¿Recuerdas cuando bastaba con bajar al parque con un balón? Hoy, para muchos niños y niñas, jugar al fútbol, al tenis o practicar natación implica entrenamientos tres veces por semana, torneos de fin de semana, equipaciones personalizadas y cuotas de club. Y, detrás de todo eso, hay madres y padres que organizan horarios, hacen malabares financieros y acompañan a sus hijos con una implicación que va mucho más allá del simple “llevar y traer”, de esa vida de chófer que, a menudo, resulta agotadora.
Un estudio recién publicado en la revista científica Leisure/Loisir analiza a fondo este fenómeno. Con datos de casi 4.000 personas adultas en EE. UU., ofrece una radiografía inédita de cómo la implicación de los padres en el deporte infantil ha crecido en las últimas décadas, y de qué forma este compromiso se ve atravesado por la clase social, el nivel educativo y la cultura deportiva familiar.
Y sí: cuanto más comprometidos están los niños con el deporte, mayor es la implicación –y el sacrificio– de sus padres. Desde el tiempo hasta el dinero. El estudio no aplica al contexto español, pero si eres padre o madre de un niño o niña en los tiempos que corren, estamos seguros de que la referencia te va a parecer válida e interesante.

Detalles de un estudio novedoso
El trabajo lo firman Chris Knoester (Universidad Estatal de Ohio) y Chris Bjork (Vassar College). Utilizando los datos de la National Sports and Society Survey, los autores analizaron las respuestas de adultos que recordaban cómo sus padres participaron en su experiencia deportiva durante la infancia (de 6 a 18 años): desde si asistían a partidos hasta cuánto dinero invertían.
Las tres variables principales fueron:
- La frecuencia con la que los padres asistían a competiciones.
- El tiempo dedicado a tareas de apoyo (llevarlos, entrenar, organizar partidos…).
- El gasto familiar anual en deporte (inscripciones, viajes, equipación…).
La muestra incluía adultos nacidos entre los años 50 y 90, lo que permitió observar una evolución generacional clara.

Padres más presentes, pero también más exigidos
Los resultados de la investigación son claros: los padres actuales están mucho más implicados que los de generaciones anteriores. Los nacidos en los años 90 recuerdan una mayor presencia de sus padres en partidos y entrenamientos, así como un gasto económico considerablemente mayor que quienes crecieron en los 60 o 70.
Ese cambio no es casual. Según el estudio, tiene que ver con la consolidación de la llamada crianza intensiva: una idea que asocia ser buen padre o madre con invertir tiempo, energía y dinero en las actividades de los hijos. El deporte federado se ha convertido así en una vía para fomentar habilidades, relaciones sociales e incluso ventajas educativas futuras. Pero también en un campo cada vez más competitivo y costoso.

En los años 80 y 90, el deporte infantil empezó a profesionalizarse. Aparecieron ligas privadas, torneos clasificatorios, entrenadores personales y campus especializados. El estudio muestra que muchas familias comenzaron a ver en estos espacios una oportunidad para darles a sus hijos una “ventaja” frente al resto.
Sin embargo, este modelo ha creado nuevas desigualdades: las familias con mayores ingresos y niveles educativos tienden a implicarse más, gastar más y estar mejor posicionadas para apoyar carreras deportivas exigentes.
En cifras, según el estudio, los niños y niñas que jugaron en equipos escolares, clubes privados o en ligas federadas reportan niveles significativamente más altos de inversión económica por parte de sus familias. También más acompañamiento emocional y logístico.
Este contexto es similar en un país como el nuestro, donde es difícil para los niños y niñas, y más para los adolescentes, encontrar donde practicar un determinado deporte si quieren sumarse a una edad que, siendo muy joven, es demasiado tarde para el sistema del deporte base actual, donde priman las competiciones y clubes federados.

El estudio invita a la reflexión
El equilibrio es realmente difícil de encontrar, pero en muchos deportes se echan de menos opciones no competitivas o, al menos, no federadas, para que nadie se quede atrás, por cuestiones como la economía familiar o un cambio de gustos o prioridades, en algo que no deja de ser un hábito saludable, el de mantener una vida activa.
El estudio nos despierta, además, una serie de reflexiones, totalmente subjetivas, sobre el papel de los padres y madres en el deporte de sus hijos e hijas y su impacto en la crianza. Las compartimos a continuación: La implicación importa, pero hay límites saludables. Estar presente en la vida deportiva de nuestros hijos refuerza el vínculo familiar y su bienestar, pero no debe suponer una carga financiera o emocional insostenible.
- Evitar la culpa o la presión. No todas las familias pueden permitirse clases particulares, material técnico o torneos fuera de la ciudad. Eso no las hace menos válidas ni impide que sus hijos disfruten del deporte.
- El juego libre sigue siendo valioso. Aunque el estudio se centra en el deporte organizado, los expertos recuerdan que la actividad física no necesita siempre una estructura profesional para ser beneficiosa. El juego libre es una de las herramientas más interesantes y efectivas en el desarrollo infantil.
- El deporte no es una inversión de futuro, es una oportunidad presente. Algunos padres se implican con la esperanza de una beca o una carrera profesional deportiva. Pero el 80 % de los niños abandonan el deporte federado antes de los 18. Conviene preguntarse: ¿lo hace por placer o por presión?
En definitiva, el estudio no dicta reglas sobre cómo debemos criar, pero sí pone el foco en una realidad creciente: el deporte infantil ha dejado de ser una actividad lúdica y gratuita para convertirse, en muchos casos, en un esfuerzo familiar planificado, costoso y competitivo.
Es importante, como padres y madres, saber dónde estamos, qué recursos tenemos, y sobre todo, qué quiere realmente nuestro hijo o hija. Acompañar no siempre significa pagar más o estar en todo, sino saber cuándo apoyar, cuándo retirarse un paso y cuándo dejar simplemente… que jueguen.
Referencias
- Chris Knoester, Chris Bjork. Parental involvement in youth sports: historical trends and links to generational, socioeconomic status, sport culture, and youth sport commitment contexts. Leisure/Loisir, 2025. DOI: 10.1080/14927713.2025.2503183