Cuando una mujer está embarazada, como puede ser tu caso, es probable que tenga mucha curiosidad sobre la rotura de la bolsa amniótica. Un acontecimiento que coloquialmente conocemos como “romper aguas”. Se trata de un momento muy esperado por la mujer al final de su embarazo y que ha sido reflejado cientos de veces en películas. Pero, ¿por qué ocurre esto exactamente, qué se siente y qué se debe hacer?
Seguro que no es sorpresa para nadie, pero lo primero que debemos saber es que, durante el embarazo, el bebé se desarrolla dentro de un saco, fuente o bolsa membranosa que está rellena de líquido amniótico. Esto da protección al pequeño.
Cuando va a iniciarse el trabajo de parto o durante el mismo, las membranas se rompen. Es lo que se conoce como “romper aguas”. No obstante, a veces puede ocurrir que se rompan antes de comenzar el trabajo de parto como tal, y esto se le denomina rotura prematura de membranas. Se produce de manera espontánea antes de iniciarse las contracciones.
En este caso, puede que el médico decida estimular las contracciones uterinas antes de que comiencen por sí solas, lo que sería una inducción del trabajo de parto. Esto es porque si se tarda mucho en empezar el parto después de que se haya roto ya la bolsa, el riesgo de que la madre o el bebé contraigan una infección, aumenta. Asimismo, también puede suponer otras complicaciones como desprendimiento de la placenta o problemas con el cordón umbilical.
Por lo general, a la rotura de bolsa le seguirá el trabajo de parto si es que no se ha iniciado ya. Es decir, en la mayoría de veces implicará el inicio del parto.
¿Qué se siente si rompes aguas?
Lo cierto es que es al romper aguas, la experiencia suele ser diferente para cada mujer. Algunas de las sensaciones más típicas son las siguientes:
- Sensación de humedad en la vagina o periné.
- Fuga constante o intermitente de líquido de la vagina en forma de hilo.
- Chorro de líquido amarillo pálido o amarillo claro.
Si se rompe la bolsa: ¿qué tengo que hacer?
Debes pensar en qué momento de embarazo te encuentras:
- Si no has llegado a la semana 37, lo más recomendable es que acudas al hospital para que te indiquen como proceder después de hacerte las pruebas necesarias.
- Si llevas 37 semanas de gestación, fíjate en el color que presenta el líquido. Si fuera amarillento, verdoso o sanguinolento, acude al hospital, podría significar que el bebé ha defecado dentro de la bolsa y lo mejor sería iniciar el proceso de parto.
- Si has superado la semana 37, debes ir también al centro hospitalario, pero si te encuentras bien, puedes hacerlo más tranquila.
Será una vez allí en el centro cuando saldrás de dudas. Te harán las comprobaciones para asegurarse de que efectivamente se ha producido la rotura de la bolsa amniótica, si has empezado con la dilatación y si hay contracciones.
Si no hay contracciones, normalmente quedarás ingresada porque cuando se rompe la bolsa, lo más normal es que se inicien en las 24 horas siguientes. Si sí que las hay, básicamente comenzará la dilatación porque el parto ya estará en marcha.