Hasta ahora, la evidencia científica apuntaba en una misma dirección con respecto al uso de los móviles en los colegios e institutos: cuanto más se limite su uso, mejor. Prueba de ello es que gobiernos como el de la Ca Comunidad de Madrid regulará por ley el uso de móviles y tabletas en los colegios e institutos a partir de 2025 y que en la prohibición del móvil en los colegios funciona en Murcia a tenor de los resultados publicados por el Ayuntamiento.
Además, solo hay que es VAR un vistazo al mapa de España de la prohibición de los teléfonos móviles en las aulas de los colegios e institutos para comprobar que los últimos pasos de las instituciones caminan hacia la prohibición o limitación del móvil en los espacios educativos. Sin embargo, no todas las voces refuerzan estas decisiones: un estudio reciente concluye que apenas tiene impacto prohibirlos en clase desde el punto de vista académico. Eso sí, no habla de facilitar su uso, sino de limitarlo a todos los ámbitos y horas del día.
Los estudiantes que asisten a escuelas que prohíben el uso de teléfonos durante la jornada escolar no necesariamente experimentan una mejor salud mental y bienestar. Esta es la conclusión, grosso modo, del primer estudio mundial al respecto.
Publicada en la revista Lancet Regional HealthKit Europa con el título ‘Políticas telefónicas escolares y su asociación con el bienestar mental, el uso del teléfono y el uso de las redes sociales (SMART Schools): un estudio observacional transversal’, la investigación de la universidad de Birmingham financiado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención (NIHR) concluye que prohibir los smartphones en el aula no impactan positivamente en el rendimiento académico del alumnado.

En el citado estudio han participado 1.227 estudiantes de 30 escuelas de toda Inglaterra. 20 de ellas, un 66%, aplicaban ya en el momento de la investigación distintas normativas restrictivas con los móviles inteligentes en sus aulas e instalaciones. Las otras 10 escuelas tenían políticas permisivas —el año de los datos del estudio es 2023—, en las que se podía usar el teléfono durante los descansos, el almuerzo o en las áreas exteriores. En estas últimas, el alumnado utilizaba el móvil entre 4 y 6 horas al día:
En cuanto a la edad, hay que tener en cuenta que otros estudios hablan de que la mayoría de los menores recibe su primer móvil a los 12 años aunque sus padres crean que no es la edad adecuada. Por lo que no estamos hablando solo de alumnado de cursos avanzados de secundaria o de bachillerato.
El alumnado participante en el estudio inglés, explica la universidad de Birmingham, “proporcionaron datos sobre el uso de teléfonos inteligentes y redes sociales y una variedad de resultados de salud mental, bienestar y otros”.

La clave es limitar su uso en todos los ámbitos
Conviene aclarar que el estudio no recomienda dejar de prohibir o limitar los móviles en el aula, pero sí demuestra que el motivo para llevar a cabo estas políticas restrictivas en los centros educativos no puede ser su impacto en el rendimiento académico, porque este no existe.
“Las prohibiciones de teléfonos inteligentes en las escuelas llevaron a una ligera disminución en el uso de teléfonos (de aproximadamente 40 minutos) y redes sociales (aproximadamente 30 minutos) por parte de los estudiantes en la escuela, pero el estudio sugiere que el impacto es pequeño y que las políticas escolares que prohíben el uso recreativo de los teléfonos no llevaron a una reducción significativa en el tiempo total dedicado al uso de teléfonos y redes sociales”, expone al respecto la universidad de Birmingham, institución académica a la que pertenece el equipo científico que forma el estudio.
La profesora Miranda Pallan, coautora principal del artículo, destaca que el estudio “sugiere que las políticas escolares no son la solución milagrosa para prevenir los efectos perjudiciales del uso de teléfonos inteligentes y redes”.

En opinión de dicho equipo, es importante extender las políticas de uso de los teléfonos móviles “fuera de la escuela, a lo largo de todo el día y toda la semana”, indican. La Dra. Victoria Goodyear, coautora principal del estudio, incide en que su equipo ha encontrado “un vínculo entre pasar más tiempo con los teléfonos y las redes sociales y peores resultados, con peores resultados en materia de bienestar mental y salud mental, menos actividad física y peor sueño, menor nivel educativo y un mayor nivel de comportamiento disruptivo en el aula”.
Por ello, la doctora Goodyear asegura que “no debemos centrarnos únicamente en las escuelas, sino que debemos tener en cuenta el uso del teléfono dentro y fuera de la escuela, a lo largo de todo el día y toda la semana”.
Para la doctora Miranda Pallan, el estudio “muestra que las políticas restrictivas sobre el uso recreativo de los teléfonos en las escuelas (como las aplicadas en Francia, donde se ha prohibido el uso del móvil en los colegios) no conducen a mejores resultados entre los estudiantes, pero que abordar el uso general del teléfono debería ser una prioridad para mejorar la salud y el bienestar entre los adolescentes”.
En este sentido, puedes consultar algunas piezas de interés para gestionar el uso de pantallas en casa por parte de tus hijos e hijas. Por ejemplo, el parking para móviles en casa, o esta pieza sobre las seis pautas innegociables de una psicóloga para que los niños no se pasen el día pegados a las pantallas.