Casi 22.000 seguidores en su cuenta de Instagram siguen y comentan los consejos que esta neuropediatra comparte con ellos. Muchos de estos consejos tratan precisamente del cerebro de los y las adolescentes y muchos otros más los encontramos en su blog en el que comparte también intervenciones, charlas y entrevistas que le han hecho en congresos y ponencias a los que asiste con asiduidad.
“La adolescencia no es una etapa homogénea, uniforme, en la que todo sucede por igual” al inicio de esta etapa, los chicos y las chicas sienten más miedo, algunos rechazan mucho a los padres pero no se llegan a ver aún suficientemente autónomos. Si hasta ahora teníamos clara la importancia de la paciencia a la hora de educar a los niños, en la adolescencia aún más.
Es innegable que la adolescencia es una etapa de cambios que se producen de forma mucho más brusca que en las etapas anteriores que ha ido viviendo el niño o la niña a lo largo de su desarrollo y como es lógico “para toda esta transformación el cerebro necesita mucha energía.”
Adolescencia: comer y dormir
“El adolescente come mucho porque, lo que sucede en su cuerpo, son procesos biológicos que necesitan combustible; y después, para que se consoliden, precisa dormir”, añade la doctora Mas.
Eso explica que nos encontremos con que nuestros hijos han evolucionado a “jóvenes que comen y duermen mucho” más de lo que lo habían hecho hasta ahora. Siempre hemos sido conscientes de la importancia de una alimentación saludable, ahora que están en la adolescencia es aún más importante lo que comen los adolescentes y aunque los estudios científicos siempre nos han insistido en el hecho de que es fundamental que los niños duerman bien para cuidar su salud tanto física como mental y quizás ahora tengamos la sensación de que duermen mucho pero lo hacen a deshora.
Precisamente esa peculiaridad la señala la doctora Mas porque “sus horarios no son igual que en el adulto” por culpa de las hormonas sexuales que aumentan su volumen en el torrente sanguíneo precisamente por la noche, lo que hace que se desvelen con facilidad y tengan cambiado sus ciclos de sueño.
“Todos estos cambios les impiden pensar con claridad, ven las cosas con mucha emoción” lo que les puede empujar a comportarse de una manera imprudente porque el “control radica en la corteza prefrontal, que a su edad, no ha acabado de desarrollarse todavía.”
Para la doctora Mas, tal y como explica y comenta en su blog y en sus redes sociales, durante la etapa de la adolescencia “el cerebro vive una revolución terrible” de la que no son culpables únicamente las hormonas que están más o menos disparadas, sino por la propia manera en la que se está configurando el cerebro de nuestro adolescente.
La doctora Mas tiene claro que la adolescencia se caracteriza por ser “una etapa de tomar decisiones importantes en las que se pueden equivocar. Hay un montón de cambios a nivel del sistema analítico que tienen que volver a encajar porque vienen de un razonamiento muy lógico propio del niño pequeño.”
Entre tantos cambios además, están viviendo otra novedad y es que es en esta etapa en la que “necesitan saber qué es lo que les gusta” según explica la doctora María José Mas responsable de la puesta en marcha de la primera unidad de Neuropediatría de la provincia de Tarragona. Es una etapa en la que es fundamental que aprendan la importancia de la perseverancia de cara a su propio desarrollo como individuos.
En “reconstrucción”
“Todo lo que se había construido durante la primera década de vida se remodela” durante los pocos años que dura la adolescencia.
“Por un lado aparecen las hormonas y, por otro, es una época de inseguridad, de mucho rechazo a la familia” porque como ella misma explica, el adolescente ha llegado a la conclusión de que tiene “la misma inteligencia que un adulto, piensan que son más listos que sus padres solo que les falta experiencia.”
Puede que chicos y chicas presenten algunas semejanzas durante la adolescencia, como por ejemplo la necesidad de dormir o de comer más de lo que han hecho hasta ahora, pero es una etapa que se desarrolla de manera distinta entre ellos y ellas.
“Los chicos tienen picos de testosterona que les da mucha fuerza” lo que les lleva a tomar decisiones imprudentes en algunas ocasiones, según explica la doctora Mas y en el caso de las chicas “buscan ser la líder de un grupo a nivel emocional. Esta es la biología aunque luego el entorno lo modifique”.

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