El sobrepeso y la obesidad infantil son problemas crecientes en muchas partes del mundo, incluida España, y suponen un desafío no solo para la salud pública sino también para las familias. A menudo, los padres y madres no son plenamente conscientes de que sus hijos tienen un problema de peso, lo que dificulta tomar medidas para prevenir o tratar esta situación que a corto, medio y largo plazo va a tener consecuencias negativas para su salud.
Según el estudio Aladino 2023, el 36,1% de los niños españoles de 6 a 9 años tiene exceso de peso, y un 15,9% padece obesidad. Estos datos reflejan una realidad preocupante, agravada por percepciones equivocadas y hábitos poco saludables en el entorno familiar.
Es verdad que este mismo estudio y también el estudio Pasos 2022, señalan una ligera disminución en las tasas de sobrepeso infantil en España, pero la prevalencia sigue siendo alarmante. En niños de 6 a 9 años, la obesidad alcanza casi el 20% en comunidades como Castilla y León, mientras que regiones del sur de España muestran cifras aún más elevadas. Además, el ensanchamiento de la brecha socioeconómica sugiere que las mejoras se concentran en las familias con mayores ingresos, dejando a los más vulnerables en una posición aún más precaria por lo que crecer en una familia con pocos recursos aumenta el riesgo de obesidad infantil entre los más pequeños.
A nivel global, la obesidad infantil ha sido calificada por la OMS como la epidemia del siglo XXI. En Reino Unido, por ejemplo, este problema cuesta al sistema de salud más de 8.000 millones de euros al año, y las autoridades sanitarias apuntan directamente a los padres como responsables clave.

El impacto del sobrepeso infantil en la salud
El sobrepeso en los niños no es un problema meramente estético; se asocia con graves riesgos para la salud a corto y largo plazo.
Según el doctor Fernando Zárate, médico adjunto de Pediatría de los Hospitales Quirónsalud Sur y Quirónsalud Toledo e investigador de la UPM, "hasta un 50% de los adolescentes con obesidad es resistente a la insulina, y un 10% tiene hígado graso". Además, el sobrepeso infantil aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades metabólicas, cardiovasculares y problemas psicológicos relacionados con la presión social que se sigue ejerciendo sobre las personas que tienen obesidad o sobrepeso.
La infancia y la adolescencia son etapas críticas para establecer hábitos saludables. Se estima que el 8 de cada 10 niños con obesidad serán adultos con la misma condición si no se interviene. Esto subraya la necesidad de prevenir desde etapas tempranas, considerando factores como la alimentación, la actividad física, el sueño y el bienestar emocional.
¿Por qué los padres no perciben que hay un problema?
Muchos padres consideran que el peso de sus hijos es normal, incluso cuando no lo es. Esta percepción errónea puede estar influida por diversos factores:
- Normas sociales cambiantes: En sociedades donde el sobrepeso es común, los estándares de lo que se considera "normal" se distorsionan.
- Falta de información: Solo un pequeño porcentaje de progenitores tiene conocimientos claros sobre lo que constituye una dieta equilibrada, según investigaciones realizadas en Reino Unido.
- Hábitos familiares poco saludables: La ingesta de ultraprocesados, el exceso de calorías y el sedentarismo son hábitos que, muchas veces, comienzan en el hogar.
Un dato especialmente revelador es que en Reino Unido, más de un tercio de los padres pone porciones excesivas de comida a sus hijos y muchos insisten en que terminen todo el plato, promoviendo un consumo desmedido de alimentos.
¿Cómo pueden los padres ser parte de la solución?
El entorno familiar juega un papel central en la prevención del sobrepeso y la obesidad infantil. Predicar con el ejemplo es esencial para fomentar hábitos saludables en los niños. Algunas estrategias clave incluyen:
- Mejorar la percepción: Es importante que los padres sean conscientes del peso y la salud de sus hijos. Consultar regularmente con pediatras puede ayudar a identificar problemas a tiempo.
- Promover una dieta equilibrada: Priorizar alimentos frescos y naturales, limitar los azúcares y ultraprocesados, y enseñar a los niños la importancia de comer de manera consciente.
- Fomentar la actividad física: Reducir el tiempo frente a pantallas y animar a los niños a participar en actividades al aire libre o deportes. El uso de pantalles es un motivo del "inaceptable" índice de obesidad infantil en España según señalan distintas organizaciones de profesionales de la salud.
- Cuidar el sueño y el bienestar emocional: Un sueño adecuado y una buena gestión del estrés son fundamentales para la salud integral de los niños, está demostrado que dormir mal es una causa de obesidad infantil que se relaciona con patologías graves incluso.
- Educación nutricional: Acceder a información veraz sobre alimentación saludable puede empoderar a las familias para tomar mejores decisiones.

Alimentación y estilo de vida: claves desde los primeros días
Los primeros años de vida, incluidos los 1.000 días que abarcan desde el embarazo hasta los dos años de edad, son cruciales para prevenir problemas como el sobrepeso y la obesidad. La calidad de la dieta materna antes y durante el embarazo, así como los hábitos alimenticios introducidos en la primera infancia, tienen un impacto directo en la salud futura de los niños.
Por ejemplo, el peso de la madre antes del embarazo y factores ambientales, como la exposición a productos químicos, también influyen significativamente, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Por lo que promover una alimentación basada en alimentos frescos y naturales, reducir los azúcares y ultraprocesados, e incorporar hábitos de actividad física y buen descanso desde edades tempranas puede marcar la diferencia entre un peso saludable y otro que no lo es. Sin embargo, esto no siempre es sencillo, especialmente en familias con menos recursos económicos o acceso limitado a información y alimentos saludables.
El sobrepeso infantil no es solo un problema individual, sino un reflejo de las dinámicas familiares, las desigualdades sociales y los entornos en los que crecen los niños. Si bien los padres tienen un papel crucial, también es necesario un esfuerzo coordinado entre las escuelas, los sistemas de salud y las políticas públicas para garantizar que todas las familias, independientemente de su nivel socioeconómico, tengan acceso a recursos y educación para fomentar hábitos saludables.
En última instancia, abordar este problema requiere un cambio cultural y de percepción: reconocer que el sobrepeso no es normal y que prevenirlo desde el inicio de la vida es el mejor regalo que podemos hacerles a nuestros hijos.
