Existe un mito o una creencia que afirma que según cómo sea la frecuencia cardíaca del bebé será niña o niño, lo que se traduce en que ayudaría a predecir qué género tendrá, incluso en el primer trimestre del embarazo. Así, según esta creencia, si el bebé tiene más de 140 latidos por minuto (lpm) será niña, y si se sitúa por debajo de 140 lpm, será niño.
El mito de la frecuencia cardíaca como predictor del sexo del bebé
¿Qué dice la creencia popular sobre los latidos del corazón?
A pesar de su popularidad, no existen estudios científicos que respalden esta teoría de manera concluyente. La frecuencia cardíaca del bebé puede variar significativamente durante el embarazo debido a diversos factores, como la edad gestacional y el nivel de actividad del feto. Estos cambios naturales en el ritmo cardíaco pueden llevar a interpretaciones erróneas cuando se intenta predecir el género del bebé exclusivamente basándose en los latidos del corazón.
Además, es importante recordar que la frecuencia cardíaca fetal es solo uno de los muchos aspectos que se monitorean durante los controles prenatales. Los profesionales de la salud utilizan esta información para evaluar la salud general del bebé, no para predecir su género. La ciencia médica actual no respalda la idea de que los latidos del corazón puedan determinar el sexo del feto.

Pero, ¿qué hay de cierto en ello? ¿Qué dice la investigación científica al respecto?
La verdad es que el corazón del bebé probablemente comience a latir en algún momento alrededor de la semana 6 de embarazo. En ocasiones, de hecho, puede ocurrir antes, posiblemente porque la concepción se produjo un poco antes de lo que originalmente se cree. Incluso puede ser posible ver y medir este maravilloso parpadeo de luz a través de un ultrasonido.
Poco después de la formación, el pequeño corazón tiene un ritmo que es similar a la frecuencia cardiaca de un adulto, entonces empieza a aumentar unas pocas pulsaciones por semana a partir de la novena semana. El corazón comienza a latir a un ritmo de alrededor de 80 latidos por minuto en torno a la quinta semana de gestación, y luego aumenta de forma constante a una media de 140-180 latidos por minuto en la novena semana.
Aún así, es posible encontrarnos con muchas opiniones acerca de muchas mujeres que aseguran que la frecuencia cardíaca bien pudo ofrecerles unas pistas acerca del sexo de su bebé incluso antes de que esto se pudiera ver a través del ultrasonido. Y de acuerdo a estas opiniones, la realidad es que los resultados, por lo general, son más bien mixtos. Algunas incluso han llegado a compartir que el niño tenía frecuencia cardíaca más elevada, y que la niña tenía latidos más bajos por minuto, cuando en teoría -si hacemos caso a este mito- debería ocurrir al revés.
Opiniones de las madres: ¿realidad o mito?
Muchas madres han compartido sus experiencias personales sobre cómo la frecuencia cardíaca de su bebé parecía coincidir con el género predicho por la creencia popular. Algunas afirman que el ritmo cardíaco más alto de su bebé resultó en una niña, mientras que otras sostienen que un ritmo más bajo correspondió a un niño. Sin embargo, estas experiencias son anecdóticas y no deben considerarse evidencia científica.
Las opiniones mixtas de las madres sobre la relación entre la frecuencia cardíaca y el sexo del bebé reflejan la naturaleza subjetiva de estas observaciones. Los resultados varían ampliamente y, a menudo, no coinciden con las expectativas establecidas por el mito. Esto sugiere que la frecuencia cardíaca no es un indicador fiable del género del bebé y que las coincidencias pueden deberse al azar.
En última instancia, aunque las historias personales pueden ser interesantes, es fundamental basar nuestras conclusiones en investigaciones científicas sólidas. La falta de evidencia concluyente que respalde la relación entre la frecuencia cardíaca y el género del bebé refuerza la idea de que este mito carece de fundamento científico y no debería utilizarse para tomar decisiones sobre el embarazo.
Fundamentos científicos de la frecuencia cardíaca fetal

Pero no hay estudios que demuestren de manera concluyente que la frecuencia cardíaca sea un indicador del sexo del bebé. De todas formas, la frecuencia cardíaca de su bebé probablemente variará de una visita prenatal a otra, en función de la edad del feto y su nivel de actividad en el momento de la visita.
