El trastorno del espectro austista (TEA) es una condición que no es fácil de entender ni de explicar, por eso todas las herramientas que encontramos en este sentido son siempre bienvenidas.
Como estos tres libros, tres cuentos en los que se habla de personas con TEA, niños y niñas que se integran en los juegos y los hábitos de sus amigos, sus compañeros y su familia. Con sus peculiaridades, como las tenemos todos y sus características propias.
Tres cuentos que hablan realmente de la inclusión, de la atención a la diversidad, de la infancia y de la necesidad de sentirnos queridos y aceptados que tenemos todos los seres humanos, sin excepción.

María, la niña mágica en el mundo de las hadas
Este es el título del cuento que ha escrito Virginia Mota, una niña que estudia quinto de primaria y que ha contado la historia de su hermana María.
María tiene 7 años y tiene TEA, con este libro su hermana Virginia ha querido contar la historia de dos grandes amigas, casi su propia historia ya que para María, su hermana Virginia no es solo su mejor amiga sino también su “persona favorita en este mundo”.
Virginia quiere acercar el mundo del autismo no solo a los niños sino también a los adultos, un mundo mágico tal y como ella lo ve a través de los ojos de su hermana María.
“María ve cosas que nosotros no vemos, se pone a reír de nada y yo pienso que a lo mejor ve hadas y sus mascotas invisibles”, comentaba la pequeña autora en una de las presentaciones que ha hecho de este precioso libro.

¡Niña nueva en el parque!
Cristina Leyva es la responsable de la historia de este cuento y Rocío Martínez de las ilustraciones que dan color a esta historia de amistad entre una niña con TEA y un niño con muchas ganas de hacer nuevos amigos.
Con esta historia la autora, que además es editora en La Estrella Azul (el sello editorial de Autismo Ávila) ha querido sobre todo transmitir valores esenciales a todos los lectores que se acerquen a las 32 páginas de este cuento.
Perico y Violeta son los protagonistas de esta tierna y divertida historia de amistad y también de empatía, en la que además se muestra la realidad de los distintos tipos de autismos que puede haber y de la particularidad de cada una de las personas que tienen TEA.

El mundo de Claudia
Marina Fuertes es la autora de esta historia que se cuenta a partir del punto de vista de un niño que tiene una amiga que se llama Claudia. Claudia tiene TEA y a través de los ojos de su amigo, el libro pretende concienciar sobre la necesidad de ser más empáticos, de aprender a ponernos más en el lugar de los demás.
Marina Fuentes es maestra junto con Antonio Villadiego y Cristina Fierro, colaboradores en este libro. Los tres se embarcaron en este proyecto a partir de sus propias experiencias con sus alumnos, de hecho señalaban en una de las presentaciones que hicieron de “El mundo de Claudia” que “pueden ver reflejados los padres a sus hijos en esta historia.”
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