Por qué la sobreprotección es un enemigo de la felicidad para los niños, según los expertos

Sobreproteger a los hijos es un error que cometen algunos adultos pensando que están haciendo algo bueno para sus peques, pero lo cierto es que los expertos tienen claro que este hábito suele ir en contra de la felicidad de los niños. 
sobreprotección

Sobreproteger a los hijos es un error que cometen algunos adultos pensando que están haciendo algo bueno para sus peques, pero lo cierto es que los expertos tienen claro que este hábito suele ir en contra de la felicidad de los niños. «Algunos padres malinterpretan el amor y piensan que es mejor proteger a sus hijos de cualquier emoción desagradable, o intentan protegerse ellos mismos del dolor que supone verles sufrir», dice Silvia Álava, psicóloga y autora de ¿Por qué no soy feliz?.

Antes de profundizar en ello, es esencial definir a qué se refieren los expertos cuando hablan de sobreprotección a los niños. Lo explica el equipo de Itae Psicología: “La sobreprotección se define como un acto de cuidado excesivo”, apunta. La diferencia, el matiz, es este: “El acto de protección suele ser normal, natural, instintivo y necesario; ¿quién no ha corrido alguna vez para apartar a un niño que se dirige hacia un paso de peatones? Lo peligroso, es cuando este tipo de actitudes se repiten ante cualquier actividad que realiza el niño”, explican desde el gabinete.

Es peligroso porque puede tener consecuencias a medio y largo plazo que los peques no experimenten situaciones y, por ende, emociones, que tendrán que vivir en algún momento de sus vidas sí o sí. "Solemos creer que la vida es muy complicada y que ya tendrán tiempo de sufrir, mientras puedan que disfruten y que sean lo más felices posible. Sin embargo, cuando hacemos esto, no nos damos cuenta de que no estamos permitiendo a nuestros hijos aprender regular esas emociones y cuando aparezcan, estarán desprotegidos, no sabrán qué hacer. Y este es, sin duda, el origen de su infelicidad", argumenta Silvia Álava.

En este sentido, el equipo de Faros, el blog divulgativo del hospital infantil Sant Joan de Déu, se hace eco de una afirmación de Fernando Sarráis, psiquiatra y psicólogo por la Universidad de Navarra e investigador por la Universidad de Ottawa (Canadá) especializado en el ámbito educativo. “Sufrir forma parte de la vida”. Sarráis afirma, añaden desde el prestigio hospital, que “cuando educamos a nuestros hijos para que no sufran, estamos precisamente generándoles el miedo a sufrir”.

sobreprotección - Graham Oliver

Por ello, Sarráis insta a los padres a dejar sufrir los sus hijos. “Cuando hipertrofiamos a nuestros hijos para que no sufran, que no se sientan mal, lo más probable es que les estemos generando el miedo a sufrir. Y la única manera de sacar este miedo a las cosas que nos hacen sufrir es sufriéndolas. El miedo a hablar en público se supera hablando en público”, desarrollan al respecto el equipo del hospital.

La infelicidad, posible consecuencia de la sobreprotección

Las consecuencias de la sobreprotección dependerán de muchos factores, pero los psicólogos advierten de una larga lista de ellas. El equipo de Itae Psicología destaca las siguientes: “sentimientos de inutilidad y dependencia, miedos y conductas evitativas, dejarse manipular, poca iniciativa, pasividad y falta de tolerancia a la frustración”.

Y todo este cóctel de consecuencias negativas puede derivar en una cuyo alcance tiene un carácter más global, menos específico, que es muy temida por los padres y madres de niños y niñas pequeños: la infelicidad. "Para ser feliz no necesitamos cambiar las circunstancias de la vida. Necesitamos cambiar la forma de entenderla y de enfrentarnos a ella", asegura Silvia Álava, argumentando por qué no debemos evitar el sufrimiento a nuestros hijos a toda costa, por qué no debernos sobreprotegerles.

Desde el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona van un paso más allá. Haciéndose eco de las afirmaciones de Fernando Sarráis, defienden que “sufrir ayuda a ser feliz”.

Esta teoría la desarrollan de la siguiente manera: “Las personas que no saben sufrir tienen miedo a experimentarlo, y las personas con miedo entran en espirales muy negativas: mienten, ponen excusas, sienten frustración, ira, tristeza, envidia... Sentimientos que los alejan de la felicidad y del amor de quien los rodea, que es uno de los ingredientes claves para alcanzarla”, aseguran. 

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