Los trastornos del lenguaje más comunes entre los tres y cuatro años

Hay alteraciones propias de la edad que se corrigen solas, pero otras necesitan ayuda para solucionarse. Aquí encontrarás los trastornos de lenguaje más comunes entre los tres y cuatro años.
Trastornos en el lenguaje

Muchos padres suelen preocuparse por lo que ellos consideran «problemas» en el lenguaje de sus hijos. Aunque cada niño evoluciona a su propio ritmo, saber qué es normal y qué no a esta edad puede ayudar a detectar precozmente retrasos y alteraciones del habla. Es muy importante descubrirlo cuanto antes, porque cuando los defectos del lenguaje son leves, puede bastar con la actuación adecuada de los padres; pero si existen trastornos serios, será necesaria la intervención de un especialista.

Trastornos en el lenguaje - Getty Images

No pronuncia correctamente algunos sonidos

Una de las alteraciones más frecuentes en el lenguaje infantil son las llamadas dislalias: el niño no pronuncia correctamente uno o varios sonidos del lenguaje (los omite o los sustituye por otros).

Hasta entrados los seis años, generalmente, no dominan la correcta producción de todos los sonidos del habla. Por eso, a los tres y cuatro años, no toda pronunciación incorrecta puede considerarse dislálica o retrasada. Con tres años es normal que simplifiquen las palabras complejas mediante mecanismos de «asimilación» (por ejemplo decir «fufanda» en vez de «bufanda»).

Sin embargo, puede considerarse retraso, y los padres deberán tomar medidas, si un niño de tres años presenta alguno de los siguientes errores:

Trastornos en el lenguaje - Getty Images

Tartamudea

En ocasiones, a los tres o cuatro años aparece el denominado tartajeo fisiológico. El niño actúa como si fuese tartamudo (a causa de ciertos bloqueos musculares, su expresión verbal se interrumpe por la repetición innecesaria de sílabas y/o palabras).

Sin embargo, a esta edad no suele tratarse de una alteración del lenguaje, sino de una etapa  normal en su evolución: el niño piensa más rápido y con mayor complejidad de lo que puede hablar. En estos casos, lo mejor es que aquellos que rodean al pequeño se comporten normalmente y no le angustien.

Un tartamudeo fisiológico no es un defecto y, por ello, no hay que intentar corregirlo. Si los padres lo detectan, deben seguir las siguientes pautas:

Cambia el orden de las sílabas

A los niños de esta edad les resulta difícil pronunciar en el orden correcto las sílabas de las palabras largas o que tienen mayor complejidad: dicen «cocholate» en lugar de «chocolate», «comolotora» o «mocolotora» por «locomotora», etc. Pero, si no existen otros problema asociados, tales inversiones de sílabas suelen desaparecer espontáneamente después de algún tiempo, una vez que cumplen los cinco años. Solo si las traslocaciones de sílabas persisten más allá de esta edad, o se resisten a los intentos de corrección, podremos hablar de un verdadero trastorno del habla. En este caso, habrá que acudir a un especialista.

¿Dislexia?

Propiamente hablando, solo existe dislexia cuando alguien muestra dificultades de lectura y escritura, y estas no se deben a retraso mental o a la falta de educación.

La causa de la dislexia suele encontrarse en sutiles trastornos del lenguaje oral. Las dificultades que se observan en la lecto-escritura del niño disléxico son las mismas por las que atraviesa el niño normal de forma transitoria mientras está aprendiendo a leer y escribir, solo que en el disléxico perduran más de lo usual. Por ello, la dislexia no se puede diagnosticar plenamente hasta los siete u ocho años.

Si detectamos en el niño inversiones de sonidos y problemas de pronunciación, debemos consultar con un logopeda cuanto antes.

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