El primer año de separación es siempre el más complicado, porque cada miembro de la pareja, ahora separada, tiene que volver a aprender a vivir solo y reconstruirse, encontrar nuevos puntos de referencia, crear nuevos hábitos… Todo ello mientras se preocupan por garantizar un entorno estable para sus hijos.
Cuando llegan las vacaciones de Navidad, la dificultad puede acabar redoblándose, ya que celebrar la Navidad (o parte de las vacaciones) solo o sin los niños puede llegar a ser muy triste. Sin olvidar que el bienestar de los más pequeños es siempre lo más importante.
Vivir una Navidad con custodia compartida no es fácil, ni para el corazón ni para el dolor de cabeza que supone llegar a un acuerdo y / o la organización. ¿Cómo arreglarlo?
No hay duda que la Navidad es una época especial para los niños, a los que les encanta imaginarse a Papá Noel cruzando pueblos en su trineo tirado por sus renos, y a los Reyes Magos de Oriente con sus camellos en medio del desierto. También suelen pasar todas las fiestas emocionados, esperanzados de recibir muchos regalos debajo del árbol.
Además, también es un momento especial para los padres, que desean mimar a sus niños pequeños, y admirar sus sonrisas al abrir los regalos. De ahí que la Navidad represente tradicionalmente la unidad familiar.
Y, por estos motivos, la fiesta navideña reaviva el dolor de la separación. Además, es común que también despierte resentimientos y celos, especialmente en aquellos casos en los que los conflictos aún no se han resuelto.
El acertijo organizativo: ¿la semana del 24 con mamá y la de Fin de Año con papá?
Es cierto que, cuando una pareja se separa, cada uno debe reconstruirse. Y, cuando tiene hijos, es verdad que la organización puede acabar volviéndose aún más complicada. Pero, ¿qué se podría hacer para asegurarse de que la temporada navideña no se convierta en una nueva fuente de conflicto?
Cuando se trata de organizar las festividades, suele ser habitual que un año una festividad se disfrute con mamá, y al año siguiente esa misma festividad se disfrute con papá. Por ejemplo, que la semana del 24 de diciembre se disfrute con la madre, la de Fin de Año con el padre, y al año siguiente se invierta la elección.

De esta manera, los padres pueden disfrutar de los más peques en las mismas festividades, aunque en años diferentes. También hay quien opta por disfrutar de los mismos días a pesar de que pasen los años, por lo que es igualmente posible hacerlo siempre igual.
Sea cual fuere la elección, es cierto que es necesario hacer malabares entre papá, mamá, la familia materna y la familia paterna.
De ahí que sea esencial e imperativo adelantarlo, comunicar bien el tema, expresar lo que cada uno de sea y lo que para cada cual es importante, ya que la mejor solución es encontrar un terreno común en lugar de que se imponga la decisión de un juez.
Entonces, por el bien de los más pequeños, es aconsejable dejar a un lado los resentimientos y encontrar un acuerdo que sea beneficioso para el niño. Lo que significa que la custodia debe compartirse de forma justa e inteligente.
Aunque todo dependerá de las circunstancias. Por ejemplo, si los dos padres viven a 200 kilómetros de distancia el uno del otro, es mejor elegir Navidad con uno y Año nuevo con el otro; y si viven cerca, parecería más relevante hacer una división entre el 24 y el 25 de diciembre.
La importancia de hablar con los niños
El diálogo es siempre fundamental, aunque todo dependerá de la edad que tengan nuestros hijos. Si son adolescentes, podrían comprender la situación y aceptarla. Pero si son más pequeño, es esencial explicar las cosas con delicadeza.
Por ejemplo, podríamos pedirle a nuestro pequeño que le escriba dos cartas a Papá Noel y a los Reyes Magos, una para la casa de mamá y otra para la de papá. Y explicarle dónde celebrará la Navidad, Fin de Año y la noche de los Reyes Magos.
Y un buen ejemplo podría ser lo siguiente: “El 24 de diciembre estarás con mamá. Iremos con la abuela y el abuelo y abriremos los regalos a la mañana siguiente. Y luego al mediodía, papá te recogerá y te llevará con tu tío y tía, donde encontrarás a tus primos y donde otros regalos te estarán esperando”.
Cuidado con la competencia por los regalos
Algunos ven la primera Navidad después de la separación como una competencia con la ex-pareja. Pero competir por los regalos en absoluto podría ser beneficioso para el niño. Principalmente porque un regalo nunca reemplazará la nostalgia de tener a sus padres enamorados y juntos.
Al contrario, no se debe creer que una montaña de regalos podría consolar al niño, o permitir a sus padres redimir la conciencia si están en el origen de la separación. Es mejor confrontarlo con la realidad, por lo que es preferible dividir la lista de regalos a la mitad, en lugar de duplicarla.