Los primeros niños cuyas vidas fueron compartidas extensamente en redes sociales por sus padres han alcanzado la mayoría de edad en estos últimos años. Su generación, de manera por completo involuntaria han sido los primeros protagonistas del fenómeno conocido como "sharenting". Ahora que son mayores de edad, tienen su propia opinión sobre lo que les ha supuesto hacerse mayores bajo el escrutinio público del mundo digital, algo que quizás ha sido más complicado de lo que imaginaron incluso sus propios padres y madres.
Aquellos pequeños cuyas primeras sonrisas, pasos y travesuras fueron compartidos con miles de desconocidos en Facebook e Instagram, hoy son jóvenes adultos que enfrentan las consecuencias de una infancia documentada sin su consentimiento y en la que su privacidad se quedó olvidada en algún momento. Esta generación se encuentra en una posición única para evaluar el impacto del sharenting en su desarrollo personal y su percepción de la privacidad y son precisamente sus experiencias y sus opiniones en primera persona, las que están creando una nueva forma de entender qué es y por qué hay que proteger la privacidad de la infancia en la era digital. Son sus voces las que están creando conciencia en la sociedad y las que exigen prácticas más responsables por parte de los padres y las madres cuando usan sus redes sociales.

Inconsciencia por desconocimiento
Cuando el sharenting comenzó a ganar popularidad, muchos padres no eran en absoluto conscientes de los riesgos asociados a compartir información de sus hijos en línea. "Los padres y madres no tenían la información que ahora tenemos y, sin embargo, seguimos vulnerando la intimidad y privacidad de los niños", señala Natalia Díaz, conocida activista contra el sharenting. La psicóloga Begoña Albalat señala que uno de los factores que contribuyen a la persistencia del sharenting es el "sesgo de invulnerabilidad", que hace que las personas piensen que los riesgos no les afectarán.
Es decir, que subir una foto de tu hija o hijo a tus redes sociales no te parece peligroso porque crees que las cosas malas les pasan a los demás y no a la gente a la que quieres. No hace falta decir que esto es un error ¿verdad? De hecho, hace solo unos meses que la Ministra de Infancia y Juventud del gobierno de España, Sira Rego, ponía el foco en lo importante que es regular lo que hacen mucho los padres en fechas concretas como son las vacaciones escolares de sus hijos, es decir, compartir fotos y videos de los menores en sus redes sociales.
Porque antes no se sabía lo que era pero hoy se sabe perfectamente que el sharenting no es una práctica inocua, que expone a los menores a diversos peligros que pueden tener repercusiones a largo plazo, desde el robo de identidad a través de la información compartida, al acoso y la explotación utilizando imágenes y datos personales, pasando por un aspecto quizás más olvidado que es el del impacto psicológico sobre la autoestima y el desarrollo de la identidad personal de las niñas y los niños.
La toma de conciencia sobre estos riesgos ha llevado ya incluso a acciones legales. En España, ya se han dado casos donde padres han sido obligados a retirar fotos de sus hijos de las redes sociales tras demandas de sus exparejas o familiares. En Estados Unidos, algunos hijos de influencers han demandado a sus padres al alcanzar la mayoría de edad por la exposición de su infancia en redes sociales e incluso hijos de conocidos actores o actrices han pedido a su padre o a su madre que eliminara alguna foto publicada en su perfil de Instagram a través de un comentario público en esa misma red social, generando un debate entre los seguidores de su conocido progenitor.

La protección del menor
Aunque en España aún no existen leyes específicas sobre el sharenting, el marco legal general ofrece cierta protección. El abogado Felipe Mateo Bueno explica algo muy obvio y que sin embargo a veces parece que se nos olvida y es que "los niños son personas y, como tales, titulares de derechos, como el de la propia imagen, consagrado en el artículo 18.1 de la Constitución".
Por su parte, José Luis Vilaplana, abogado y consultor legal tecnológico, advierte sobre los peligros de la geolocalización y los metadatos en las fotos, que pueden revelar rutinas y domicilios de los menores. Peligros que van más allá de vulnerar la intimidad o la privacidad de los menores, peligros reales que muchas veces los adultos no les dan la importancia que tienen, peligros que antes se desconocían pero que ahora hemos oído en más de una ocasión ocupar las cabeceras de los informativos.
En cuanto a legislación, en Europa destaca Francia ya que fue el país pionero en aprobar una ley en 2023 en la que se exige el consentimiento parental para que menores de 15 años creen cuentas en redes sociales, en la que se obliga a las plataforma a verificar la edad del usuario y en la que se marca que debe existir una activación de sistemas que controlen el tiempo que pasan los menores en el entorno digital. Un año más tarde, incluyó en esa misma ley y de forma explícita, el derecho a la imagen del niño, lo que implica que los padres deben consultar al menor a la hora de difundir imágenes de sus hijos.
El desafío para la sociedad es encontrar un equilibrio entre el deseo natural de los padres de compartir momentos familiares y el derecho de los niños a la privacidad y a construir su propia identidad digital. Es innegable que como sociedad, debemos reflexionar sobre cómo nuestras acciones en línea pueden afectar el futuro de nuestros hijos y empeñarnos en crear un entorno digital más seguro y respetuoso para las próximas generaciones.
Referencias
- Antonio Gatto, Antonio Corsello, Pietro Ferrara. "Sharenting: hidden pitfalls of a new increasing trend– suggestions on an appropriate use of social media". https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC10809786/

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