Sí, nosotros, los adultos somos los responsables de que sean ellos los que aprendan. Las madres y los padres somos los responsables de la educación de nuestros hijos pero a poco que tengamos los ojos y los oídos abiertos, también son ellos, nuestros hijos los que nos enseñan a nosotros en muchos momentos.
Álvaro Bilbao, el conocido neuropsicólogo, compartía las cinco enseñanzas que dice que ha aprendido de y con su primer hijo. Solo con el primero.
Humildad
La primera enseñanza de su lista es la humildad.
Álvaro Bilbao reconoce que lo primero que le enseñó su primer hijo es a ser humilde, porque fue entonces, cuando le tuvo entre sus manos, cuando se dio cuenta de que le quedaba todo por aprender.
Es de sobra sabido que los niños no vienen con manual de instrucciones pero también es cierto que solo te lo crees al cien por cien cuando tienes a tu primer hijo delante.
Disponibilidad
La segunda enseñanza fue la disponibilidad absoluta.
Tener a tu primer hijo te coloca en una situación en la que nunca has estado antes y de la que nunca vas a salir después. A partir de este momento vas a estar siempre pendiente, siempre atento y siempre dispuesto a cubrir sus necesidades básicas. Y cuando decimos siempre, es que es siempre o por lo menos hasta que deje de depender de ti.
Amor
La tercera enseñanza que Álvaro Bilbao aprendió de su primer hijo fue el amor incondicional.
Un amor distinto, ilimitado, incondicional y protector. Un amor que te coloca en un lugar nuevo, en el que estás dispuesto a hacer cualquier cosa por cuidarle, por ayudarle, por protegerle.
Meticulosidad
La cuarta enseñanza que te regala tu primer hijo, según Álvaro Bilbao es la meticulosidad.
Con este primer bebé vamos a descubrir que somos meticulosos y rigurosos, que nos tomamos esto muy en serio, que medimos la temperatura de la bañera como si fuéramos a escaldar un centollo en un restaurante de cinco estrellas michelín.
Anotamos la hora de las deposiciones, la duración de las tomas y un largo etcétera de aspectos de la vida de nuestro primer hijo que no sabíamos que podríamos llegar a valorar tanto.
Después desaprenderemos lo aprendido pero eso nos lo enseñará nuestro segundo hijo.
Paternidad
Y la quinta y última enseñanza que Álvaro Bilbao confiesa que aprendió con su primer hijo fue a sentirse un buen padre.
No fue el primer día, esta enseñanza reconoce que llegó tras unos meses ejerciendo la paternidad y quizás sea una de las enseñanzas vitales más importantes y más generosas que no solo podemos, sino que debemos aprender.

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