Bote Botero: las reglas para divertirte con este popular juego

Esta alternativa al escondite es muy popular en Latinoamérica, donde se cambia la “casa” de este por un bote de aluminio que los escondidos deben patear para salvar a todo el grupo y ganar.
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Loss juegos tradicionales todavía tienen su espacio, afortunadamente, en los recreos y también en algunas clases de educación física en los colegios. Esos juegos con los que nos divertíamos cuando éramos niños, con los que también lo hicieron nuestros padres o abuelos. 

Niños jugando al escondite - iStock

Salir a la calle, correr y saltar, son pequeñas acciones que siguen divirtiendo a los niños como ya lo hacían antaño con generaciones como las de sus padres.

Los juegos de siempre es una temática que ya ha ocupado varias entradas en SerPadres, y con la que hemos añorado recuerdos de juegos que nunca pasan de moda como el escondite, la rayuela, el pilla pilla o el pañuelo, entre otros, pero nos dejamos alguno más desconocido, como es el caso de ‘Bote botero’, un juego el que habrás participado muchas veces en tu infancia pero que posiblemente no te suene por su nombre.

El 'bote botero' se trata de un juego muy popular en Latinoamérica, pero que también lleva años ocupando los patios del colegio de España, que combina el ejercicio físico con la habilidad de forma similar a como lo hace el escondite, por ejemplo. Con este juego guarda bastantes similitudes, de hecho.

Niños jugando - Getty Images

Mecánica del juego

No todas las reglas son iguales, eso sí, de ahí que sean distintos juegos. El arranque es el mismo, ya que de un grupo amplio de peques uno tiene que ligársela. Este tiene que depositar un bote de aluminio (o similar) en algún lugar fijo, que hará las veces de lo que en el escondiste se conoce como casa, el lugar en el que tiene que decir quien se la liga el nombre del compañero al que ha pillado escondido. Pues bien, en el ‘Bote botero’ esa casa es el bote de aluminio, el cual tiene que hacer sonar contra el suelo a la vez que pronuncia el nombre del niño al que ha localizado.

El bote no va con el niño que la liga, sino que se queda fijo en el mismo sitio durante todo el juego. De esta forma, está obligado a separarse de él si quiere encontrar a los demás jugadores y, en consecuencia, ganar la partida.

El problema es que al no proteger el bote, si uno de los escondidos corre y patea el bote antes de que pronuncien su nombre, salvará a todos sus compañeros. No hace falta en este caso gritar eso de “Por mí y por todos mis compañeros”, con la patada al bote ya se habrá acabado la partida.

Es, en definitiva, otra alternativa para pasarlo bien y al mismo tiempo potenciar el trabajo en equipo, la socialización, la solidaridad, la psicomotricidad, el ingenio y también la observación y la agudeza visual, además de promover el ejercicio físico, fundamental para cualquier ser humano.

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