Barrio Sésamo es uno de los programas de televisión para todos los públicos más longevos de la historia de la televisión. Sus contenido han entretenido y ayudado a aprender a muchas generaciones de niños y niñas, algunas de ellas ahora formadas por personas adultas con hijos e hijas pequeños a los que transmiten su pasión por el universo creado por el psicólogo experimental Lloyd Morrisett y la educadora infantil Joan Ganz Cooney.
Uno de esos padres adultos criado con Barrio Sésamo es el escritor y guionista Jorge Corrales, famoso por sus hilos en X (antes Twitter), donde ilustra y divulga sobre Berlín, ciudad en la que residió, historia, cine y también televisión.
En uno de los últimos hilos vitales que ha publicado, Corrales comparte una anécdota poco conocida de Barrio Sésamo que es el pretexto perfecto para darnos una lección a los padres de las generaciones actuales: la importancia de ser sinceros y honestos con los niños y niñas.
Cuenta Jorge Corrales que Barrio Sésamo nació con dos objetivos: “enseñar a los niños herramientas para su vida diaria… y no tomarlos por tontos”. Por este motivo, que en aquella época no era tan habitual —era la época de las historias ficticias como los niños y las cigüeñas—, “no plantearon un mundo únicamente infantil, sino que mezclaron dos mundos: el adulto y el de las marionetas”, agrega el escritor.
El mundo infantil que refleja desde hace más de medio siglo Barrio Sésamo (Sesame Street en su nombre original) combina la imaginación y la creatividad de las marionetas y los cuentos, de la ficción, con los problemas de la vida real de sus personajes de carne y hueso. “El programa quería mostrar esa extraña mezcla, ese balance entre esos dos mundos y crear un camino para que se entendieran”, indica Jorge Corrales. “Y lo encontró donde menos lo esperaba”, el personaje de Mr. Hopper, agrega.

El detalle de Barrio Sésamo del que sacar una lección para la crianza
Mr. Hopper era el vendedor cascarrabias de la tienda de Sesame Street durante sus primeras trece temporadas. Interpretado por el actor Will Lee, era muy querido tanto dentro como fuera de la pantalla. “Por eso, toda la producción se quedó en shock cuando un 7 de diciembre de 1982, Will murió de un ataque al corazón”, dice Jorge Corrales.
Después de llorarlo varios meses, los creadores de Barrio Sésamo tuvieron que decidir qué hacer con su personaje. Y su decisión, algo poco habitual cuando se trataban temas trascendentales como la muerte con la infancia, fue decir la verdad. Le explicaron a los niños que Mr. Hopper había muerto.
Para hacerlo, cuenta en el hilo viral Jorge Corrales, eligieron al emblemático personaje Big Bird. “El pájaro tan grande en su disfraz como inocente en sus inquietudes”, dice de él el guionista. Hay que tener en cuenta, añade Corrales, que fue un personaje creado para representar al segmento más joven de la audiencia, el de 3 a 5 años.
Once meses después de la muerte del actor, Barrio Sésamo inauguró temporada con el capítulo 1839: ‘Farewell Mr. Hopper’. “Grabado para ser emitido el día de Acción de Gracias, el de más audiencia del año”, puntualiza Jorge Corrales.
Para trasladar la muerte del vendedor, grabaron una escena en la que Big Bird entrega a los adultos de Carme y hueso un retrato de cada uno de ellos. Big Bird, al repartirlos, busca a Mr. Hopper para darle el suyo y entonces uno de los personajes adultos le recuerda que ha fallecido. “Entonces se lo daré cuando vuelva de la muerte”, responde Big Bird en esa escena icónica del programa.

Esta escena, describe Jorge Corrales, “es devastadora porque nos damos cuenta de que el niño que vive dentro de nosotros tampoco lo entiende”. “Aquí los actores se quebraron y empezaron a llorar, no porque lo pusiera en el guion, la emoción era real”, cuenta el guionista.
Big Bird no entendía por qué Mr. Hopper no volvería por mucho que se lo explicaban los adultos. “La escena termina cuando Big Bird comprende que Mr. Hopper vivirá solo en sus recuerdos, pero que eso también es bonito porque tiene una forma de recordarlo. Como el dibujo que ha hecho”.
1759935834902364672Ese dibujo cuelga en el decorado de la serie 40 años después de la muerte de Mr. Hopper, el personaje con cuyo fallecimiento Barrio Sésamo nos da una lección a los padres de distintas generaciones de hace casi medio siglo, una lección que sigue vigente: los niños no son tontos, digámosles la verdad.
El dibujo, por cierto, explica Jorge Corrales, lo realizó el propio actor que interpretaba a Big Bird. “Provocó una avalancha de cartas de padres agradecidos por poder explicarles a sus hijos la pérdida de una abuela o un amigo”, concluye.