15 formas sencillas de estimular a tu bebé que funcionan de verdad (palabra de pediatra)

El cerebro de tu bebé es una esponja y por ello, para aprender, solo necesita que le ofrezcamos la posibilidad de experimentar. Te damos 15 ideas prácticas para ayudarle a descubrir el mundo y mejorar su neurodesarrollo.
bebé jugando

En muchas ocasiones pensamos que para poder estimular a nuestro bebé es necesario que escuche música clásica, que aprenda a leer lo más pronto posible, que aprenda un idioma cuanto antes…pero esto no es lo realmente necesario para un crecimiento sano y feliz.

El movimiento y la estimulación son los únicos alimentos que necesita su cerebro, y su mejor herramienta de aprendizaje... ¡somos nosotros! En casa, sin preparación especial, podemos ayudar a nuestro bebé a sentar una buena base sobre la que reposará todo lo que aprenda después. El primer año de vida es una etapa crucial ya que nunca después adquirirá tantos conocimientos en tan poco tiempo ni tan importantes para su desarrollo.

Como todos los bebés del mundo, viene de serie con una serie de reflejos primitivos que le empujarán a gatear cuando toque, a sentarse y ponerse erguido cuando esté preparado... Nosotros solo tenemos que acompañarle en ese proceso, y ofrecerle un entorno seguro donde desarrollar sus capacidades. Su cerebro es una esponja y, para aprender, solo necesita que le ofrezcamos la posibilidad de experimentar y que le animemos a descubrir el mundo por sí mismo. Cuanto más rectos e inflexibles seamos, más difícil será que el bebé se desarrolle adecuadamente.

bebé jugando - Yuri Arcurs peopleimages.com

¿Qué podemos hacer para estimularle de forma adecuada?

1. Lactancia materna

Ya sabemos que la leche materna es lo mejor para su cuerpo, pero además, también es perfecta para el adecuado desarrollo cerebral. Los bebés nacen con un número determinado de neuronas que tienen que conectarse entre sí. Los ácidos grasos que están presentes en la leche materna ayudan a este proceso. Además, cuando le damos de mamar, al cambiarle de pecho estamos favoreciendo la simetría corporal. De ahí que se recomiende alternar el lado de la toma también cuando toman biberón.

Desde el nacimiento hasta que se desee

2. Tocarle mucho

Los bebés vienen de un medio acuoso y cerrado y tienen que aprender a saber cuáles son los límites de su cuerpo: dónde acaban ellos y dónde empieza el mundo, básicamente.

Cuando les masajeamos, se despiertan los receptores externos que les hacen darse cuenta de dónde están. Antes de las tomas y tras ellas es adecuado acariciar el cuerpo para activar estos receptores y ayudarles a relajarse.

De 3 a 6 meses

3. Juegos de imitación

Los bebés están deseando comunicarse con nosotros, desde el minuto uno. ¿Acaso no nos responden sacándonos la lengua cuando nos ven hacerlo a nosotros? El bebé va identificando a las personas que componen su círculo de confianza, ve que esas personas hablan, observa cómo abren la boca y producen sonidos, cómo acompañan los gestos de la cara al mensaje... Es una primera comunicación no verbal, que se completará cuando respondamos a sus grititos y gorjeos y los animemos a imitarnos. En todo este proceso son fundamentales las llamadas neuronas espejo que hacen que los bebés imiten por naturaleza el gesto que ven sus ojos.

De 3 a 6 meses

4. ¡Al suelo!

Sobre los 9 meses puede que empiecen a gatear (hay niños que no lo hacen y pasan de estar sentados a de pie sin pasar por el gateo) pero a partir de los 4-6 meses podemos ponerlos en el suelo y que descubran lo que les rodea. Inicialmente se quedarán en la misma posición que los hemos dejado, pero poco a poco empezarán a girar sobre sí mismos y se desplazarán buscando los estímulos que les rodean. Es importante que les ayudemos con los estímulos externos para que busquen su origen y se desplacen hacia él.

De 4 a 9 meses

5. ¡Movimiento, por favor!

Todos los papás aprenden instintivamente que el balanceo, los movimientos rítmicos, ayudan a calmar al bebé. La constancia en determinados movimientos genera rutas, conexiones cerebrales que le ayudan a predecir qué va a pasar a continuación. Es lo mismo que cuando le atendemos en cuanto nos reclama: “Lloro y mamá viene enseguida”, pensará.

De 0 a 3 meses

6. Una casa a su medida

Durante el primer año, la casa se adapta al bebé y no al revés. El hogar en el que vive un bebé en desarrollo debe de ser un hogar seguro en el que pueda moverse con total libertad sin tener que estar pensando constantemente en si existe riesgo o no para el bebé. Lo mejor es mantener fuera de su alcance todo lo que sea peligroso o se pueda romper (podemos ir enseñándole qué lo es, dejando el objeto prohibido a su alcance para que aprenda que no lo puede tocar, pero que sea la excepción).

De 9 a 12 meses

7. Cerca del corazón

Si nuestro bebé es de los que se dejan envolver (hay otros que se agobian y no soportan no poder mover los brazos), resulta muy conveniente alternar periodos de libertad, por ejemplo, solo con el pañal, con otros en los que, ya sea envuelto en una toquilla o mantita en el carrito o con nosotros en el fular, vuelva a la seguridad del útero materno.

