No, no hay un patrón homogéneo e inalterable que delimite cuantas horas de sueño necesita un niño en cada momento de su crecimiento, nos ayudaría mucho pero no existe por mucho que lo busquemos pero todas sabemos de la necesidad de que los niños duerman bien porque es fundamental para su cerebro.
Las necesidades de sueño varían continuamente y de forma considerable en ocasiones. Lo que sí puede darnos una pista de que quizás haya un problema es cuando de forma recurrente vemos que a nuestro hijo o hija le cuesta conciliar el sueño y mantenerlo a lo largo de la noche, si notamos que se siente cansado y somnoliento durante el día cuando no toca. Esos comportamientos lo primero que nos tienen que alertar es sobre si hay un problema en la higiene del sueño o en los hábitos que hemos establecido cuando llega el momento de dormir.

El testimonio de Lucía Galán en primera persona, nos confirma que es un problema que puede aparecer en cualquier momento y en cualquier familia. Ella comenta que su “hija pequeña nació mientras mi hijo mayor, con 20 meses, aún se despertaba al menos 3-4 veces en la noche”.
En una situación así de complicada ¿qué hizo ella? pues lo que hacemos todas las madres y los padres, como ella misma reconoce “repetí errores, solucioné algunos. Leí todo aquello que caía en mis manos con respecto al sueño, consulté, probé, experimenté, estudié, estudié mucho, lloré y sobre todo, sentí.”
A qué llamamos problemas del sueño
Según lo definen desde la Escuela de Salud del el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona, llamamos problemas o trastornos del sueño cuando se presentan dificultades para dormir o para permanecer dormido, cuando el niño o la niña se quedan dormidos en momentos inadecuados, cuando tienen demasiado sueño o incluso cuando se presentan conductas anormales durante el sueño.
Estamos hablando de que un tercio de los niños, niñas y adolescentes, sufren de estos problemas que afectan a su sueño, en algún momento de sus vidas. Además, los problemas relacionados con la salud mental como puede ser la depresión, la ansiedad, la bipolaridad, el autismo o los TOCs, pueden interferir a la hora de conciliar y mantener el sueño como señala la Dra. Wendy Nash, psiquiatra en el Central Park Psychiatry de Nueva York y hay estudios que señalan que el sueño infantil y el TDAH también están relacionados.
Cómo mantener una correcta higiene del sueño
Hablar de higiene del sueño, para el doctor Ramón Ugarte, pediatra y coordinador del Grupo de Sueño de la AEPap, es hablar de todas aquellas actividades que promueven y ayudan a un buen desarrollo del sueño, cuando esa higiene del sueño no es la correcta puede ser porque estamos desarrollando actividades que impiden o limitan el buen desarrollo del sueño al interrumpir o alterar su normal funcionamiento.
Por eso es conveniente seguir algunas pautas que hagan que la higiene del sueño sea la más correcta posible:
- El dormitorio tiene que ser un sitio que invite al descanso, en el que se pueda dormir con una temperatura agradable y oscuridad, sin dispositivos electrónicos o pantallas que puedan alterar el ciclo de sueño y vigilia.
- Procura que la hora de ir a la cama sea más o menos la misma todos los días, incluidos los fines de semana.
- Evita las bebidas que puedan ser excitantes cuando se acerca la hora de acostarse.
- No es recomendable hacer ejercicio o mantener una actividad física intensa cerca de la hora de dormir porque esto puede dificultar la conciliación del sueño.
- Las siestas para los niños son necesarias y aportan importantes beneficios pero hay que tener cuidado de que no se acerquen peligrosamente a la hora de dormir cuando llega la noche.
- Procura que la cantidad de líquido que se toma cerca de la hora de ir a dormir sea demasiado grande porque sentir la necesidad de ir al baño será un motivo para interrumpir el sueño.
- Mantener la rutina de leer antes de dormir puede ser muy eficaz para bajar el ritmo, para controlar el estrés y para empezar a relajarse para facilitar el sueño.
- Algunos padres y madres se animan a probar con “el ruido blanco” para que sus bebés duerman mejor y también tienen muchas recomendaciones las “mantas con peso” que ayudan a los niños y no solo a los bebés a conciliar mejor el sueño y mantenerlo más tiempo.
La doctora Wendy Nash señala que cuando estas medidas no tienen el efecto deseado es conveniente buscar el asesoramiento del pediatra del niño o la niña para buscar algún “problema subyacente” que a nosotros se nos escape como pueden ser los efectos secundarios de algún medicamento, por ejemplo.

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