucrar a los niños en la planificación y preparación de comidas también puede tener un impacto positivo” a la hora de tirar menos comida al cubo de la basura.
Kohei Watanabe es investigador de tratamiento de deshechos de la Universidad de Teiko, en Tokio, él señala a este respecto que “frecuentemente, la razón por la que la comida se daña y se desperdicia se debe a que te olvidas que está en el refrigerador y cuando la encuentras está podrida”.
A través de su universidad pusieron en práctica una experiencia para tratar de reducir los alimentos que terminan en la basura en un complejo de apartamentos japonés.

Les dieron a los residentes participantes una cinta rojiblanca brillante con la que tenían que marcar en sus neveras una zona reservada para los alimentos con una fecha de caducidad corta y para aquellos alimentos que había que consumir pronto.
Hablaron con los participantes sobre el desperdicio de comida y les comentaron distintas formas de organizar sus neveras de manera más eficaz. Además de esa cinta con la que llamar la atención sobre los productos que hay que consumir con cierta premura antes de que caduquen, repartieron entre los participantes unas bandejas transparentes en las que colocar aquellos alimentos que antes hay que consumir para hacerlos así más accesibles.
Como detalle final, repartieron rótulos con la imagen de dos personas dándose la mano y debajo de ellas la frase “no puedo consumirte, lo siento mucho” y pidieron a los participantes que colocaran uno de estos rótulos a cada porción de comida que tiraran al cubo de la basura.
Con todos estos pequeños cambios consiguieron que los participantes redujeran la cantidad de alimentos que desperdiciaban en un 10% y sobre todo, que fueron mucho más conscientes de lo que se supone que parte de los alimentos que producimos para el consumo, terminen desperdiciándose en el cubo de la basura de nuestros hogares.

TAMBIÉN PUEDES LEER:
- Casi el 80% de los escolares de Cataluña consume meriendas poco saludables según un estudio de la UOC.
- La brutal medida que ha tomado Reino Unido para proteger a los menores de la publicidad de alimentos y bebidas poco saludables.
- El precioso nombre de niña de solo cuatro letras, con origen y mágica leyenda guanche.