El juego violento puede acabar siendo tremendamente común entre los niños, sobre todo entre los 5 a 8 años de edad. Y, en muchas ocasiones, ese juego que creemos violento no tiene realmente por qué serlo. Por ejemplo, podríamos ver que el niño tira los juguetes al suelo, y lo único que está intentando es comprobar cuál llega más lejos. Por tanto, ¿qué hacer y cómo actuar?