Dicen que fue Albert Einstein quien dijo aquello de que la creatividad no es otra cosa que la inteligencia divirtiéndose, nosotras añadimos que las vacaciones de verano son un momento perfecto para que la inteligencia se divierta por ejemplo con unas sencillas y humildes hueveras.
Las posibilidades son inmensas si dejamos cerca de nuestros hijos unas hueveras de cartón o de plástico, algunas herramientas de manualidades, algo de pintura y pegamento y por supuesto nuestra supervisión, todo eso en un entorno seguro y tranquilo donde puedan disfrutar y dejar que su creatividad y su inteligencia se disparen durante horas.

Máscaras de disfraces
Si cogéis una huevera de cartón en la mano más pronto que tarde vais a encontrar un antifaz, una máscara perfecta para jugar a disfrazarnos.
Solo hay que recortar las oquedades para los ojos y prácticamente ya estaría.
Podemos ponerle una goma para poder colocarla sobre la cara o pegar una pajita en un lateral para sujetarla delante de los ojos con una mano como si estuviéramos en el carnaval de Venecia, por ejemplo.
Un poco de pintura, algunos adornos, abalorios, plumas o lo que se nos ocurra y ya estaría lista.
Máscaras tribales
Y puestos con el tema máscara seguro que si le damos una vuelta o dos, podemos encontrar formas y disposiciones que nos lleven a crear la máscara de nuestra propia tribu.
Una máscara a la que perfectamente le podemos construir una historia de aventuras mientras la estamos diseñando, colocando las distintas partes del rostro que imaginemos, pegándola sobre una superficie que nos haga de soporte, pintándola de los colores de nuestra nueva tribu e incluso, buscando un sitio para exponerla cuando la tengamos terminada.
Una pequeña oruga glotona
Seguro que los más pequeños de la casa conocen al dedillo el cuento de “La pequeña oruga glotona” y seguro que si les proponemos sacar una o varias orugas de una o varias cajas de huevos, enseguida se ponen manos a la obra.
No hay más que recortar cada uno de los huecos donde habitualmente se colocan los huevos. Pintarlos de los colores de la oruga glotona y después pegarlos entre sí o enlazarlos con una goma o un cordón.

Habrá que buscar algo que nos sirva para hacerle unas patas y por supuesto sus famosas antenas y ya está lista para jugar nuestra pequeña oruga glotona. A lo mejor es un buen momento para leer el cuento juntos una vez más o algún otro que pueda sorprendernos a todos.
Semilleros y macetas pequeñas
Vamos con dos tremendamente sencillas pero para las que hay que tener un poquito más de paciencia que con las anteriores.
Las hueveras de cartón son perfectas para plantar pequeñas plantitas o esquejes que tengamos en agua, hay infinidad de posibilidades y de plantas que van a agarrar y a crecer, algo que a los niños siempre les hace especial ilusión.
Primero las llenamos con sustrato, después esparcimos las semillas o colocamos el esqueje y por último regamos poco pero con frecuencia para que no se llegue a empapar el cartón.

Pasadas unas semanas podremos ver cómo han evolucionado las semillas y quizás unas semanas más tarde se hará necesario que cortemos cada una de nuestras pequeñas macetas de tamaño “huevo” para pasarlas tal cual, a una maceta un poco más grande, con el cartón incluido porque es biodegradable y servirá de alimento a nuestra nueva planta.
Cofre del tesoro
Si coges la típica caja de seis huevos solo hay que visualizar que realmente tienes entre manos un cofre del tesoro al que le falta una mano de pintura y por supuesto ¡un tesoro en su interior!
¿Y si después de pintarla como se merece para que realmente sea el cofre del tesoro, la escondemos en algún lugar y vamos dando pistas a los pequeños piratas para que la encuentren y se lleven la sorpresa de su interior?
Animales para jugar con los dedos
Como si fueran pequeñas marionetas de dedos con las que crear un zoológico y toda una historia.

Habría que recortar cada hueco de forma individual. Ayudarnos con unas cartulinas de colores e ir diseñando los animales en función de lo que vayamos decidiendo.
Si la pintamos de verde y le colocamos una pequeña bolita en el frente y unos palitos haciendo de pequeñas patas, podemos tener una tortuga. Si preferimos pintarla de azul y pegarle dos trocitos de cartulina en los laterales en forma de aleta y otro en la parte posterior en forma de cola, tendremos una ballena azul.
Y así hasta que nos quedemos sin ideas que puede ser dentro de mucho, mucho tiempo.
Adornos colgantes
El verano es el tiempo de las cortinas en las puertas para evitar que entren las moscas a las casas, las cortinas que bailan con las brisas ligeras, las que suenan por la noche.
Cómo no hacer una cortina o por lo menos unos adornos colgantes con los cartones de huevo que podamos recopilar en casa.
Sólo hay que cortar por los huecos y abrir un pequeño agujero en la parte del fondo por el que pasar un cordón. Hay que hacer un nudo a cada lado del cordón para que así podamos distribuir distintas piezas sin que se escurran por el recorrido de cada cordón.
Antes de colgarlos podemos pintarlos, recortarlos como si fueran pétalos o pegarles lo que más nos guste para nuestra peculiar y original cortina.

Cocodrilos casi de verdad
Esta sería la manualidad premium para los más valientes y que tienen un poco más de destreza o de edad para atreverse a sacar un cocodrilo de una huevera de cartón.
Además de unas cuantas hueveras, sería conveniente tener recopilados unos cuantos cartones de papel higiénico, algo de pintura verde y un poco de pegamento.
La parte de abajo de la huevera va a ser la cabeza de nuestro cocodrilo, la tapa la cortamos más o menos por la mitad y lo pintamos todo de verde. La parte que hemos cortado va a hacer de boca así que cuando el verde haya secado habrá que pintarla de rojo y para los dientes, podemos dibujarlos en una cartulina, pegarlos por el borde y pintarlos de blanco.
Nuestro cocodrilo tiene que tener unos estupendos ojos que podemos hacer con cartulina, pintarlos y después pegarlos en la parte delantera de la cabeza.
Y para las patas tendremos que recortar los cartones de papel higiénico que tenemos listos, les damos forma, los pintamos de verde y los pegamos en la parte de abajo de nuestra huevera, ahora cuerpo de un divertido cocodrilo con el que seguro que pasamos más de una tarde entretenidos.