Cuando era niño, había épocas del año en las que tenía los sábados completos: partido de fútbol por las mañanas y cumple por las tardes. Primero, parque de bolas. Más mayor, bolera y recreativos o cine más cena. Y siempre, sin excepción, mis padres llevándome en coche hasta que tuve la suficiente autonomía y edad como para viajar en transporte público. Nunca lo valoré lo suficiente… hasta que he sido (bi)padre. ¡Alguien tiene que regular los cumpleaños infantiles!
Me explico. Si no ponemos un límite, 25 fines al año estarán ocupados con fiestas de cumpleaños de compis de tu hijo o hija. Si tienes dos, 50. Y a eso añádele la de sus primos, sus amigos de la "urba" y, si me apuras, las fiestas de cumple que se celebran en los parques cuando hace bueno, esas en las que tu peque se cuela cuál ave rapaz a comer y trincar globos de agua. Que no es el único que lo hace...
No salen las cuentas con las fiestas de cumpleaños infantiles. Lo primero, porque te quedas sin días de ocio. Cómo para llevarse mal o no conocer a los padres de los amigos de tus hijos, ¿verdad? Y lo segundo, porque económicamente también se nota en el bolsillo salvo que se fije un regalo conjunto que abarate la inversión.
Por eso, yo, que estoy empezando a vivir en mis carnes qué es tener una agenda social de presidente del Gobierno por la cantidad de cumples infantiles que se acumulan al tener dos hijas pequeñas, propongo regularlos. No es broma.
Autorregulación entre familias
No hablo de que el Estado o el gobierno autonómico de turno regule las fiestas infantiles por ley. Pero sí por la autorregulación dentro de las clases, entre las familias. Y de todo lo que de momento he probado a través de mis dos hijas, lo que mejor veo que funciona son los cumples infantiles trimestrales de clase.
Se divide el año en cuatro trimestres, y los que cumplen en esos tres meses celebran juntos sus cumpleaños en la misma quedada. El lugar lo eligen los peques y las familias, que además compran ellos el regalo para tu hijo o hija, aunque luego se les entrega por parte de sus compis y amigos. Las familias de los invitados, a cambio, pagan el plan a sus respectivos hijos e hijas. El parque de bolas, las colchonetas, la bolera o la merendola si es al aire libre. Es un win-win de manual.
Aprovechad la idea en educación infantil
Eso sí, os advierto, por si no lo habéis probado en vuestros respectivos coles, que el invento funciona como un reloj de 3 a 6 años, en el segundo ciclo de Educación Infantil. He comprobado que a partir de primero de Primaria, a los peques ya no les encaja tanto.
Se lo pasan bien, claro, pero quieren su fiesta de cumpleaños en exclusiva. Y entonces tenemos un problema, porque a las fiestas individuales se añade la trimestral, que no se quita porque hay peques que todavía no lo celebran solos.
Pero bueno, esto ya os llegará ese momento. mientras tanto, si están en educación infantil vuestros peques, probad el invento del cumpleaños infantil trimestral. Creo que me lo vais a agradecer…
