Distorsiones cognitivas en adolescentes, ¿qué son y cómo podemos ayudarles?

Las distorsiones cognitivas en la adolescencia se dan de manera frecuente. Pero, ¿por qué pasa esto? ¿Cuáles son estas distorsiones? ¿Qué hacer ante esta situación? Te damos todos los detalles a continuación.
Distorsiones cognitivas en adolescentes, ¿qué son y cómo podemos ayudarles?

La adolescencia es una etapa del desarrollo significativa en donde se experimentan distintos cambios a nivel físico, emocional y cognitivo. Si sabemos que los adolescentes están en pleno proceso de desarrollo de habilidades complejas, ¿por qué hablamos de distorsiones cognitivas?

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En primer lugar, es importante saber lo que significa realmente una distorsión cognitiva: se trata de patrones de pensamiento distorsionados o sesgados que pueden afectar la forma en la que una persona percibe la realidad y cómo la interpreta. Hablamos entonces de pensamientos que todos podemos tener en nuestro día a día. Estas distorsiones son automáticas y no podemos evitarlas aunque sí podemos aprender a identificarlas para que cuando aparezcan podamos verlas y analizarlas con perspectiva y dejarlas ir. 

Cabe resaltar que no son exclusivas de los adolescentes, sino que pueden afectar a personas de todas las edades, pero estos patrones de pensamiento distorsionado pueden ser muy comunes en los adolescentes debido a los cambios importantes en su desarrollo cognitivo y el emocional.

Distorsiones cognitivas más habituales en la adolescencia

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Algunas de las distorsiones cognitivas más comunes en los adolescentes son:

  • Sobregeneralizar: esto es, sacar conclusiones de una situación determinada. Los adolescentes pueden generalizar experiencias negativas o eventos aislados y aplicarlos a todas las situaciones similares. Por ejemplo, si tienen una mala experiencia en una exposición, pueden concluir que nunca podrán ser capaces de exponer adecuadamente.
  • Filtraje negativo: es cuando el adolescente se fija solo en la parte negativa de las cosas descartando los aspectos positivos. Esto puede llevar una visión distorsionada de la realidad. Por ejemplo, discutir con una persona de tu grupo y pensar que todos son iguales que él.
  • Interpretación del pensamiento: se refiere a asumir que las otras personas piensan mal de ti. Los adolescentes a menudo asumen que saben lo que los demás están pensando o que los demás tienen intenciones negativas hacia ellos, incluso sin evidencia. Por ejemplo, pensar “mi profe no me ha felicitado, entonces no lo hice bien”.
  • Pensamiento en blanco o negro: los adolescentes tienden a ver las situaciones de manera extremadamente polarizada, pensando en términos absurdos de “todo o nada”, sin reconocer las sutilezas o las posibles soluciones intermedias. Por ejemplo “si no me llama este chico es porque me odia”
  • Personalización: esta distorsión cognitiva es cuando creemos que las acciones externas se deben a nosotros. “Se están riendo de mí seguro”, es uno de los pensamientos habituales en adolescentes relacionados con esta distorsión.

¿Qué podemos hacer ante ello?

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No es controlable la prevención de que aparezcan las distorsiones cognitivas en los adolescentes. No se puede trabajar en ello como sí puede hacer con otras cuestiones, pero sí se pueden vigilar y seguir para controlar que se van y no se convierten en un problema psicológico que puede llegar a ser grave.

Está más que demostrado que las distorsiones cognitivas pueden ser un agravante de la alteración emocional y por ello es muy importante, como padres, que conozcamos cuáles son más así habituales. Una vez detectadas, será posible trabajar en ellas a través de la comunicación y de todas aquellas vías que sean necesarias y eficaces, incluida la opción de ayuda psicológica externa, para intentar que desaparezcan.

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