El desarrollo del cerebro puede verse afectado por la exposición a determinados contaminantes durante el embarazo y la primera infancia

Impusaldo por ISGlobal, una entidad española, un estudio recién publicado advierte que hay contaminantes que pueden afectar al desarrollo del cebrero si hay exposición durante el embarazo o la primera infancia.
Retrato de un niño
Retrato de un niño (R.G.) - Retrato de un niño (R.G.)

Un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), la misma institución que promocionó una investigación en el año 2020 que halló una asociación entre la exposición a la contaminación atmosférica durante el embarazo con retrasos en el crecimiento físico en los primeros años de vida después del nacimiento, ha dado a conocer otro estudio recién publicado que apunta que la contaminación en embarazo e infancia puede afectar el desarrollo cerebral del feto y del menor.

En línea con los expertos de la Universidad de Harvard, que han demostrado la importancia del entorno en la salud de los niños, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) asegura que la exposición durante el embarazo y la infancia a ciertos contaminantes presentes en distintos contextos pueden tener un impacto negativo en el cerebro. Estos afectos, además, pueden persistir a lo largo de la adolescencia

En concreto, el estudio, titulado 'Exposición prenatal a la contaminación del aire y riesgo cardiometabólico y de crecimiento en niños en edad preescolar', señala que entre los contaminantes que pueden tener efecto en el feto y en la infancia están las partículas finas (PM2,5) y los óxidos de nitrógeno (NOx). 

La exposición a estos durante el embarazo y la infancia “se asocia con diferencias en la microestructura de la sustancia blanca del cerebro, y algunos de estos efectos persisten a lo largo de la adolescencia”, señala el ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa y responsable de este estudio cuyos resultados se han publicado en Environmental Research.

Una niña de ojos claros
Una niña de ojos claros (R.G.)

La contaminación, un problema de salud pública

Los investigadores destacan la importancia de abordar la contaminación atmosférica como un problema de salud pública, especialmente para las mujeres embarazadas y los niños.

“Cada vez hay más pruebas de que la contaminación atmosférica afecta al desarrollo neurológico de los niños, destacan desde el ISGlobal. Citan. Por ejemplo, estudios recientes realizados con técnicas de imagen que han analizado el impacto de los contaminantes atmosféricos en la sustancia blanca del cerebro, “la cual juega un papel crucial en conectar las distintas regiones cerebrales”, apuntan.

Estos estudios sin embargo, eran limitados. Por eso, el equipo liderado por Mónica Guxens, investigadora de ISGlobal, decidió profundizara más en este campo. “Pensábamos que seguir a los participantes durante toda la infancia e incluir dos evaluaciones de neuroimagen para cada niño arrojaría nueva luz sobre si los efectos de la contaminación atmosférica en la sustancia blanca persisten, se atenúan o empeoran”, apunta la científica.

El estudio que ha liderado Guxens ha analizado la información de 4.000 participantes seguidos desde el nacimiento a través del Estudio Generación R en Rotterdam, Países Bajos. Con esta muestra. Indican desde ISGlobal, “el equipo de investigación calculó el nivel de exposición a 14 contaminantes atmosféricos durante el embarazo y la infancia, en función del lugar de residencia de las familias”.

En concreto, de 1.314 niños y niñas, el equipo de investigadores utilizó datos de un escáner cerebral realizado hacia los 10 años y otro hacia los 14. De esta forma, pudieron determinar los cambios en la microestructura de la materia blanca.

Retrato de una niña pequeña
Retrato de una niña pequeña (R.G.)

Conclusiones del estudio

La conclusión fundamental del estudio recién publicado es que algunos efectos de la exposición a la contaminación persisten en la infancia y adolescencia, y otros disminuyen con el tiempo.

Sin entrar en detalles muy técnicos, que puedes consultar leyendo el estudio en detalle, el análisis describe que exposiciones a determinados contaminantes se asociaron con niveles más bajas más bajos de una medida denominada anisotropía fraccional, “que mide cómo se difunden las moléculas de agua dentro del cerebro”, explica ISGlobal.

La entidad que ha empujado este estudio explica que “en cerebros más maduros, el agua fluye más en una dirección que en todas, lo que da valores más altos para este marcador”. De hecho, la asociación persistió en la adolescencia, ya que se comprobó que era así en el segundo escáner. Esto, explican los investigadores, “sugiere un impacto a largo plazo de la contaminación en el desarrollo cerebral”.

En concreto, apuntan desde ISGlobal, “cada aumento del nivel de exposición a la contaminación atmosférica correspondía a un retraso de más de 5 meses en el desarrollo de la anisotropía fraccional”.

Una niña escribiendo
Una niña escribiendo

Por todo lo expuesto, los investigadores argumentan que el estudio sugiere que la exposición a la contaminación atmosférica a lo largo del embarazo y en los primeros años de la infancia puede tener efectos duraderos en la sustancia blanca del cerebro“Aunque el tamaño de los efectos sea pequeño, esto puede tener un impacto significativo a escala poblacional”, concluye la investigadora Mónica Guxens.

La experta defiende que el estudio que ha liderado “respalda la necesidad de unas directrices europeas más estrictas sobre la contaminación atmosférica, que se espera sean aprobadas en breve por el Parlamento Europeo”.

No es de extrañar que muchos especialistas destaquen precisamente la cuestión medioambiental cuando ponen en valor los beneficios de que un niño crezca en un pueblo pequeño.

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