En un estudio publicado en el año 2006 en la revista especializada Fetal Diagnosis and Therapy, los investigadores pudieron examinar un total de 966 ecografías realizadas a mujeres embarazadas, pero que tenían menos de 14 semanas de mgestación. Luego, este proceso se repitió nuevamente en el segundo trimestre, concretamente entre las semanas 18 y 24 de gestación, cuando el sexo del bebé ya podía determinarse mediante el ultrasonido.
No obstante, en este punto, únicamente 477 mujeres aún cumplían con los criterios del estudio. Y, de todos los embarazos registrados, 244 fueron niñas y 233 niños.
En este sentido, quizá debamos hacernos una pregunta: ¿la frecuencia cardíaca, entonces, pudo ayudar a predecir el género del bebé? Si nos atenemos a los resultados obtenidos, evidentemente se trata de un mito sin ningún tipo de fundamento científico. La media de la frecuencia cardíaca para los bebés varones en el primer trimestre fue de 154.9 lpm, y para las niñas fue de 151.7 lpm. Es decir, ocurrió absolutamente lo contrario a lo que afirma esta creencia. Y, como vemos, la realidad es que no se encontró una diferencia significativa entre las frecuencias cardíacas del niño y de la niña durante el embarazo.
El desarrollo del corazón del bebé: desde la semana 6 de gestación

El género del bebé se determina desde el mismo momento en el que el esperma se encuentra con el óvulo. Es decir, el sexo se establece de forma tan temprana como desde la concepción, incluso antes de que la mujer sepa que está embarazada. Eso sí, es cierto que los genitales no se desarrollarán durante algún tiempo, hasta que transcurran algunas semanas, pero la realidad es que el bebé heredará un cromosoma X o Y.
Por ejemplo, las niñas llevarán un patrón XX de información genética, mientras que el niño llevará un patrón XY.
Además, quizá te sorprenda descubrir que los genitales del bebé no se desarrollan de inmediato. De hecho, aún entre las semanas 4 y 6 de embarazo, los genitales de las niñas y niños se ven relativamente iguales en el ultrasonido, motivo por el cual aún no es posible determinar qué género tendrá. No será hasta las semanas 10 a 20 cuando empezarán a distinguirse.
No obstante, es bastante probable que el momento ideal para conocer el género del bebé sin ningún lugar para las dudas sea entre las semanas 18 a 20 de embarazo. Se puede diferenciar antes, entre las semanas 14-16, pero con seguridad, se realiza la determinación en la ecografía morfológica.
Cambios en la frecuencia cardíaca durante el embarazo
A lo largo del embarazo, la frecuencia cardíaca del bebé experimenta cambios significativos. Estos cambios son normales y reflejan el desarrollo y la maduración del sistema cardiovascular fetal. En las primeras etapas del embarazo, la frecuencia cardíaca aumenta rápidamente, alcanzando su punto máximo alrededor de la novena semana. Después de este pico, el ritmo cardíaco comienza a estabilizarse y puede variar entre 120 y 160 lpm, lo que se considera normal para un feto saludable.
La frecuencia cardíaca del bebé puede fluctuar de una visita prenatal a otra debido a varios factores. La edad gestacional, el nivel de actividad del feto y la salud general del embarazo pueden influir en el ritmo cardíaco. Por ejemplo, el feto puede tener un ritmo cardíaco más alto cuando está activo y un ritmo más bajo cuando está en reposo. Estas variaciones son normales y no deben interpretarse como un indicativo del sexo del bebé.
Además, es importante tener en cuenta que la frecuencia cardíaca del feto puede verse influenciada por factores externos, como la salud de la madre y su nivel de estrés. Por lo tanto, cualquier intento de predecir el género del bebé basándose únicamente en la frecuencia cardíaca es poco fiable y no está respaldado por la evidencia científica.
¿Es posible determinar el sexo del bebé por los latidos?
Estudios científicos: ¿qué dicen los datos?
La investigación científica ha explorado la relación entre la frecuencia cardíaca fetal y el género del bebé, pero los resultados no han sido concluyentes. Un estudio publicado en 2006 en la revista Fetal Diagnosis and Therapy examinó 966 ecografías realizadas a mujeres embarazadas con menos de 14 semanas de gestación. Los investigadores midieron la frecuencia cardíaca fetal y luego compararon estos datos con el género del bebé determinado en el segundo trimestre.
