Lo que aprenderán tus hijos jugando, si lo planteas como una opción y no como una obligación

“Los juegos son la forma más elevada de investigación”, decía Albert Einstein por lo que es buena idea dedicar un rato a jugar, divertirnos e investigar en familia.
Padre e hijo jugando a emparejar tarjetas

El juego es uno de los recursos metodológicos más poderosos cuando hablamos de la educación integral infantil. Gran parte de los hitos que va a ir superando durante esta etapa inicial, lo van a conseguir jugando.

Un estudio realizado por el equipo de Jaime Balladares, Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Santiago, en Chile, demostró que jugar a juegos de mesa puede ser de gran ayuda a la hora de desarrollar habilidades matemáticas en la infancia.

La investigación revisó 19 estudios anteriores en los que se analizó el impacto de 25 juegos de forma individual en el aprendizaje infantil. En un 32% de los juegos analizados, los niños que jugaron con ellos obtuvieron una mejora notable de su capacidad matemática al compararlos con los que no jugaron.

Para el equipo que llevó a cabo este estudio, se trata de un hallazgo muy significativo, teniendo en cuenta que se evaluó el efecto en los niños de jugar en torno a 20 minutos cada vez, dos veces a la semana y durante un periodo de tiempo de mes y medio.

Los beneficios de los juegos de mesa

Los juegos de mesa de toda la vida como puede ser la oca, el parchís, el dominó o incluso el monopoly, por citar solo algunos de los más conocidos, son juegos que no pasan de moda, que siempre son divertidos y entretenidos y que ayudan a que los niños desarrollen todo un catálogo de destrezas y aprendizajes muy importantes, que conviene tener en cuenta para decantarnos por ellos en esas tardes en las que a veces el aburrimiento aparece por sorpresa en casa.

El juego es una herramienta magnífica para trabajar la inteligencia emocional con los niños. Aprenden a ganar y a perder en un entorno seguro, en familia, lo que ayuda a saber cómo tiene que gestionar sus emociones, la tolerancia a la frustración aumenta y aprenden lo que es el autocontrol y cómo desarrollarlo, poniendo freno a la impaciencia o a la intolerancia antes una situación que no es la deseada, por ejemplo cuando pierden la partida.

Los juegos de mesa son de gran ayuda a la hora de fomentar el desarrollo de las habilidades motoras, sensoriales y cognitivas del niño, dependiendo de la edad sirven para que aprendan los números, las operaciones matemáticas más sencillas, para que aprendan más vocabulario e incluso a relacionar ideas o conceptos.

Jugar requiere concentración, a través de los juegos de mesa los niños mejoran su capacidad de atención, estimulan su memoria al tratar de recordar las reglas, la capacidad para observar lo que pasa en el juego y desarrollar estrategias y la imaginación, sobre todo en juegos donde tienen que desarrollar temas o narrativas para que se desarrolle la acción.

A través de los juegos los niños aprenden a tomar decisiones, a asumir las consecuencias de sus decisiones y al mismo tiempo, están planteándose estrategias para resolver los problemas que surgen a lo largo del juego. Todo ello repercute positivamente en su autonomía que se ve más desarrollada con estos procesos y en su autoestima.

Algo muy importante que se aprende mientras se juega es a respetar las reglas del juego, si quieren jugar tienen que darse cuenta de lo importante que es seguir las reglas, lo mismo que el trabajo en equipo, respetando a cada miembro, sus ideas y sus opiniones y llegando a consensos para seguir avanzando.

Jugar en grupo mejora la comunicación verbal y la no verbal, favorece la socialización y refuerza los vínculos afectivos entre los participantes en el juego.

Familia jugando a juegos de mesa en casa - Getty Images

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