En tiempos en los que los niños pasan más horas frente a pantallas que al aire libre, la pregunta “¿Qué pasa si los niños ya no juegan?” no es solo retórica, sino una alerta urgente. Ese fue el eje de la conferencia impartida por el filósofo y divulgador David Pastor Vico, el pasado 18 de marzo en Cinesa Proyecciones, Madrid.
La charla gratuita, organizada por Ser Padres y Sapos y Princesas, reunió a padres, docentes y profesionales de la infancia para reflexionar sobre la pérdida del juego libre y sus implicaciones en el desarrollo infantil y en el futuro de la sociedad.
El juego como motor del desarrollo humano
Durante su intervención, Vico remarcó que el juego es mucho más que una forma de entretenimiento: es una necesidad biológica, una herramienta de aprendizaje y un espacio de desarrollo humano integral.
La ausencia de juego infantil está conduciendo a una sociedad más deshumanizada. “El juego es un factor fundamental en el desarrollo humano. Si los niños no juegan, no son humanos completos,” dijo Vico a Ser Padres.
Su reflexión no parte solo del pensamiento humanista, sino también del respaldo científico. Diversos estudios han demostrado cómo el juego libre estimula funciones cognitivas complejas, fomenta la autonomía, desarrolla habilidades sociales y fortalece el pensamiento crítico.

Un mundo sin juego, un mundo con pérdidas psicomotrices
“Yo sé que esto duele mucho escucharlo, pero el no jugar conlleva una serie de pérdidas muy significativas. Desde pérdidas psicomotrices, de habilidades sociales, de pensamiento crítico, de relación con el mundo, de interacción, de imaginación,” comentó Vico.
Por ejemplo, durante la conferencia, Vico señaló cómo las estadísticas de niños con dislexia están aumentando. Más tarde añadió: “Sabemos que hay una relación en ciertos tipos de dislexia con la falta de psicomotricidad lateral. Si los niños no juegan, la psicomotricidad lateral no se desarrolla y aumentan esos tipos de dislexia. Nadie quiere eso.”
Todo esto lleva a otros problemas aparejados, como la falta de seguridad en sí mismos y la baja autoestima.
Una llamada a la acción desde la filosofía y la ciencia
Con su estilo directo y su habilidad para conectar la filosofía con la vida cotidiana, el conferencista planteó una reflexión contundente: el juego no es un lujo ni una simple distracción; es una necesidad vital, una herramienta evolutiva para el desarrollo emocional, cognitivo, motor y social.
“Si ya lo decía Aristóteles hace 2.300 años, todo conocimiento que se adquiere con el juego es un conocimiento que permanece”, comentó Vico uniendo ideas filosóficas poderosas como las de Platón y Aristóteles, quienes defendían el juego no forzado, natural, espontáneo y como fuente para descubrir las potencialidades del niño.
Así mismo, subrayó que el juego es la primera forma de pensamiento crítico: a través de él, los niños aprenden a resolver conflictos, asumir riesgos, tolerar y crear mundos posibles.

Infancias hiperprogramadas y pantallas omnipresentes
El evento también fue un espejo para las familias contemporáneas. Vico señaló cómo hoy los niños viven una infancia programada: rutinas rígidas, actividades estructuradas y dispositivos electrónicos reemplazan el juego libre, desplazando el tiempo que antes se dedicaba a correr, trepar, inventar y compartir con otros niños.
El filósofo recordó que jugar en la calle siempre ha sido gratis, mientras que otras actividades tienen un precio. Pero ahora, el miedo, la sobreprotección y la dependencia de las pantallas están empobreciendo el desarrollo infantil.
Mencionó un ejemplo claro: ¿Quieres enseñar a tus hijos sobre la tolerancia a la frustración? "Que jueguen con otros niños y quítate del medio", recomendó Vico, recordando las palabras de Platón sobre la capacidad de los niños para regular el juego. Por eso, lo mejor es darles espacio durante el juego. Es el mejor recurso que tendrán los niños para aprender a negociar, ceder, ganar y perder.
Más allá del entretenimiento: el juego como acto de resistencia
El evento dejó claro que el juego es una actividad esencial para el desarrollo infantil y un acto de resistencia frente a una sociedad hiperproductiva y digitalizada. A la vez, permite socializar y conocer a diferentes tipos de personas.
“Mientras más confiemos en los demás, más inteligentes serán nuestros hijos”, insistió el conferencista, aludiendo a la necesidad de una crianza basada en la confianza, no en el control absoluto.
La confianza en los otros permite abrir la mente, escuchar diversas ideas y conocer otras realidades. En ese sentido, Vico destacó que es la forma en que el niño entenderá que las diferencias entre las personas son normales, y que otros pueden ser felices viviendo de manera distinta. Este entendimiento más amplio del mundo, y la implicación vivencial-emocional con otras personas, potencia la inteligencia.
“Y alguien dirá: ‘sí, pero pueden aprender cosas malas’. Ya seremos nosotros los que tengamos que inculcar los valores como para que estimen que está bien y que está mal. Pero hay que abrir la posibilidad,” dijo Vico a Ser Padres.

El juego como vía natural de aprendizaje en la infancia
Diversos modelos educativos en el mundo —como los de Finlandia y otros países— han demostrado que el enfoque lúdico o gamificado en las etapas tempranas de la vida es una herramienta poderosa para el aprendizaje, mencionó el filósofo.
“No digo que haya que aprender todos jugando, pero sí hay momentos de la vida de desarrollo más infantil donde el juego es fundamental para aprender a contar, relacionarte con la naturaleza, para conocer a otros amigos, para conocer el entorno,” añadió Vico.
Mientras los adultos escuchaban, los niños jugaban
En un gesto simbólico pero poderoso, mientras los adultos asistían a la conferencia, los niños jugaron junto a monitores en una sala especial diseñada para el evento.
Como se recordó en varios momentos de la charla, una generación que no juega será una generación con menos recursos para afrontar la vida, ya que el desarrollo infantil requiere autonomía y libertad, no soluciones digitales que limiten su capacidad de explorar, equivocarse y crecer. De esta forma, los organizadores del evento dieron el ejemplo.

Reflexión colectiva y compromiso futuro
La conferencia fue un llamado urgente para revalorizar el juego como un derecho fundamental de la infancia, y para fomentar entornos donde los niños puedan explorar, aburrirse, ensuciarse, equivocarse y aprender sin miedo ni estructuras artificiales.
David Pastor Vico propuso acciones concretas para padres, educadores y responsables políticos, como:
- Reducir el tiempo frente a pantallas y fomentar juegos al aire libre.
- Crear espacios seguros de juego libre, sin intervención constante del adulto.
- Incorporar el juego como metodología continua, no como un hecho esporádico.
- Valorar el aburrimiento como semilla de la creatividad.
“La mejor estrategia es tocar a la puerta del vecino. Los niños están ahí y el juego es gratis entre ellos. Los mejores amigos son siempre totalmente de la vecindad, de nuestra cercanía.” Vico agregó que los padres pueden ayudar hasta cierta edad en este emparejamiento de juego: “eso no se hace con 12 años… donde los caracteres ya están muy marcados y donde el niño se va a sentir violentado. Esto se hace cuando se es chico y el niño ni siquiera es consciente de esta situación.”
Si aspiramos a una sociedad con personas más empáticas, creativas y con pensamiento crítico, el punto de partida es claro: debemos devolver a la infancia aquello que nunca debimos arrebatarle, el juego. Solo así construiremos un futuro más humano, libre y consciente.