Llevarlos envueltos también desarrolla el tono muscular, porque los bebés hacen pequeñas presiones al intentar moverse y buscar los límites del espacio, pero no debemos abusar de estas costumbres ya que les pueden agobiar con facilidad.

De 0 a 3 meses

8. Mucho por investigar

No necesitan cacharros sofisticados, pero sí objetos de diferentes texturas, materiales o grosores. Pueden ser telas, cordones, tuppers, botellas de plástico, tapas, un palito, una hoja... Deben tener diferentes agarres, desde objetos grandes, como una pelota de trapo que vaya a manejar con la palma entera, a objetos pequeñitos que pueda coger con los dedos (para ayudarle a desarrollar el movimiento de pinza). Será muy importante el uso juguetes de madera poco complejos y que no tengan miles de luces en su interior.

De 6 a 9 meses

9. Pista de obstáculos

Al iniciar el desplazamiento es importante que tengan ciertas “dificultades” para así poder trabajar mejor la coordinación, la visión espacial y la propia seguridad. No es necesario tener la habitación totalmente despejada, sino que podemos utilizar tablas de equilibrio o triángulos de aprendizaje para que aprendan a levantarse y a subir rampas.

De 9 a 12 meses

10. No sólo le tienes que hablar, cántale

La música ayuda a un adecuado desarrollo cerebral y no tiene que ser música clásica ni nada en concreto. No hay nada mejor que las canciones cantadas por mamá o papá que además les recuerdan a su infancia. Si además de cantar utilizamos instrumentos musicales el coctel de estimulación es fantástico.

De 0 a 9 meses

11. Juega conmigo

Aunque nuestro pequeño esté hecho un auténtico aventurero, hay ciertos juegos que no puede llevar a cabo sin nuestra colaboración: el aserrín aserrán, el caballito, guerra de cosquillas, el avión... Con todos estos juegos de movimiento desarrolla la musculatura, el equilibrio, disfruta con cierto nivel de peligro controlado... y algo no menos importante: cuando nos reímos juntos, los lazos se estrechan, la familia se hace más fuerte, construimos recuerdos.

De 9 a 12 meses

12. Experimentar con la comida

En cuanto empiezan a probar distintos tipos de comida, es bueno dejarles que experimenten con ella. Si ya se sostiene sentado, puede ser uno más en la mesa familiar, sentado en su trona o en nuestro regazo. Se sorprenderá con todos esos nuevos sabores, olores y texturas, mejorará la motricidad fina al coger la comida con sus deditos y, lo más importante, asociará la hora de comer con un momento feliz junto a papá y mamá.

¿Quién no ha oído hablar de Baby-Led Weaning o BLW? Este sistema busca estimular al bebé desde el inicio de la alimentación complementaria y ha demostrado que mejora la masticación, la elección de más variedad de alimentos además de mejorar la motricidad fina y la gestión del circuito hambre/saciedad. No dudes en probar esta opción, pero debes consultar con tu pediatra si tu bebé está preparado para ello.

De 6 a 9 meses

13. Proponerle retos

Los bebés tienen un montón de juguetes desde que nacen, pero ellos no necesitan tantos. El buen juguete es el que supone un reto, el que le da la oportunidad de ensayar, hacer algo y conseguirlo. Por eso es mejor agotar cada juego y, cuando lo haya conseguido, ir introduciendo otros que le supongan nuevos desafíos. Ojo, tiene que ser un reto asumible. Aunque es importante que empiecen a desarrollar tolerancia a la frustración, si el nivel de dificultad no está adaptado a su momento, no será interesante para él (es mejor guardar el juguete y ofrecérselo cuando haya avanzado más). Lo mismo pasa con los libros. Un bebé no necesita más de cinco cuentos. No quiere variedad. Quiere repetirlos, predecirlos, darse cuenta de lo que él sabe. Luego, los cambiaremos por otros cinco que serán sus favoritos del momento.

De 9 a 12 meses

14. Retransmitirle la jugada

Por la calle, "¡mira, un camión!", en el baño: “ahora te voy a lavar el piececito, ahora las manos...”. Explicándole las cosas, le ayudamos a descubrir el mundo, a que le vayan sonando las palabras cotidianas y, además, al contarle lo que vamos a hacer en cada momento, él anticipa lo que va a pasar, lo que le da seguridad.

De 0 a 9 meses

15. Aprendiendo a gatear y caminar, “juego libre”

Cuando los niños empiezan a gatear el siguiente paso es que se sujeten y se eleven por sí mismos. Lo ideal es que dispongan de un sitio en el que apoyarse y que puedan rodear, evitaremos los correpasillos y sobre todo los andadores. Tienen que ser ellos los que se inicien en la marcha y sobre todo de forma segura (los andadores están rodeados de peligros). Está bien que les llevemos nosotros de la mano, pero cuando les dejamos solitos y ellos toman la iniciativa, se favorece su autonomía y su autoestima. El mensaje es: "Tú explora, que yo estoy aquí para tenderte una mano cuando lo necesites”.

De 9 a 12 meses

Recomendamos en