Cada vez se habla y se escribe (nosotros lo hacemos) más de altas capacidades intelectuales. De cómo funciona el cerebro del 10% de la población que las tiene, de los muchos niños y niñas que están en colegios españoles sin identificar, de qué características son las más habituales en estas personas, cuáles son los distintos perfiles que hay definidos en base al conocimiento científico, etcétera. Sin embargo, hay otra cualidad en paralelo a las altas capacidades intelectuales que no es exclusivo para las personas que las tienen de la que se habla mucho menos. Es lo que el orientador educativo y educador social Rafa Dávila define como altas capacidades sociales.
Basta con hacer una búsqueda en Google para comprobar que no hay información sobre este término acuñado de forma brillante, a nuestro parecer, por el educador social, que además divulga sobre educación en sus redes sociales. Dávila, por altas capacidades sociales, hace referencia a esa cualidad que tienen algunas personas, no demasiadas, de ahí que resalte cuando se aprecia, especialmente en los niños, que les permite ejercer un liderazgo positivo sobre las personas de su entorno. Son líderes, referentes en su pequeña comunidad por el motivo que sea, pero no ejercen dicho liderazgo con superioridad.
Rafa Dávila pone un ejemplo muy concreto en el post divulgativo donde aborda el término de altas capacidades “sociales”. Cuenta que este verano acompañó una tarde al parque a su hijo, que se dispuso a jugar el típico partidillo tres contra tres con otros menores que había en la instalación en ese momento. En el grupo había dos niños mayores, “de 12-13 años”, que ejercieron de capitanes de los dos equipos.
Y a Dávila, que disfruta observando el juego como orientador educativo que es, tal y como él mismo reconoce, se percató de la actitud del niño que capitaneaba el equipo de su hijo. “Era un niño en el que se notaba que su máxima preocupación era pasarlo bien, que los dos jugadores de su equipo estuviesen a gusto, que estuviesen disfrutando”, explica Rafa Dávila.
Dice el experto en educación que este menor “se pasó todo el partido animando, con 12-13 años, y me llamó muchísimo la atención la capacidad que tenía para motivar y tener a gusto y divirtiéndose a sus compañeros de equipo que acababa de conocer”. Este niño es el ejemplo perfecto de lo que para Rafa Dávila son las altas capacidades “sociales”, que ni mucho menos se dan solo en niños con altas capacidades intelectuales —de hecho, es habitual que en estos niños y niñas existan dificultades a nivel social—.
Por ello, decimos nosotros en el titular de esta pieza que las altas capacidades sociales son una cualidad que todos los niños y niñas pueden desarrollar. Y es cierto que pueden estar predispuestos a desarrollarlas desde pequeños, pero influye mucho el entorno en el que crecen y cómo se comportan sus referentes en contextos similares.
De hecho, Dávila compara a este niño con altas capacidades sociales con el otro capitán de la pachanga, “un niño mucho más competitivo”, dice, que ejercía de un modo menos positivo su liderazgo.
Sí es posible que se dé en las altas capacidades intelectuales
Aunque, como decíamos, hay perfiles propios de las altas capacidades intelectuales donde existen dificultades sociales, las altas capacidades sociales de las que habla Rafa Dávila también se pueden dar en niños y niñas con altas capacidades intelectuales.
Lo deja claro en la leyenda de la interesante publicación en Instagram del educador social Beatriz Belinchón, especialista en altas capacidades intelectuales y divulgadora en la cuenta @hijos_con_altas_capacidades. “Qué bonito!!!! Ese capitán conseguirá de una forma natural “un equipo” motivado, que disfrute y dé lo mejor de cada uno porque está cómodo y a gusto…. Muchas personas con altas capacidades lo llevan de serie porque ven al resto como le gustaría que le traten a él y no como contrincantes, y saben dar su espacio y valor”, apunta Belinchón, que remarca además la “importancia” de observar el juego.

En la misma línea se manifiesta Elena, especialista en alta sensibilidad y altas capacidades y divulgadora en @tuvidaconsciente: “Destacar en empatía, capacidad de resolución de conflictos, comunicación y escucha activa, asertividad y diría también en compasión es sin duda un talento a reconocer y apreciar. [...] Esas habilidades podemos hallarlas en mayor o menor medida en niños y niñas con alta sensibilidad y en muchos niños con altas capacidades que además son niños altamente sensibles (NAS)”, apunta la experta. “La alta sensibilidad bien acompañada y apoyada puede facilitar el florecimiento y desarrollo de la alta capacidad social”, apostilla.