Es sin duda una habilidad cognitiva fundamental en áreas tan importantes como la ciencia, la matemática, la filosofía o la resolución de problemas complejos en general y es una habilidad que se adquiere con la edad, no se nace con esta capacidad o habilidad.
A medida que los niños van desarrollándose cognitivamente, adquieren la capacidad de pensar y aprender de forma más abstracta y compleja.
No es algo que ocurra de repente sino que se va desarrollando de forma progresiva ya que implica la capacidad de comprender ideas que no tienen una presencia física tangible y que no se vinculan a momentos o situaciones concretas.

¿Qué caracteriza al pensamiento abstracto?
Hay una serie de aspectos muy característicos de los pensamientos abstractos, el primero y más obvio es que no se pueden percibir con los sentidos, como pasa por ejemplo con conceptos como justicia, igualdad, libertad, belleza, moral...
Permite identificar patrones y generalizar conceptos a partir de experiencias previas, a menudo se apoya en el uso de símbolos para representar conceptos como ocurre de forma muy clara en las matemáticas.
Implica la capacidad de razonar de manera lógica, de seguir secuencias de pensamiento que quizás no sean trasladables a una realidad física.
¿A qué edad se comprende el pensamiento abstracto?
Es evidente que el desarrollo cognitivo es un proceso individual por lo que no hay una edad que marque de forma universal el momento en el que nuestros hijos van a empezar a comprender y a manejar los pensamientos abstractos. La edad va a variar de un niño a otro.
La educación, las experiencias personales y la estimulación cognitiva son factores que influyen en el desarrollo más o menos temprano de la capacidad de un niño de manejar y entender este tipo de pensamientos y conceptos.
El psicólogo suizo Jean Piaget señalaba que generalmente esta etapa comienza en torno a los 11 - 12 años y se va desarrollando durante la adolescencia.
Es una etapa en la que los niños empiezan a entender conceptos y a realizar razonamientos abstractos e hipotéticos.
Lo que sí podemos hacer es fomentar el pensamiento abstracto de nuestros hijos para que puedan ir desarrollando fácilmente, habilidades cognitivas que les van a resultar muy útiles a lo largo de su vida.
¿Cómo fomentar el pensamiento abstracto en tu hijo?
El desarrollo del pensamiento abstracto es un proceso gradual por lo que es importante ser paciente y apoyar al niño durante este proceso de desarrollo y crecimiento.
- Trata de despertar su curiosidad natural. Es quizás lo primero y más importante. Anímale a hacer preguntas, a cuestionar su realidad, lo que le rodea, a explorar conceptos incluidos conceptos abstractos.
- Hazles preguntas abiertas, preguntas que provoquen respuestas que no se queden en lo más evidente, que necesiten de su imaginación y reflexión.
- Deja a mano rompecabezas o juegos de lógica, los juegos de mesa pueden estimular el pensamiento abstracto al desafiar a los niños a encontrar soluciones aplicando el razonamiento lógico.
- Fomenta la lectura, los libros siempre son unos grandes aliados. Libros que presenten conceptos abstractos, que hablen de ideas o planteamientos más o menos filosóficos y después habla con los niños sobre esos temas, lo que han entendido y lo que no.
- La expresión artística es una manera simbólica y visual de expresar ideas, emociones y sentimientos, conceptos muy abstractos e incluso simbólicos.
- La filosofía enfocada a los más pequeños es un enfoque educativo que precisamente busca desarrollar el diálogo y el pensamiento crítico sobre cuestiones abstractas. Hablar sobre dilemas éticos o morales también es una buena idea, planteando situaciones hipotéticas y comentando las decisiones que tomarían al respecto.
- Las matemáticas son también una herramienta para desarrollar el pensamiento abstracto de una forma natural.
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