Los resultados del estudio mostraron que la frecuencia cardíaca promedio de los bebés varones fue de 154.9 lpm, mientras que la de las niñas fue de 151.7 lpm. Estos datos no respaldan la creencia popular de que un ritmo cardíaco superior a 140 lpm indica una niña y un ritmo inferior indica un niño. De hecho, los resultados fueron contrarios a la teoría del mito, demostrando que no hay una diferencia significativa en la frecuencia cardíaca entre los géneros durante el primer trimestre.
Este estudio, junto con otros similares, sugiere que la frecuencia cardíaca fetal no es un indicador fiable del sexo del bebé. La variabilidad en los ritmos cardíacos es normal y está influenciada por una variedad de factores, lo que hace que cualquier intento de predecir el género basándose en los latidos del corazón sea poco preciso.
¿Cuándo se determina realmente el género del bebé?
El género del bebé se determina en el momento de la concepción, cuando el esperma se encuentra con el óvulo. En ese momento, el bebé hereda un cromosoma X o Y del padre, lo que establece el sexo genético del feto. Si el bebé hereda un cromosoma X, será una niña (XX), y si hereda un cromosoma Y, será un niño (XY). Este proceso ocurre mucho antes de que la mujer sepa que está embarazada y es independiente de la frecuencia cardíaca fetal.
Aunque el sexo del bebé se determina genéticamente desde la concepción, los genitales no se desarrollan de inmediato. Durante las primeras semanas de embarazo, los genitales de los fetos masculinos y femeninos son indistinguibles en un ultrasonido. No es hasta las semanas 10 a 20 que los genitales comienzan a diferenciarse y pueden ser identificados mediante una ecografía.
El momento más fiable para determinar el género del bebé es durante la ecografía morfológica, que se realiza entre las semanas 18 y 20 de gestación. En esta etapa, los genitales están lo suficientemente desarrollados como para ser visibles en un ultrasonido, lo que permite una determinación precisa del sexo del bebé.
Métodos fiables para conocer el sexo del bebé
La ecografía morfológica: semanas 18-20 de gestación
La ecografía morfológica es una herramienta esencial en el seguimiento del embarazo y se realiza típicamente entre las semanas 18 y 20 de gestación. Durante esta ecografía, los profesionales de la salud examinan el desarrollo físico del bebé, evaluando diversos aspectos como el tamaño, la posición y la estructura de los órganos. Además, es en esta ecografía donde se puede determinar con mayor precisión el género del bebé, ya que los genitales están completamente formados y son visibles.
A diferencia de las teorías basadas en la frecuencia cardíaca, la ecografía morfológica ofrece una forma fiable de conocer el sexo del bebé. Aunque es posible detectar el género en ecografías anteriores, la ecografía morfológica proporciona un nivel de certeza más alto debido al desarrollo avanzado de los genitales. Este método es ampliamente utilizado en la práctica médica y se considera el estándar para la determinación del sexo fetal.
Es importante recordar que, aunque la ecografía morfológica es altamente precisa, siempre existe un pequeño margen de error. Factores como la posición del bebé y la calidad de la imagen pueden influir en la capacidad de determinar el género con certeza. Sin embargo, en la mayoría de los casos, este método ofrece resultados fiables y es la opción preferida por los profesionales de la salud.

Genética y cromosomas: el patrón XX y XY
La determinación del sexo del bebé está basada en la genética, específicamente en los cromosomas sexuales que hereda de sus padres. Cada persona tiene 23 pares de cromosomas, de los cuales un par determina el sexo. Las mujeres tienen dos cromosomas X (XX), mientras que los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y (XY). El sexo del bebé se establece en el momento de la concepción, cuando el espermatozoide del padre, que puede portar un cromosoma X o Y, se une al óvulo de la madre, que siempre porta un cromosoma X.
Este proceso genético es fundamental para comprender cómo se determina el género del bebé y por qué la frecuencia cardíaca fetal no está relacionada con el sexo. La genética es un campo complejo que abarca mucho más que los simples latidos del corazón, y es la base científica sobre la cual se establece el género del bebé. En resumen, la mejor manera de conocer el sexo del bebé es a través de métodos fiables como la ecografía morfológica y el análisis genético. Estos métodos proporcionan información precisa y están respaldados por la ciencia médica, a diferencia de las creencias populares que asocian la frecuencia cardíaca con el género.