No hay dos niños o niñas con altas capacidades iguales. Cada uno crece en un entorno distinto, con un ritmo particular, intereses propios y una forma única de ver el mundo. Sin embargo, y aunque cada historia es diferente, los expertos han desarrollado clasificaciones que nos permiten entender mejor cómo son estos menores y qué necesitan. Son perfiles que no encasillan, pero sí orientan: nos ayudan a acompañarlos de manera más adecuada y a crear contextos donde su potencial pueda florecer.
De la misma manera que existen distintos tipos de altas capacidades intelectuales —como te contamos en este texto sobre los cuatro tipos en los que se dividen las altas capacidades: precocidad intelectual, talento simple, talento complejo y superdotación—, también hay distintos tipos de niños y niñas con altas capacidades.
Así lo explican S. Alba de Mingo, Maque Salcedo y Blanca Santiago en su libro Altas capacidades. Comprensión y desarrollo del potencial, una guía accesible y actualizada. En el libro, las expertas en altas capacidades explican que, desde una perspectiva moderna, el concepto de altas capacidades se aleja de la idea rígida del “cociente intelectual alto” y se entiende como una cualidad diversa, evolutiva y muy influida por el entorno. No es una etiqueta cerrada, sino una posibilidad de desarrollo que puede quedarse estancada si el contexto no es estimulante, si falta acompañamiento o si se vive bajo una presión constante.

La clasificación de las altas capacidades
Buscando una forma clara de identificar los distintos perfiles que pueden existir dentro de este grupo tan heterogéneo, los expertos recurren a clasificaciones como la que propone la catedrática Luz Pérez, creadora del primer programa español de atención integral a alumnos con alta capacidad, y, junto a Carmen López, de un cuestionario específico para detectar altas capacidades en la infancia temprana (de 5 a 8 años).
En su clasificación, de la que se hacen eco las autoras en el citado libro, Pérez distingue cuatro perfiles que requieren una atención diferenciada:
- Brillantes / Alto rendimiento académico
- Despistados / Creativos
- Enfadados
- Adaptados

Niños y niñas brillantes: cuando las altas capacidades van de la mano del alto rendimiento
En esta pieza, profundizamos en el primer grupo: los niños y niñas con altas capacidades que, además, muestran un alto rendimiento académico. Y esto es importante matizarlo, porque no todos los menores con AACC sacan buenas notas ni disfrutan del colegio. Muchos se aburren en el colegio, se sienten fuera de lugar o incluso presentan problemas de conducta. Por eso es esencial identificar bien el perfil y adaptar el acompañamiento a sus verdaderas necesidades.
Estas son las características compartidas de este tipo de niños y niñas con altas capacidades:
Aptitudes/Conductas
Los niños y niñas brillantes destacan porque suelen buscar la aprobación externa. Son responsables, perfeccionistas, sacan buenas notas y tienen una exigencia interna muy alta. Son muy autocríticos. A simple vista, son “los que mejor se portan”, “los que todo lo hacen bien”, pero esa imagen puede ocultar inseguridades o miedos al fracaso.
Necesidades
A nivel emocional y personal, necesitan desarrollar autonomía, aprender a aceptar riesgos y tolerar errores, evitar el aburrimiento, conectar con sus emociones y, sobre todo, explorar las áreas que se les dan peor, no solo las que dominan. A menudo, su entorno —tanto escolar como familiar— les refuerza solo por sus logros, cuando lo que más necesitan es espacio para experimentar, equivocarse y crecer sin presión.
Aquí te contamos más sobre las altas capacidades y la baja tolerancia a la frustración.

Percepción
En cuanto a cómo los percibe su entorno, suelen ser queridos por sus profesores, admirados por sus iguales y aceptados por sus familias. Pero esa aceptación muchas veces se basa en sus resultados, no en quienes son realmente, lo que puede generar un vínculo frágil con su autoestima.
Apoyo familiar
Desde el ámbito familiar, es clave fomentar su independencia, respetar sus intereses (aunque no sean “útiles”), y ofrecerles oportunidades para abrirse a nuevas experiencias, relaciones y entornos. Se trata de acompañar, no de dirigir.
Apoyo escolar
Y desde la escuela, necesitan algo más que contenidos adicionales. Lo ideal es combinar aceleración (cuando se adapta a su madurez emocional) con enriquecimiento, permitirles tiempo para desarrollar sus intereses personales, trabajar con iguales en lo cognitivo, fomentar el aprendizaje autónomo y ofrecer mentoría y orientación personalizada.
Te recomendamos esta lectura extra sobre adaptaciones a las altas capacidades.
Referencias
- Mingo, S. A., Salcedo, M., & Santiago, B. (2023). Altas capacidades. Comprensión y desarrollo del potencial. Plataforma Editorial.