¿Quién no ha pronunciado alguna vez un sonoro “Hoooola mi amor” al ver a su bebé? Lo que parece una muestra de ternura sin más, tiene una base científica sólida: alargar las vocales no solo capta la atención del bebé, sino que también le ayuda a entender cómo funciona el lenguaje. Y ahora la ciencia ha confirmado, además, que los adultos —madres y padres— hacemos espontáneamente este hábito de hablar a los bebés alargando las vocales.
A algunos que ya peinamos canas, la forma peculiar que tenemos los adultos (unos más que otros) de hablar a los bebés nos recuerda a aquella película de 1989 que sigue siendo un clásico de la comedia de Hollywood de la época: ‘Mira quién habla’. Para muchos es inevitable pensar, cuando hablamos a un bebé, en el protagonista de la película, y qué pensará cuándo les hablemos de esa manera, que no deja de estar repleta de cariño, por otro lado.
Bromas aparte, la ciencia también se ha interesado por un hábito que es cultural, y que curiosamente está extendido por todo el mundo, el de hablar a los recién nacidos de una forma concreta. La característica más común es la de alargar las vocales.
Una revisión científica publicada en Psychological Bulletin por Lovčević, Benders, Tsuji y Fusaroli (2025) lo ha confirmado con datos: la exageración acústica de las vocales en el habla dirigida a bebés (infant-directed speech) existe, se da de forma espontánea. Pero el hallazgo principal va más allá: el hábito mejora su percepción fonética y puede facilitar la adquisición del lenguaje.
Este tipo de habla, más melódica, con vocales más largas, claras y exageradas, se da espontáneamente entre madres, padres y cuidadores en todo el mundo. Pero hasta ahora, no estaba del todo claro si esta peculiar forma de hablar tenía un efecto directo en el desarrollo lingüístico. El nuevo estudio ofrece una respuesta clara.

Los beneficios de alargar las vocales al hablar a bebés
El equipo internacional de investigadores ha realizado una revisión multimétodo y metaanalítica, lo que significa que analizaron resultados de numerosos estudios previos, incluyendo diferentes diseños metodológicos, idiomas y culturas. El foco fue uno muy específico: cómo se exageran las vocales (por ejemplo, en “maaaamá” o “bueeeno”) cuando un adulto se dirige a un bebé.
Reunieron datos acústicos y perceptivos para evaluar si esta exageración facilita que los bebés distingan mejor los sonidos del habla. Según los autores, este tipo de vocalización hace más evidentes las diferencias entre los sonidos vocálicos, lo que ayuda a los bebés a afinar su oído lingüístico, incluso antes de empezar a hablar.

El estudio incluyó muestras de más de una docena de lenguas, múltiples edades de bebés, e incluso distintos tipos de cuidadores. Y los resultados muestran de forma consistente que las vocales exageradas son una señal acústica clave en el habla dirigida a bebés, con un efecto medible en su aprendizaje fonético.
Es decir, más allá de que lo hagamos de manera casi involuntaria, natural, no se queda en anécdota: detrás de hablar a los bebés alargando vocales hay un beneficio real para ellos, según esta investigación.

El hábito facilita un aprendizaje esencial del lenguaje
Este hallazgo tiene implicaciones directas para la crianza. Cuando los adultos exageran las vocales al hablar con bebés —ya sea diciendo “¡Beeenoooo!” o “¡Guaauuu, qué ricooo!”— están facilitando un aprendizaje esencial en el desarrollo del lenguaje: cómo suenan y se diferencian las vocales en su idioma materno.
El estudio indica que estas exageraciones ayudan al bebé a construir una representación más clara de los sonidos del habla. Y eso, en términos prácticos, se traduce en una base más sólida para desarrollar el habla, entender palabras y luego formar frases.
Por tanto, lejos de ser una forma ridícula de hablar, el habla infantilizada con vocales alargadas es una estrategia evolutiva y pedagógica que ha demostrado ser eficaz en muchas culturas. Es parte de ese diálogo intuitivo que padres y madres construyen desde el primer día de vida, y que estudios como este ahora validan científicamente.

Esta investigación se conecta con otros contenidos de Ser Padres que abordan cómo el entorno familiar tiene efectos profundos en su desarrollo en general —incluyendo cómo se habla, se canta o se juega con el bebé—, y de forma específica, en el desarrollo del lenguaje.
Referencias
- Lovčević, I., Benders, T., Tsuji, S., & Fusaroli, R. (2025). Acoustic exaggeration of vowels in infant-directed speech: A multimethod meta-analytic review. Psychological Bulletin. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/bul0000479